/ jueves 10 de septiembre de 2020

Otro atroz asesinato

Van tres crímenes cometidos contra reporteros durante los primeros dos años del actual gobierno estatal, y 25 en los últimos ocho años...

Esto no solamente confirma el alto riesgo que acompaña a la labor periodística en Veracruz, convertido en uno de los estados más peligrosos del país y del mundo para este gremio, también marca una tendencia que podría llevar a la administración morenista a cargar con un alto número de asesinatos de comunicadores, parecida a la que se presentó en tiempos de Javier Duarte de Ochoa. Este miércoles, sobre las vías del tren en Tezonapa, apareció el cadáver del reportero Julio Valdivia Rodríguez, corresponsal de El Mundo de Córdoba, degollado y con huellas de tortura. Previamente recibió amenazas, igual que pasó con los otros dos periodistas asesinados recientemente, María Elena Ferral Hernández, últimada hace más de cinco meses en Papantla, y Jorge Celestino Ruíz Vázquez, acribillado en agosto del año pasado en su negocio en Actopan.

En los dos casos anteriores a éste, la Fiscalía General del estado ha realizado un trabajo aceptable, y se ha determinado que los asesinatos fueron por motivo de su trabajo profesional, lo que han publicado las víctimas, afortunadamente con detenidos en ambos casos, aunque aún falta procesar y meter a la cárcel a los autores intelectuales.

La muerte de Valdivia fue atroz, con claros signos de venganza, y por esas huellas muy probablemente pudo ser cometido por sicarios ligados al crimen organizado de esa zona infectada del tráfico de drogas y otros delitos como el secuestro, y más tratándose de un reportero de nota policiaca. Ese hecho fue condenado por organizaciones de defensa de periodistas en el país y el estado, recriminando a los gobiernos federal y estatal la falta de garantías para el ejercicio periodístico, y sobre para salvaguardar la vida de los reporteros. Según la Comisión Estatal de Atención y Protección de Periodistas (CEAPP), el reportero asesinado no gozaba de medidas de protección especiales debido a que éste no reportó amenazas que pusieran en riesgo su integridad, y en un comunicado exigió a las autoridades esclarecer los hechos para identificar y castigar a los responsables del reprobable crimen. En Córdoba y Xalapa hubo manifestaciones de comunicadores para repudiar lo ocurrido, y en el puerto de Veracruz la Asociación de Periodistas presentó un exhortó a Verónica Hernandez Giadáns, fiscal general del estado, y a la titular de la CEAPP, Ana Laura Pérez Mendoza, a dar seguimiento a éste y los demás crímenes que se han cometido contra periodistas y hacer valer la ley para devolver la paz y tranquilidad a los veracruzanos.

¿Cuánto más debe esperarse para evitar más asesinatos de periodistas?

opedro2006@gmail.com

Van tres crímenes cometidos contra reporteros durante los primeros dos años del actual gobierno estatal, y 25 en los últimos ocho años...

Esto no solamente confirma el alto riesgo que acompaña a la labor periodística en Veracruz, convertido en uno de los estados más peligrosos del país y del mundo para este gremio, también marca una tendencia que podría llevar a la administración morenista a cargar con un alto número de asesinatos de comunicadores, parecida a la que se presentó en tiempos de Javier Duarte de Ochoa. Este miércoles, sobre las vías del tren en Tezonapa, apareció el cadáver del reportero Julio Valdivia Rodríguez, corresponsal de El Mundo de Córdoba, degollado y con huellas de tortura. Previamente recibió amenazas, igual que pasó con los otros dos periodistas asesinados recientemente, María Elena Ferral Hernández, últimada hace más de cinco meses en Papantla, y Jorge Celestino Ruíz Vázquez, acribillado en agosto del año pasado en su negocio en Actopan.

En los dos casos anteriores a éste, la Fiscalía General del estado ha realizado un trabajo aceptable, y se ha determinado que los asesinatos fueron por motivo de su trabajo profesional, lo que han publicado las víctimas, afortunadamente con detenidos en ambos casos, aunque aún falta procesar y meter a la cárcel a los autores intelectuales.

La muerte de Valdivia fue atroz, con claros signos de venganza, y por esas huellas muy probablemente pudo ser cometido por sicarios ligados al crimen organizado de esa zona infectada del tráfico de drogas y otros delitos como el secuestro, y más tratándose de un reportero de nota policiaca. Ese hecho fue condenado por organizaciones de defensa de periodistas en el país y el estado, recriminando a los gobiernos federal y estatal la falta de garantías para el ejercicio periodístico, y sobre para salvaguardar la vida de los reporteros. Según la Comisión Estatal de Atención y Protección de Periodistas (CEAPP), el reportero asesinado no gozaba de medidas de protección especiales debido a que éste no reportó amenazas que pusieran en riesgo su integridad, y en un comunicado exigió a las autoridades esclarecer los hechos para identificar y castigar a los responsables del reprobable crimen. En Córdoba y Xalapa hubo manifestaciones de comunicadores para repudiar lo ocurrido, y en el puerto de Veracruz la Asociación de Periodistas presentó un exhortó a Verónica Hernandez Giadáns, fiscal general del estado, y a la titular de la CEAPP, Ana Laura Pérez Mendoza, a dar seguimiento a éste y los demás crímenes que se han cometido contra periodistas y hacer valer la ley para devolver la paz y tranquilidad a los veracruzanos.

¿Cuánto más debe esperarse para evitar más asesinatos de periodistas?

opedro2006@gmail.com