/ domingo 12 de junio de 2022

¿Para la sucesión, hay favorito de Palacio?

Simplificando el proceso electoral de hace una semana puede decirse que la oposición ganó o dio batalla solo donde sus gobernadores aguantaron la presión.

En los demás estados no solo perdieron sino que fueron barridos.

Así las cosas ¿qué se puede esperar para el próximo año en que serán electos los gobernadores del Estado de México y de Coahuila?

Puede suceder que el PRI, que ha gobernado en ambas entidades desde hace unas nueve décadas, pierda ambas y se quede sin ninguna gubernatura.

Y que Morena llegue a la gran elección de 2024 controlando a alrededor de 24 gobernadores.

Actualmente, a un año de esos comicios, no se ve cómo el PRI pueda retener al Edomex, con un gobernador, Alfredo del Mazo, que no ha dado muestras que vaya a defender la plaza para la causa priista.

Lleva casi el mismo camino que Omar Fayad en Hidalgo y Alejandro Murat en Oaxaca, o el de Carlos Joaquín en Quintana Roo (¿quién se acuerda que es perredista?).

Por cierto, hay quienes opinan que ni ese control de gubernaturas y del gobierno federal garantizan que Morena vuelva a ganar la Presidencia, porque a final de cuentas otros factores pueden hacer variar el voto de millones. Es cierto, pero...

Así como está la oposición le da para que los sectores de la población a los que no les satisface lo que hace López Obrador o que de plano están totalmente en su contra, les regalen los triunfos para que Morena no tenga el control en la Cámara de Diputados y tal vez en la de Senadores.

¿Por qué decimos que les ragale eso, que por cierto no es poco?

Porque la oposición (PRI, PAN, PRD y MC) no convence a los mexicanos. No tiene argumentos ni líderes.

Alejandro Moreno del PRI carga con un gran desprestigio, Marko Cortés del PAN es anodino y Jesús Zambrano del PRD ni figura. Y Dante Delgado tiene buen ojo para lanzar candidatos ¿pero usted sabe cuál es la ideología, qué persigue, a qué se opone y qué propone Movimiento Ciudadano?

Alito, Marko y Zambrano han llevado a sus partidos al retroceso, no saben cómo enfrentar a Morena, ni siquiera cómo restarle puntos al Presidente.

La gente vota por ellos y sus candidatos (en la mayoría de los casos, aunque claro que hay excepciones) por oponerse a Morena, no porque les inspiren confianza o se identifiquen con sus causas. Está claro que no saben abanderar lo que diversos sectores de México demandan y que no pueden o no quieren hacerle frente al Presidente.

Las causas de esos dirigentes son controlar candidaturas que se traducen en senadurías, diputaciones, alcaldías y otros cargos.

Mientras tanto, acá en Veracruz, la principal pelea por la sucesión está en Morena.

Desde México, Rocío Nahle espera salir del compromiso de la construcción de la refinería de Dos Bocas y entrar de lleno a las tareas locales de proselitismo, y Sergio Gutiérrez seguirá en lo suyo como diputado federal, independientemente de que ayer se decantó en abierto por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

Localmente, el delegado de Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara; el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros; el secretario de Educación, Zenyazen Escobar, y el coordinador de los diputados Juan Javier Gómez Cazarín van y vienen por todo el estado en espera de la famosa encuesta de Morena.

Pero los tres últimos deberán pasar primero por el filtro del gobernador Cuitláhuac. ¿Qué pasaría si llegada la famosa encuesta de Morena -en la que por algún extraño pero no imposible motivo no figurara la secretaria de Energía- hubiera empate, es decir, que los aspirantes no estuvieran muy separados en los números de las preferencias?

Lo que la gente ve y comenta es que si bien todos son muy apreciados por el Gobernador, el titular de la SEV estaría puntos arriba.

Enfrente, José Yunes, Anilú Ingram, Julen Rementería, Dante Delgado y quien en su momento impulse el grupo de los Yunes azules tendrán que ponerse de acuerdo si es que deciden ir en bloque y presentar un solo candidato, como sería lo conveniente para la oposición.

