/ domingo 21 de abril de 2019

Nueva crisis de violencia

Este viernes 19 reventó una nueva crisis para Veracruz en materia de violencia.

Un comando armado irrumpió en una fiesta privada en el municipio de Minatitlán; los criminales abrieron fuego dejando a su paso un verdadero baño de sangre: 13 personas asesinadas –siete hombres, cinco mujeres y un niño– así como 4 más con heridas de bala.

Las imágenes resultan escalofriantes: los cuerpos en el piso del inmueble, sobre la sangre derramada. Cada uno de ellos es una historia que fue truncada por las balas de la violencia que no cesa en Veracruz.

La reacción de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado tan rápida como un tuit e igual de insuficiente: el titular de la dependencia, Hugo Gutiérrez Maldonado, anunció a través de sus redes sociales que se implementaría un operativo con fuerzas estatales y federales, para la búsqueda y captura de los responsables; una acción que incluyó puestos de revisión y filtros de seguridad en los lugares aledaños; y como generalmente ocurre en estos casos, no hubo resultados.

A través de un comunicado, La Secretaría de Seguridad solicitó a la Fiscalía General del Estado “realizar las investigaciones pertinentes para dar con los responsables…”, es un exhorto que pareciera innecesario, dado que la investigación de hechos como el ocurrido en Minatitlán es una obligación de la dependencia de procuración de justicia; de tal manera que no tendría la SSP que solicitar a la Fiscalía que cumpla la ley e investigue.

Por otro lado, también es posible que dadas las características del hecho, el caso sea atraído por la Fiscalía General de la República, antes PGR.

Los antecedentes, sin embargo, juegan en contra de la justicia, debido a que los grandes escándalos en materia de actividad delincuencial han quedado impunes.

Este es un eslabón más de una larga cadena de ataques y violencia en Veracruz.

Recordamos, por ejemplo, que a mediados de marzo del presente año, un ataque de sicarios contra elementos de la policía estatal dejó cinco muertos, un uniformado y cuatro integrantes de la delincuencia organizada; los hechos, en Tierra Blanca.

Unos días después, en Cosoleacaque se registró otro asesinato múltiple; las víctimas, tres adultos y un menor de edad.

Un punto de coincidencia en esos hechos es la impunidad: ninguno de esos casos ha sido esclarecido por las autoridades de procuración de justicia.

Cuando un caso de esas magnitudes ocurre, los elementos de la policía estatal montan retenes, puestos de revisión y filtros de seguridad, peinan la zona, pero no ofrecen resultados y pasan la pelota a la cancha de la Fiscalía, que rara vez llega al esclarecimiento.

Mientras, en la incidencia delictiva de Veracruz el homicidio doloso sigue creciendo de forma exponencial: durante enero y febrero del presente año se registraron en la entidad 219 casos, lo que equivale casi a 110 por mes; 3.7 casos cada día; casi uno cada 4 horas.

Lo lamentable es que casos como el de Minatitlán el Viernes Santo son cada vez más frecuentes en una entidad donde las autoridades parecen rebasadas por la delincuencia organizada.

El zigzagueo de Jessica Ramírez

A propósito de los lamentables hechos de Minatitlán, una de las muchas reacciones a dicho caso llegó desde la representación de ese distrito ante el Congreso de Veracruz.

La diputada Jessica Ramírez Cisneros (Morena) condenó el homicidio múltiple y se comprometió a realizar “las labores que me corresponden como su representante para que este trágico evento no quede impune, sumándome a los esfuerzos realizados por nuestro gobernador Cuitláhuac García.”

Se trata de una declaración recurrente para salir del paso por parte los políticos cuando no saben qué decir. Sin embargo, en este caso llama la atención que la diputada local por Minatitlán hable de sumarse a los esfuerzos del titular del ejecutivo, porque en momentos determinantes, como el juicio político contra el fiscal General del Estado, fue ella precisamente quien se integró al grupo que impidió la salida de Jorge Winckler.

En pocas palabras, sólo en el discurso Jessica Ramírez habla de sumarse a Cuitláhuac García; en los hechos ha demostrado la diputada que su agenda no pasa por las prioridades de su partido. @luisromero85

Este viernes 19 reventó una nueva crisis para Veracruz en materia de violencia.

