/ domingo 16 de enero de 2022

¿Patrocinio se va?, ¿entra en planes de la sucesión?

Las formas de ejercer el poder son parecidas y por eso vemos que hay quienes soportan muy poco los errores de los colaboradores y los corren a la primera de cambios, otros aguantan más y pocos tienen larga capacidad de soportar fallas.

Por cierto que a la hora de gobernar un estado, todos tienen sus creaciones (sus mounstritos, dirían algunos) y a un hombre o mujer fuerte.

Si retrocedemos dos décadas en el tiempo recordaremos que Miguel Alemán era muy benevolente con sus colaboradores. Difícil que le pidiera la renuncia a uno y dejó la operación de su gobierno en Roberto López Delfín y Alejandro Montano, quienes, con sus altibajos, permanecieron todo el sexenio.

Fidel Herrera se apegó al manual de tener un equipo de arranque, otro intermedio y uno al final. Por lo tanto ordenó múltiples movimientos en su gabinete y, dada su larga experiencia política, él lo fue todo en su gobierno, desde secretario de Obras Públicas y presidente del PRI hasta titular de Educación.

Javier Duarte hizo cuantos cambios fueron necesarios y convenientes para él, de ahí que también dispuso un gran número de movimientos en sus colaboradores. Cuando ya estaba en la etapa final de su mandato y no podía componer su mala imagen, ordenó nuevamente cambios, cayó gente que había tenido gran poder y…de nada sirvió, pues el problema principal no eran ellos. Miguel Ángel Yunes desarrolló su gobierno corto prácticamente sin cambios y sin un hombre fuerte de colaborador, pues igualmente sabía todo de la política veracruzana. Tuvo en Jorge Winckler a su creación y es conocido cómo le fue al fiscal.

Ahora, a nivel nacional, el presidente López Obrador dijo claramente cómo quiere que sean sus colaboradores: 90% de honestidad y 10% de experiencia. Y aquí en Veracruz a la mitad del gobierno de Cuitláhuac García la mayoría se sostiene en sus cargos porque el Gobernador así lo ha decidido y ese es su estilo.

Cuitláhuac dijo que los integrantes de su gabinete lo acompañarán hasta el final, significando esto que tienen seguro el trabajo, pero también la nula posibilidad de pasar a ocupar un cargo de elección popular, como ya sucedió el año pasado, cuando varios se quedaron con las ganas de ser postulados a las diputaciones locales y federales y a las alcaldías.

Sin embargo, hay que precisar que sí se han ido algunos. Ha sucedido en el DIF, Contraloría, Trabajo, Sedarpa y Sedema, por circunstancias que no han quedado del todo claras y hubo un movimiento con mucha notoriedad en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia.

¿Qué pasó realmente en esas dependencias?, no se sabe a ciencia cierta, pero quedó la impresión de que en algunos casos los cambios obedecieron a que fallaron de fea manera los removidos. Hay un caso especial, el del secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, a quien en las últimas semanas por un lado se le ha querido involucrar como protector de un cártel y, por otra, se le señala como represor, por lo que se le exige al Gobernador su destitución.

En otros gobiernos Patrocinio posiblemente hubiera tenido los meses contados, no las horas porque el gobernador en turno no hubiera querido mostrar debilidad al removerlo en medio de la tormenta y habría dejado pasar un tiempo para realizar el cambio. Pero en actualidad no se ve que Cuitláhuac quiera remover al Secretario de Gobierno, al contrario, lo que se nota es que está a gusto con su trabajo. Hace recordar el caso de Arturo Bérmudez, por quien Javier Duarte llegó a expresar que primero se iba él (el gobernador) que su secretario de Seguridad Pública.

Y como el Gobernador es el único que lo puede quitar del puesto –salvo que de muy arriba se lo ordenen, derivado esto de planes por la sucesión en los que no sea bien visto, o que hubiera una presión social muy fuerte - pues puede decirse que a Patrocinio lo veremos tres años más en la Secretaría de Gobierno, actuando como lo ha venido haciendo en los tres años anteriores.

