/ domingo 8 de marzo de 2020

No las oigo, no las escucho, no las veo, no existen

El ignorar significa no hacer caso de algo o fingir no tener conocimiento del tema. A las personas les es más fácil ignorar que hacer frente a su responsabilidad, evadiendo y careciendo toda ética. Dice un adagio popular, “el prometer no empobrece”.

Se viven tiempos difíciles en nuestro país, como jamás a lo largo de nuestras vidas lo habíamos vivido. Pocos tienen trabajo, no hay liquidez, no hay medicinas, los enfermos aumentan y está cobrando vidas el desabasto de medicamentos; el dolor de los padres que tienen hijos con cáncer que los ven morir en sus brazos, sin poder hacer nada, pues el medicamente que el Estado les proporcionaba, y es la obligación del mismo suministrarlo, de la noche a la mañana se los quitaron. Oigo pero no escucho, veo y me consta pero no me interesa; así piensan y actúan nuestras autoridades.

La inseguridad provoca desconfianza, el sector vulnerable no únicamente son las mujeres, hoy también son las niñas y los estudiantes, el grito de ¡ya basta! está en las escuelas, instituciones y comercios. Hoy quienes se arman de valor son las mujeres y las estudiantes, que son acosadas, atacadas o asesinadas.

Se escucha decir que las mujeres son unas exageradas, que son ellas las provocadoras, que son las culpables, aparte de señalar que son revoltosas, mitoteras, grilleras y lo peor sucede que entre las mismas mujeres se violentan. Lo vemos en redes, no preguntamos ¿por qué entre ellas pasa esto? ¿Por qué existe machismo entre las mujeres?, porque así las educaron; es difícil desmontar toda una educación patriarcal y machista que viene de siglos en hombres y mujeres.

Nos queda claro que las mujeres despertaron, se quitaron el miedo y la pena, y salen a las marchas demandando sus derechos, que ya conocen y que los marcos jurídicos las protegen, además de exigir un alto a la violencia y los feminicidios, porque están hartas de que no pasa nada, de ser una estadística más de feminicidio, maltrato.

Analizando estas olas del feminismo, en este momento está en la cúspide para avanzar hacia arriba, a las mujeres ya nadie podrá detenerlas. Sin temor a equivocarme, “la revolución de las mujeres ha comenzado”, están dispuestas a todo. La sociedad y las autoridades han gestado un caldo de violencia total, con su indiferencia, “no las oigo, no las escucho, no las veo, no existen y no me interesa”, poniendo ante todo cualquier otra cosa antes de ver y proteger lo que las mujeres piden, que es seguridad, alto al acoso sexual y alto a los feminicidios. Vemos a los universitarios que son la parte medular de un país, gritar a todo pulmón ¡señor, señora, no sea indiferente, matan a estudiantes en la cara de la gente! ¡Por qué nos matan si somos el futuro de América Latina! La marcha del pasado 5 de marzo en Xalapa, Puebla y otros lugares de México, cimbró a todo un país, con carteles pidiendo justicia, mis padres quieren un título y no un cadáver, ¡no quiero regresar a mi casa en ataúd!

Lexfemme.12@hotmail.com

El ignorar significa no hacer caso de algo o fingir no tener conocimiento del tema. A las personas les es más fácil ignorar que hacer frente a su responsabilidad, evadiendo y careciendo toda ética. Dice un adagio popular, “el prometer no empobrece”.

Se viven tiempos difíciles en nuestro país, como jamás a lo largo de nuestras vidas lo habíamos vivido. Pocos tienen trabajo, no hay liquidez, no hay medicinas, los enfermos aumentan y está cobrando vidas el desabasto de medicamentos; el dolor de los padres que tienen hijos con cáncer que los ven morir en sus brazos, sin poder hacer nada, pues el medicamente que el Estado les proporcionaba, y es la obligación del mismo suministrarlo, de la noche a la mañana se los quitaron. Oigo pero no escucho, veo y me consta pero no me interesa; así piensan y actúan nuestras autoridades.

La inseguridad provoca desconfianza, el sector vulnerable no únicamente son las mujeres, hoy también son las niñas y los estudiantes, el grito de ¡ya basta! está en las escuelas, instituciones y comercios. Hoy quienes se arman de valor son las mujeres y las estudiantes, que son acosadas, atacadas o asesinadas.

Se escucha decir que las mujeres son unas exageradas, que son ellas las provocadoras, que son las culpables, aparte de señalar que son revoltosas, mitoteras, grilleras y lo peor sucede que entre las mismas mujeres se violentan. Lo vemos en redes, no preguntamos ¿por qué entre ellas pasa esto? ¿Por qué existe machismo entre las mujeres?, porque así las educaron; es difícil desmontar toda una educación patriarcal y machista que viene de siglos en hombres y mujeres.

Nos queda claro que las mujeres despertaron, se quitaron el miedo y la pena, y salen a las marchas demandando sus derechos, que ya conocen y que los marcos jurídicos las protegen, además de exigir un alto a la violencia y los feminicidios, porque están hartas de que no pasa nada, de ser una estadística más de feminicidio, maltrato.

Analizando estas olas del feminismo, en este momento está en la cúspide para avanzar hacia arriba, a las mujeres ya nadie podrá detenerlas. Sin temor a equivocarme, “la revolución de las mujeres ha comenzado”, están dispuestas a todo. La sociedad y las autoridades han gestado un caldo de violencia total, con su indiferencia, “no las oigo, no las escucho, no las veo, no existen y no me interesa”, poniendo ante todo cualquier otra cosa antes de ver y proteger lo que las mujeres piden, que es seguridad, alto al acoso sexual y alto a los feminicidios. Vemos a los universitarios que son la parte medular de un país, gritar a todo pulmón ¡señor, señora, no sea indiferente, matan a estudiantes en la cara de la gente! ¡Por qué nos matan si somos el futuro de América Latina! La marcha del pasado 5 de marzo en Xalapa, Puebla y otros lugares de México, cimbró a todo un país, con carteles pidiendo justicia, mis padres quieren un título y no un cadáver, ¡no quiero regresar a mi casa en ataúd!

Lexfemme.12@hotmail.com