/ viernes 22 de enero de 2021

Pandemia y buena nueva

En estos tiempos duros, que nos mueven como olas inesperadas en un mar sin calma, nos refrescan las noticas que nos hablan de esperanza. Muchas personas se han aferrado en estos contextos con más contundencia a la fe, a las prácticas religiosas, a Dios y a muchas expresiones trascendentales.

Con el nombre “Aperuit illis”, el santo padre Francisco ha querido titular un breve documento con el que motiva a la celebración de un domingo dedicado a la Palabra de Dios. El nombre, una vez traducido, significa “les abrió el entendimiento”, y es precisamente la primera línea del texto antes mencionado. Es un documento contundente que se organiza en 15 numerales.

Es apenas en el tercer número, donde el Papa deja al descubierto el imperativo de la institución del día de la Biblia, el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, que precisamente en este año es el 24 de enero de 2021. Este será un día dedicado completamente a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. El Papa ha tenido a bien incluir esta celebración en el marco de la Jornada de Oración por la Unidad de los Cristianos. No hay elemento más claro del ecumenismo que la Palabra de Dios y esta celebración es la invitación a la vivencia solemne de este domingo.

Esto de tener un día especial para la veneración de la Palabra de Dios, no ha sido una idea que el santo padre Francisco haya concebido y erigido al vapor, sin discernimiento. Desde la conclusión del ya distante jubileo de la Misericordia, Francisco insistió en el Domingo de la Palabra. Así pues, ha querido que esta celebración entre en la vida pastoral con la institución de los lectores. Pone énfasis en la formación adecuada de la Palabra con miras a ser verdaderos anunciadores de la palabra, menciona a los acólitos, los ministros de la comunión y los catequistas. Es claro, la formación es para todos los cristianos y está orientada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra. La Palabra de Dios es el alma de la vida pastoral de la Iglesia del Reino.

La clara intención que palpita en esta decisión del papa Francisco es la necesidad de fincar todo en la Sagrada Escritura. Esto es, que la predicación, las iniciativas pastorales; la organización y las diversas gestiones estén de acuerdo con la Palabra de Dios. Celebremos este domingo de la Palabra venerando la Palabra de Dios y recibiéndola con la disposición de quien recibe una Buena Noticia en tiempos tan dolorosos.

En estos tiempos duros, que nos mueven como olas inesperadas en un mar sin calma, nos refrescan las noticas que nos hablan de esperanza. Muchas personas se han aferrado en estos contextos con más contundencia a la fe, a las prácticas religiosas, a Dios y a muchas expresiones trascendentales.

Con el nombre “Aperuit illis”, el santo padre Francisco ha querido titular un breve documento con el que motiva a la celebración de un domingo dedicado a la Palabra de Dios. El nombre, una vez traducido, significa “les abrió el entendimiento”, y es precisamente la primera línea del texto antes mencionado. Es un documento contundente que se organiza en 15 numerales.

Es apenas en el tercer número, donde el Papa deja al descubierto el imperativo de la institución del día de la Biblia, el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, que precisamente en este año es el 24 de enero de 2021. Este será un día dedicado completamente a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. El Papa ha tenido a bien incluir esta celebración en el marco de la Jornada de Oración por la Unidad de los Cristianos. No hay elemento más claro del ecumenismo que la Palabra de Dios y esta celebración es la invitación a la vivencia solemne de este domingo.

Esto de tener un día especial para la veneración de la Palabra de Dios, no ha sido una idea que el santo padre Francisco haya concebido y erigido al vapor, sin discernimiento. Desde la conclusión del ya distante jubileo de la Misericordia, Francisco insistió en el Domingo de la Palabra. Así pues, ha querido que esta celebración entre en la vida pastoral con la institución de los lectores. Pone énfasis en la formación adecuada de la Palabra con miras a ser verdaderos anunciadores de la palabra, menciona a los acólitos, los ministros de la comunión y los catequistas. Es claro, la formación es para todos los cristianos y está orientada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra. La Palabra de Dios es el alma de la vida pastoral de la Iglesia del Reino.

La clara intención que palpita en esta decisión del papa Francisco es la necesidad de fincar todo en la Sagrada Escritura. Esto es, que la predicación, las iniciativas pastorales; la organización y las diversas gestiones estén de acuerdo con la Palabra de Dios. Celebremos este domingo de la Palabra venerando la Palabra de Dios y recibiéndola con la disposición de quien recibe una Buena Noticia en tiempos tan dolorosos.