Las formas de ejercer el poder son parecidas y por eso vemos que hay quienes soportan muy poco los errores de los colaboradores y los corren a la primera de cambios, otros aguantan más y pocos tienen larga capacidad de soportar fallas.

Por cierto que a la hora de gobernar un estado, todos tienen sus creaciones (sus mounstritos, dirían algunos) y a un hombre o mujer fuerte.

Si retrocedemos dos décadas en el tiempo recordaremos que Miguel Alemán era muy benevolente con sus colaboradores. Difícil que le pidiera la renuncia a uno y dejó la operación de su gobierno en Roberto López Delfín y Alejandro Montano, quienes, con sus altibajos, permanecieron todo el sexenio.

Fidel Herrera se apegó al manual de tener un equipo de arranque, otro intermedio y uno al final. Por lo tanto ordenó múltiples movimientos en su gabinete y, dada su larga experiencia política, él lo fue todo en su gobierno, desde secretario de Obras Públicas y presidente del PRI hasta titular de Educación.

Javier Duarte hizo cuantos cambios fueron necesarios y convenientes para él, de ahí que también dispuso un gran número de movimientos en sus colaboradores. Cuando ya estaba en la etapa final de su mandato y no podía componer su mala imagen, ordenó nuevamente cambios, cayó gente que había tenido gran poder y…de nada sirvió, pues el problema principal no eran ellos. Miguel Ángel Yunes desarrolló su gobierno corto prácticamente sin cambios y sin un hombre fuerte de colaborador, pues igualmente sabía todo de la política veracruzana. Tuvo en Jorge Winckler a su creación y es conocido cómo le fue al fiscal.

Ahora, a nivel nacional, el presidente López Obrador dijo claramente cómo quiere que sean sus colaboradores: 90% de honestidad y 10% de experiencia. Y aquí en Veracruz a la mitad del gobierno de Cuitláhuac García la mayoría se sostiene en sus cargos porque el Gobernador así lo ha decidido y ese es su estilo.

Cuitláhuac dijo que los integrantes de su gabinete lo acompañarán hasta el final, significando esto que tienen seguro el trabajo, pero también la nula posibilidad de pasar a ocupar un cargo de elección popular, como ya sucedió el año pasado, cuando varios se quedaron con las ganas de ser postulados a las diputaciones locales y federales y a las alcaldías.

Sin embargo, hay que precisar que sí se han ido algunos. Ha sucedido en el DIF, Contraloría, Trabajo, Sedarpa y Sedema, por circunstancias que no han quedado del todo claras y hubo un movimiento con mucha notoriedad en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia.

¿Qué pasó realmente en esas dependencias?, no se sabe a ciencia cierta, pero quedó la impresión de que en algunos casos los cambios obedecieron a que fallaron de fea manera los removidos. Hay un caso especial, el del secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, a quien en las últimas semanas por un lado se le ha querido involucrar como protector de un cártel y, por otra, se le señala como represor, por lo que se le exige al Gobernador su destitución.

En otros gobiernos Patrocinio posiblemente hubiera tenido los meses contados, no las horas porque el gobernador en turno no hubiera querido mostrar debilidad al removerlo en medio de la tormenta y habría dejado pasar un tiempo para realizar el cambio. Pero en actualidad no se ve que Cuitláhuac quiera remover al Secretario de Gobierno, al contrario, lo que se nota es que está a gusto con su trabajo. Hace recordar el caso de Arturo Bérmudez, por quien Javier Duarte llegó a expresar que primero se iba él (el gobernador) que su secretario de Seguridad Pública.

Y como el Gobernador es el único que lo puede quitar del puesto –salvo que de muy arriba se lo ordenen, derivado esto de planes por la sucesión en los que no sea bien visto, o que hubiera una presión social muy fuerte - pues puede decirse que a Patrocinio lo veremos tres años más en la Secretaría de Gobierno, actuando como lo ha venido haciendo en los tres años anteriores.