Un comando armado irrumpió en una fiesta privada en el municipio de Minatitlán; los criminales abrieron fuego dejando a su paso un verdadero baño de sangre: 13 personas asesinadas –siete hombres, cinco mujeres y un niño– así como 4 más con heridas de bala.

Las imágenes resultan escalofriantes: los cuerpos en el piso del inmueble, sobre la sangre derramada. Cada uno de ellos es una historia que fue truncada por las balas de la violencia que no cesa en Veracruz.

La reacción de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado tan rápida como un tuit e igual de insuficiente: el titular de la dependencia, Hugo Gutiérrez Maldonado, anunció a través de sus redes sociales que se implementaría un operativo con fuerzas estatales y federales, para la búsqueda y captura de los responsables; una acción que incluyó puestos de revisión y filtros de seguridad en los lugares aledaños; y como generalmente ocurre en estos casos, no hubo resultados.

A través de un comunicado, La Secretaría de Seguridad solicitó a la Fiscalía General del Estado “realizar las investigaciones pertinentes para dar con los responsables…”, es un exhorto que pareciera innecesario, dado que la investigación de hechos como el ocurrido en Minatitlán es una obligación de la dependencia de procuración de justicia; de tal manera que no tendría la SSP que solicitar a la Fiscalía que cumpla la ley e investigue.

Por otro lado, también es posible que dadas las características del hecho, el caso sea atraído por la Fiscalía General de la República, antes PGR.

Los antecedentes, sin embargo, juegan en contra de la justicia, debido a que los grandes escándalos en materia de actividad delincuencial han quedado impunes.

Este es un eslabón más de una larga cadena de ataques y violencia en Veracruz.

Recordamos, por ejemplo, que a mediados de marzo del presente año, un ataque de sicarios contra elementos de la policía estatal dejó cinco muertos, un uniformado y cuatro integrantes de la delincuencia organizada; los hechos, en Tierra Blanca.

Unos días después, en Cosoleacaque se registró otro asesinato múltiple; las víctimas, tres adultos y un menor de edad.

Un punto de coincidencia en esos hechos es la impunidad: ninguno de esos casos ha sido esclarecido por las autoridades de procuración de justicia.

Cuando un caso de esas magnitudes ocurre, los elementos de la policía estatal montan retenes, puestos de revisión y filtros de seguridad, peinan la zona, pero no ofrecen resultados y pasan la pelota a la cancha de la Fiscalía, que rara vez llega al esclarecimiento.

Mientras, en la incidencia delictiva de Veracruz el homicidio doloso sigue creciendo de forma exponencial: durante enero y febrero del presente año se registraron en la entidad 219 casos, lo que equivale casi a 110 por mes; 3.7 casos cada día; casi uno cada 4 horas.

Lo lamentable es que casos como el de Minatitlán el Viernes Santo son cada vez más frecuentes en una entidad donde las autoridades parecen rebasadas por la delincuencia organizada.

El zigzagueo de Jessica Ramírez

A propósito de los lamentables hechos de Minatitlán, una de las muchas reacciones a dicho caso llegó desde la representación de ese distrito ante el Congreso de Veracruz.

La diputada Jessica Ramírez Cisneros (Morena) condenó el homicidio múltiple y se comprometió a realizar “las labores que me corresponden como su representante para que este trágico evento no quede impune, sumándome a los esfuerzos realizados por nuestro gobernador Cuitláhuac García.”

Se trata de una declaración recurrente para salir del paso por parte los políticos cuando no saben qué decir. Sin embargo, en este caso llama la atención que la diputada local por Minatitlán hable de sumarse a los esfuerzos del titular del ejecutivo, porque en momentos determinantes, como el juicio político contra el fiscal General del Estado, fue ella precisamente quien se integró al grupo que impidió la salida de Jorge Winckler.

En pocas palabras, sólo en el discurso Jessica Ramírez habla de sumarse a Cuitláhuac García; en los hechos ha demostrado la diputada que su agenda no pasa por las prioridades de su partido. @luisromero85