/ viernes 11 de mayo de 2018

Para reflexionar

A continuación pondremos a su consideración lo que nosotros pensamos sobre algunos problemas de los que se habla últimamente en la ciudad.

Se dice que los niños crecen sobreprotegidos y esto sucede porque las madres, olvidándose que los pequeños están en pleno desarrollo, les ayudan hasta en lo más mínimo, impidiéndoles llegar a esa meta con éxito.

Hemos vistos a muchas madres que, con el pretexto de que el niño es demasiado pequeño, le cargan la mochila, lo que a todas luces es incorrecto. Ya que con sólo ese hecho, sin darse cuenta, les vuelven inútiles para enfrentarse a los problemas que, en otra época de su existencia, habrán de tener; pensemos la sobreprotección les perjudica en el futuro. En pocas palabras, por excesiva que nos parezca, la tarea a realizar, debe ser la criatura la que trate de hacerla, ya que no siempre estaremos a su lado.

Tratemos de tapar el pozo antes, y no después de que se ahogue el niño.

No hemos perdido de vista los tan llevados y traídos derechos de los niños; mas, tomando en cuenta que los derechos de una persona terminan donde principian los de otra; en este caso, los derechos de los niños principian donde terminan los de los padres, que son para lograr una mejor educación en sus hijos; y, por lo mismo, deben recurrir a lo que consideren necesario para darles la educación adecuada para que su vida, en el futuro, sea más placentera; y no, por eso, están violentando los derechos de los niños.

Ahora verán la raíz de lo que nosotros creemos provoca todos los problemas que agobian a nuestra sociedad en la actualidad: la mala educación ya que, por miedo, no corregimos la conducta de nuestros hijos, cuando era tiempo.

A continuación transcribiremos para ustedes, un poema que desde que lo conocimos, nos llamó mucho la atención ya que ejemplifica todo lo que hemos querido decir en esta colaboración. Bien a bien no sabemos quién lo escribió, y dice así: “Yo tuve la mamá más mala del mundo”// Mientras otros niños no tenían qué desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado. / Cuando los demás tomaban refresco gaseoso u dulces para el almuerzo, yo tenía que comer emparedados. / Mi madre siempre insistía en saber dónde estábamos. Parecía que estábamos encarcelados, tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo. / Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardáramos u-n-a hora. / Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de menores. / Hizo que laváramos trastes, tendiéramos camas, que aprendiéramos a cocinar y muchas cosas igualmente crueles. / Creo que se quedaba en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer. / Siempre insistía que dijéramos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. // Para cuando llegamos a la adolescencia ya fue más sabia y nuestras vidas se hicieron menos terribles. / Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar hasta la puerta para preguntar por nosotros. // Mi madre fue un fracaso completo. / Ninguno de nosotros ha sido arrestado, cada uno de mis hermanos ha servido en una misión y también ha servido a nuestra patria. / ¿Y a quién debemos culpar de nuestro terrible futuro? / Tienen razón, a nuestra madre. / Vean de todo lo que nos hemos perdido: nunca hemos podido participar en una demostración de actos de violencia y miles de cosas que hicieron nuestros amigos. / Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos. Usando esto como marco, estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera. Verán, doy gracias a Dios, por haberme dado la “Mamá más mala del mundo”.

Vaya nuestra más sincera felicitación para todas las madrecitas por su labor tan compleja. ¡Salud!


A continuación pondremos a su consideración lo que nosotros pensamos sobre algunos problemas de los que se habla últimamente en la ciudad.

Se dice que los niños crecen sobreprotegidos y esto sucede porque las madres, olvidándose que los pequeños están en pleno desarrollo, les ayudan hasta en lo más mínimo, impidiéndoles llegar a esa meta con éxito.

Hemos vistos a muchas madres que, con el pretexto de que el niño es demasiado pequeño, le cargan la mochila, lo que a todas luces es incorrecto. Ya que con sólo ese hecho, sin darse cuenta, les vuelven inútiles para enfrentarse a los problemas que, en otra época de su existencia, habrán de tener; pensemos la sobreprotección les perjudica en el futuro. En pocas palabras, por excesiva que nos parezca, la tarea a realizar, debe ser la criatura la que trate de hacerla, ya que no siempre estaremos a su lado.

Tratemos de tapar el pozo antes, y no después de que se ahogue el niño.

No hemos perdido de vista los tan llevados y traídos derechos de los niños; mas, tomando en cuenta que los derechos de una persona terminan donde principian los de otra; en este caso, los derechos de los niños principian donde terminan los de los padres, que son para lograr una mejor educación en sus hijos; y, por lo mismo, deben recurrir a lo que consideren necesario para darles la educación adecuada para que su vida, en el futuro, sea más placentera; y no, por eso, están violentando los derechos de los niños.

Ahora verán la raíz de lo que nosotros creemos provoca todos los problemas que agobian a nuestra sociedad en la actualidad: la mala educación ya que, por miedo, no corregimos la conducta de nuestros hijos, cuando era tiempo.

A continuación transcribiremos para ustedes, un poema que desde que lo conocimos, nos llamó mucho la atención ya que ejemplifica todo lo que hemos querido decir en esta colaboración. Bien a bien no sabemos quién lo escribió, y dice así: “Yo tuve la mamá más mala del mundo”// Mientras otros niños no tenían qué desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado. / Cuando los demás tomaban refresco gaseoso u dulces para el almuerzo, yo tenía que comer emparedados. / Mi madre siempre insistía en saber dónde estábamos. Parecía que estábamos encarcelados, tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y lo que estábamos haciendo. / Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardáramos u-n-a hora. / Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de menores. / Hizo que laváramos trastes, tendiéramos camas, que aprendiéramos a cocinar y muchas cosas igualmente crueles. / Creo que se quedaba en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer. / Siempre insistía que dijéramos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. // Para cuando llegamos a la adolescencia ya fue más sabia y nuestras vidas se hicieron menos terribles. / Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar hasta la puerta para preguntar por nosotros. // Mi madre fue un fracaso completo. / Ninguno de nosotros ha sido arrestado, cada uno de mis hermanos ha servido en una misión y también ha servido a nuestra patria. / ¿Y a quién debemos culpar de nuestro terrible futuro? / Tienen razón, a nuestra madre. / Vean de todo lo que nos hemos perdido: nunca hemos podido participar en una demostración de actos de violencia y miles de cosas que hicieron nuestros amigos. / Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos. Usando esto como marco, estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera. Verán, doy gracias a Dios, por haberme dado la “Mamá más mala del mundo”.

Vaya nuestra más sincera felicitación para todas las madrecitas por su labor tan compleja. ¡Salud!