/ domingo 1 de marzo de 2020

Oleaje de inseguridad

El oleaje de violencia, casi casi tsunami, ha alterado la vida cotidiana. Nunca antes visto. Por ejemplo: Los taxistas han dejado de trabajar en la noche por miedo justificado a un secuestro y un asalto.

En los moteles están asaltando a las parejas y la relación amorosa y sexual clandestina está trastocada.

Todos los días, en el sur de Veracruz, están cerrando un negocio, un comercio.

De los puentes y árboles están colgando cadáveres, y en las mesas de los antros están dejando cabezas decapitadas.

En las tardes están asaltando feligreses en las iglesias cuando rezan el rosario. Incluso, los malandros roban las imágenes de las vírgenes y los santos. Peor tantito, se han llevado el Santísimo.

Los menores de edad son secuestrados cuando caminan solos y en pareja en las calles y avenidas.

Y en otros casos, así nomás, quizá solo para multiplicar el terror y el horror, los matan.

Decenas, cientos quizá de profesores han solicitado cambio de adscripción. Están aterrorizados porque en los pueblos donde laboran la vida se ha vuelto dura y canija.

Veracruz chorrea sangre

En los ríos siguen flotando cadáveres y en los pozos artesianos de agua dados de baja continúan tirando cuerpos sin vida.

Veracruz chorreando sangre ahora resulta que los malandros de los estados de Tamaulipas, Puebla, Tabasco y Oaxaca han descubierto tierra fértil en la población jarocha para cometer ilícitos, y por eso sus gobernadores suscribieron pacto de blindaje.

Los malandros empezaron con los llamados “Cortinazos” y que consiste en romper la cortina de seguridad y entrar a robar.

Pero de pronto, se han vuelto a pulir y de plano tumban una pared del negocio para el saqueo.

Y si el negocio de la droga atrajo a varios carteles desde hace unos 8, 9, 10 años, aquí siguen, ahora, diversificados, y extendieron su imperio y emporio al secuestro express, el cobro del llamado derecho de piso, la prostitución, la trata de blancas, el robo de ganado, los migrantes y hasta el tiroteo y el incendio de restaurantes, manifiesta que continúan ganando la batalla a las corporaciones policiacas y a la Fiscalía, dada la impunidad.

La muerte a la vuelta de la esquina

Cada vez son mínimos los conductores que circulan en las carreteras porque están seguros de exponerse a un asalto… por más y más que los transportistas (Luis Exsome Zapata) aseguren que el oleaje delictivo va a la baja y en caída libre, ajajá.

La Ciudad de México y las televisoras se indignan con el secuestro, desaparición y asesinato de la niña Fátima, pero en Veracruz un aproximado de diecisiete menores de edad han sido asesinados en los últimos catorce meses y medio.

Además, del terrible e imperdonable feminicidio de más de doscientas sesenta mujeres.

Nadie, ningún ciudadano, tiene la vida comprada ni segura. Y sabe que a la vuelta de la esquina merodea la muerte.

Incluso, y solo como referencia, ha de recordarse que si Javier Duarte perdió la elección de su candidato priista a gobernador en el año 2016, Héctor Yunes Landa, y si Miguel Ángel Yunes Linares perdió la silla embrujada del palacio para su primogénito en el año 2019, se debió, entre otros factores, a la inseguridad y a la impunidad.

Y, bueno, y sin tener una brújula de cristal, ya se verá el resultado electoral para los candidatos de Morena a presidentes municipales, síndicos y regidores y diputados locales y federales a mediados del año 2021.

Y es que el ajuste de cuentas de la población solo puede lograrse en las urnas…

El oleaje de violencia, casi casi tsunami, ha alterado la vida cotidiana. Nunca antes visto. Por ejemplo: Los taxistas han dejado de trabajar en la noche por miedo justificado a un secuestro y un asalto.

En los moteles están asaltando a las parejas y la relación amorosa y sexual clandestina está trastocada.

Todos los días, en el sur de Veracruz, están cerrando un negocio, un comercio.

De los puentes y árboles están colgando cadáveres, y en las mesas de los antros están dejando cabezas decapitadas.

En las tardes están asaltando feligreses en las iglesias cuando rezan el rosario. Incluso, los malandros roban las imágenes de las vírgenes y los santos. Peor tantito, se han llevado el Santísimo.

Los menores de edad son secuestrados cuando caminan solos y en pareja en las calles y avenidas.

Y en otros casos, así nomás, quizá solo para multiplicar el terror y el horror, los matan.

Decenas, cientos quizá de profesores han solicitado cambio de adscripción. Están aterrorizados porque en los pueblos donde laboran la vida se ha vuelto dura y canija.

Veracruz chorrea sangre

En los ríos siguen flotando cadáveres y en los pozos artesianos de agua dados de baja continúan tirando cuerpos sin vida.

Veracruz chorreando sangre ahora resulta que los malandros de los estados de Tamaulipas, Puebla, Tabasco y Oaxaca han descubierto tierra fértil en la población jarocha para cometer ilícitos, y por eso sus gobernadores suscribieron pacto de blindaje.

Los malandros empezaron con los llamados “Cortinazos” y que consiste en romper la cortina de seguridad y entrar a robar.

Pero de pronto, se han vuelto a pulir y de plano tumban una pared del negocio para el saqueo.

Y si el negocio de la droga atrajo a varios carteles desde hace unos 8, 9, 10 años, aquí siguen, ahora, diversificados, y extendieron su imperio y emporio al secuestro express, el cobro del llamado derecho de piso, la prostitución, la trata de blancas, el robo de ganado, los migrantes y hasta el tiroteo y el incendio de restaurantes, manifiesta que continúan ganando la batalla a las corporaciones policiacas y a la Fiscalía, dada la impunidad.

La muerte a la vuelta de la esquina

Cada vez son mínimos los conductores que circulan en las carreteras porque están seguros de exponerse a un asalto… por más y más que los transportistas (Luis Exsome Zapata) aseguren que el oleaje delictivo va a la baja y en caída libre, ajajá.

La Ciudad de México y las televisoras se indignan con el secuestro, desaparición y asesinato de la niña Fátima, pero en Veracruz un aproximado de diecisiete menores de edad han sido asesinados en los últimos catorce meses y medio.

Además, del terrible e imperdonable feminicidio de más de doscientas sesenta mujeres.

Nadie, ningún ciudadano, tiene la vida comprada ni segura. Y sabe que a la vuelta de la esquina merodea la muerte.

Incluso, y solo como referencia, ha de recordarse que si Javier Duarte perdió la elección de su candidato priista a gobernador en el año 2016, Héctor Yunes Landa, y si Miguel Ángel Yunes Linares perdió la silla embrujada del palacio para su primogénito en el año 2019, se debió, entre otros factores, a la inseguridad y a la impunidad.

Y, bueno, y sin tener una brújula de cristal, ya se verá el resultado electoral para los candidatos de Morena a presidentes municipales, síndicos y regidores y diputados locales y federales a mediados del año 2021.

Y es que el ajuste de cuentas de la población solo puede lograrse en las urnas…

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