Simplificando el proceso electoral de hace una semana puede decirse que la oposición ganó o dio batalla solo donde sus gobernadores aguantaron la presión.

En los demás estados no solo perdieron sino que fueron barridos.

Así las cosas ¿qué se puede esperar para el próximo año en que serán electos los gobernadores del Estado de México y de Coahuila?

Puede suceder que el PRI, que ha gobernado en ambas entidades desde hace unas nueve décadas, pierda ambas y se quede sin ninguna gubernatura.

Y que Morena llegue a la gran elección de 2024 controlando a alrededor de 24 gobernadores.

Actualmente, a un año de esos comicios, no se ve cómo el PRI pueda retener al Edomex, con un gobernador, Alfredo del Mazo, que no ha dado muestras que vaya a defender la plaza para la causa priista.

Lleva casi el mismo camino que Omar Fayad en Hidalgo y Alejandro Murat en Oaxaca, o el de Carlos Joaquín en Quintana Roo (¿quién se acuerda que es perredista?).

Por cierto, hay quienes opinan que ni ese control de gubernaturas y del gobierno federal garantizan que Morena vuelva a ganar la Presidencia, porque a final de cuentas otros factores pueden hacer variar el voto de millones. Es cierto, pero...

Así como está la oposición le da para que los sectores de la población a los que no les satisface lo que hace López Obrador o que de plano están totalmente en su contra, les regalen los triunfos para que Morena no tenga el control en la Cámara de Diputados y tal vez en la de Senadores.

¿Por qué decimos que les ragale eso, que por cierto no es poco?

Porque la oposición (PRI, PAN, PRD y MC) no convence a los mexicanos. No tiene argumentos ni líderes.

Alejandro Moreno del PRI carga con un gran desprestigio, Marko Cortés del PAN es anodino y Jesús Zambrano del PRD ni figura. Y Dante Delgado tiene buen ojo para lanzar candidatos ¿pero usted sabe cuál es la ideología, qué persigue, a qué se opone y qué propone Movimiento Ciudadano?

Alito, Marko y Zambrano han llevado a sus partidos al retroceso, no saben cómo enfrentar a Morena, ni siquiera cómo restarle puntos al Presidente.

La gente vota por ellos y sus candidatos (en la mayoría de los casos, aunque claro que hay excepciones) por oponerse a Morena, no porque les inspiren confianza o se identifiquen con sus causas. Está claro que no saben abanderar lo que diversos sectores de México demandan y que no pueden o no quieren hacerle frente al Presidente.

Las causas de esos dirigentes son controlar candidaturas que se traducen en senadurías, diputaciones, alcaldías y otros cargos.

Mientras tanto, acá en Veracruz, la principal pelea por la sucesión está en Morena.

Desde México, Rocío Nahle espera salir del compromiso de la construcción de la refinería de Dos Bocas y entrar de lleno a las tareas locales de proselitismo, y Sergio Gutiérrez seguirá en lo suyo como diputado federal, independientemente de que ayer se decantó en abierto por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

Localmente, el delegado de Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara; el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros; el secretario de Educación, Zenyazen Escobar, y el coordinador de los diputados Juan Javier Gómez Cazarín van y vienen por todo el estado en espera de la famosa encuesta de Morena.

Pero los tres últimos deberán pasar primero por el filtro del gobernador Cuitláhuac. ¿Qué pasaría si llegada la famosa encuesta de Morena -en la que por algún extraño pero no imposible motivo no figurara la secretaria de Energía- hubiera empate, es decir, que los aspirantes no estuvieran muy separados en los números de las preferencias?

Lo que la gente ve y comenta es que si bien todos son muy apreciados por el Gobernador, el titular de la SEV estaría puntos arriba.

Enfrente, José Yunes, Anilú Ingram, Julen Rementería, Dante Delgado y quien en su momento impulse el grupo de los Yunes azules tendrán que ponerse de acuerdo si es que deciden ir en bloque y presentar un solo candidato, como sería lo conveniente para la oposición.