/ domingo 5 de septiembre de 2021

Nunca cambiar caballo a la mitad del río

En los 2 mil 463 municipios que el INEGI reporta en las 32 entidades federativas, incluidos los 16 municipios correspondientes a las extintas delegaciones del Distrito Federal, que ahora conforman el estado que gobierna la presidenciable (según AMLO) Claudia Sheimbaum, hay los mismos problemas que afectan a los mexicanos y que son los mínimos de subsistencia para el ser humano, los cuales permanecen irremediablemente sin solución.

Y a la mitad del sexenio, en el tercer informe del titular del Ejecutivo federal, no se escuchó ningún avance en el combate a la desigualdad, tan marcada entre “pobres y ricos”, liberales y conservadores, y menos para aquellos “aspiracionistas y clasemedieros” tan vilipendiados, a los que al cerrarse el acceso a la participación política y gubernamental, por la mezquindad de los afiliados al partido gobernante, sufren como nunca desempleo y pobreza.

La falta de oportunidades de desarrollo personal sigue en aumento y al mismo tiempo, la migración de los mexicanos hacia Estados Unidos en busca del sueño americano se puede ver en lo dicho por el propio presidente López Obrador, con la referencia en su informe trianual, al incremento en las remesas de dólares americanos, que si bien contribuyen a equilibrar la “balanza del intercambio comercial” entre los dos países, sirve también para remarcar el desempleo en nuestro país y la necesidad de migrar a otro, en busca de trabajo y oportunidades de desarrollo.

La evaluación del trabajo de la 4T a la mitad del sexenio de AMLO, no arroja los resultados esperados por los treinta millones de votantes que decidieron en la elección de 2018 por el candidato de Morena y menos por la oposición, que no ha logrado acuerdos políticos que garanticen la posibilidad de una futura contienda democrática y sin violencia o marrullerías, que impidan el ejercicio pleno de la soberanía popular, con un respeto al voto libre y secreto como lo establece la Constitución.

Es por ello que los ajustes a la mitad del sexenio constituyen un riesgo para el propio partido gobernante, puesto que la inexperiencia de los relevos, acompañada del desconocimiento de los principales problemas nacionales y de los liderazgos y actores políticos de la actualidad, dificultarán sin duda “desactivar el campo minado” para la permanencia de los morenos en el poder y el futuro democrático de nuestro país correrá el riesgo de sucumbir ante la amenaza de recurrir a la concentración del poder político.

En los 2 mil 463 municipios que el INEGI reporta en las 32 entidades federativas, incluidos los 16 municipios correspondientes a las extintas delegaciones del Distrito Federal, que ahora conforman el estado que gobierna la presidenciable (según AMLO) Claudia Sheimbaum, hay los mismos problemas que afectan a los mexicanos y que son los mínimos de subsistencia para el ser humano, los cuales permanecen irremediablemente sin solución.

Y a la mitad del sexenio, en el tercer informe del titular del Ejecutivo federal, no se escuchó ningún avance en el combate a la desigualdad, tan marcada entre “pobres y ricos”, liberales y conservadores, y menos para aquellos “aspiracionistas y clasemedieros” tan vilipendiados, a los que al cerrarse el acceso a la participación política y gubernamental, por la mezquindad de los afiliados al partido gobernante, sufren como nunca desempleo y pobreza.

La falta de oportunidades de desarrollo personal sigue en aumento y al mismo tiempo, la migración de los mexicanos hacia Estados Unidos en busca del sueño americano se puede ver en lo dicho por el propio presidente López Obrador, con la referencia en su informe trianual, al incremento en las remesas de dólares americanos, que si bien contribuyen a equilibrar la “balanza del intercambio comercial” entre los dos países, sirve también para remarcar el desempleo en nuestro país y la necesidad de migrar a otro, en busca de trabajo y oportunidades de desarrollo.

La evaluación del trabajo de la 4T a la mitad del sexenio de AMLO, no arroja los resultados esperados por los treinta millones de votantes que decidieron en la elección de 2018 por el candidato de Morena y menos por la oposición, que no ha logrado acuerdos políticos que garanticen la posibilidad de una futura contienda democrática y sin violencia o marrullerías, que impidan el ejercicio pleno de la soberanía popular, con un respeto al voto libre y secreto como lo establece la Constitución.

Es por ello que los ajustes a la mitad del sexenio constituyen un riesgo para el propio partido gobernante, puesto que la inexperiencia de los relevos, acompañada del desconocimiento de los principales problemas nacionales y de los liderazgos y actores políticos de la actualidad, dificultarán sin duda “desactivar el campo minado” para la permanencia de los morenos en el poder y el futuro democrático de nuestro país correrá el riesgo de sucumbir ante la amenaza de recurrir a la concentración del poder político.