/ lunes 24 de mayo de 2021

Para los “enemigos” toda la fuerza del Estado

A 30 meses de gobierno de la “Cuarta Transformación”, hemos visto, palpado y vivido la verdadera realidad de esta administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador, estamos ante una economía que no creció lo prometido en campaña; lo único que ha crecido es la inflación.

Así como la economía, tampoco ha crecido la producción petrolera, y menos con las leyes promovidas por el Ejecutivo, que son completamente inconstitucionales. El presidente se ha mostrado como un verdadero destructor y no solo de las selvas y bosques del país con su fallido programa “Sembrando Vida”, sino con todo aquello que a él le signifique un obstáculo.

AMLO llegó al poder presidencial que tanto soñó por años, llegó fuerte, con una mayoría que le otorgó en las urnas un pueblo con la esperanza de cambio, en julio de 2018; llegó con mentiras y promesas que no ha cumplido, llegó un completo dictador disfrazado de demócrata.

López Obrador supo cómo engañar a los mexicanos, se le reconoce que es un gran demagogo, desde el día uno mostró que él venía a buscar más poder y ha usado al pueblo como instrumento para los fines de su ambición política.

Los últimos días hemos visto cómo el presidente “humanista” y “luchador social”, como se ha autodenominado muchas veces, se impuso en el Congreso de la Unión, donde tiene mayoría a su completo servicio y deben acatar las instrucciones al pie de la letra, tanto así que no pueden ni deben atreverse a alterar ni un punto, ni una coma, a ningún documento que salga de Palacio Nacional.

El presidente, el gabinete, sus partidos satélites y su mayoría, han violado la Constitución, el Estado de Derecho, pasan por encima del federalismo e ignoran por completo la división de poderes. El líder de la 4T está metido completamente en el papel de “El Rey Sol” con su expresión “El Estado soy yo”.

Estamos ante una naciente dictadura, donde el máximo líder decidió usar todo su poder, como el de ambas cámaras, jueces, la Fiscalía General de la República (FGR), la Unidad de Investigación Financiera (UIF), el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y hasta su púlpito mañanero, para atacar a la oposición.

El presidente usa a las instituciones para investigar a gobernadores, candidatos y todas aquellas personas que no estén de acuerdo con él, y la Fiscalía, cual Gestapo, es utilizada para combatir todo aquello que según el mandatario federal, “atente contra el Estado”.

Estos días previos a las elecciones del 6 de junio, de manera ominosa AMLO ha perseguido a los candidatos de oposición, para evitar que ganen las elecciones y su partido no pierda la mayoría en la Cámara baja, además a un gobernador de oposición y usa la fuerza e información del Estado para acosarlos y demostrar que mientras él gobierne, estamos bajo la amenaza a nuestros derechos y libertades.

Tenemos que parar esta masacre, debemos recuperar la Cámara de Diputados, no olvidemos que mientras el presidente cada día quiere desviar nuestra atención con sus acusaciones sin pruebas, no ejerce la misma ley con Pío, Felipa, Bartlett, Zoé Robledo, Los Ackerman-Sandoval, Sheinbaum, Ebrard, Delgado, Salgado Macedonio y ahora su candidato, Alfonso Durazo.

Estamos ante el alter ego de Andrés Manuel López Obrador, alguien diferente al que se proclamó “el presidente más humanista de la historia”, el mismo que dice no ser tapadera de nadie y ahora demuestra todo lo contrario, porque actúa como si la ley estuviera en sus manos y donde prevalece un completo autoritarismo.

*Senador por Veracruz del PAN

A 30 meses de gobierno de la “Cuarta Transformación”, hemos visto, palpado y vivido la verdadera realidad de esta administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador, estamos ante una economía que no creció lo prometido en campaña; lo único que ha crecido es la inflación.

Así como la economía, tampoco ha crecido la producción petrolera, y menos con las leyes promovidas por el Ejecutivo, que son completamente inconstitucionales. El presidente se ha mostrado como un verdadero destructor y no solo de las selvas y bosques del país con su fallido programa “Sembrando Vida”, sino con todo aquello que a él le signifique un obstáculo.

AMLO llegó al poder presidencial que tanto soñó por años, llegó fuerte, con una mayoría que le otorgó en las urnas un pueblo con la esperanza de cambio, en julio de 2018; llegó con mentiras y promesas que no ha cumplido, llegó un completo dictador disfrazado de demócrata.

López Obrador supo cómo engañar a los mexicanos, se le reconoce que es un gran demagogo, desde el día uno mostró que él venía a buscar más poder y ha usado al pueblo como instrumento para los fines de su ambición política.

Los últimos días hemos visto cómo el presidente “humanista” y “luchador social”, como se ha autodenominado muchas veces, se impuso en el Congreso de la Unión, donde tiene mayoría a su completo servicio y deben acatar las instrucciones al pie de la letra, tanto así que no pueden ni deben atreverse a alterar ni un punto, ni una coma, a ningún documento que salga de Palacio Nacional.

El presidente, el gabinete, sus partidos satélites y su mayoría, han violado la Constitución, el Estado de Derecho, pasan por encima del federalismo e ignoran por completo la división de poderes. El líder de la 4T está metido completamente en el papel de “El Rey Sol” con su expresión “El Estado soy yo”.

Estamos ante una naciente dictadura, donde el máximo líder decidió usar todo su poder, como el de ambas cámaras, jueces, la Fiscalía General de la República (FGR), la Unidad de Investigación Financiera (UIF), el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y hasta su púlpito mañanero, para atacar a la oposición.

El presidente usa a las instituciones para investigar a gobernadores, candidatos y todas aquellas personas que no estén de acuerdo con él, y la Fiscalía, cual Gestapo, es utilizada para combatir todo aquello que según el mandatario federal, “atente contra el Estado”.

Estos días previos a las elecciones del 6 de junio, de manera ominosa AMLO ha perseguido a los candidatos de oposición, para evitar que ganen las elecciones y su partido no pierda la mayoría en la Cámara baja, además a un gobernador de oposición y usa la fuerza e información del Estado para acosarlos y demostrar que mientras él gobierne, estamos bajo la amenaza a nuestros derechos y libertades.

Tenemos que parar esta masacre, debemos recuperar la Cámara de Diputados, no olvidemos que mientras el presidente cada día quiere desviar nuestra atención con sus acusaciones sin pruebas, no ejerce la misma ley con Pío, Felipa, Bartlett, Zoé Robledo, Los Ackerman-Sandoval, Sheinbaum, Ebrard, Delgado, Salgado Macedonio y ahora su candidato, Alfonso Durazo.

Estamos ante el alter ego de Andrés Manuel López Obrador, alguien diferente al que se proclamó “el presidente más humanista de la historia”, el mismo que dice no ser tapadera de nadie y ahora demuestra todo lo contrario, porque actúa como si la ley estuviera en sus manos y donde prevalece un completo autoritarismo.

*Senador por Veracruz del PAN