/ domingo 5 de agosto de 2018

Peña Nieto III convenios federales

Para los municipios existen dos periodos a considerar en ingresos y presupuesto; uno de operación y obras y el atípico para obras que beneficien a la sociedad.

El ciclo de estos ocurre en el periodo agosto-diciembre, el primero específico generalmente para obras; y otro es el constitucional que incluye la Ley de ingresos y el presupuesto fiscal para la recaudación y los egresos de operación e infraestructura; estos últimos son formulados apegados a directrices que señala el Congreso bajo la supervisión de la Secretaría de Fiscalización y del Orfis.

Como complemento a mis anteriores artículos en los cuales comenté sobre las participaciones federales Ramo 28 y en el segundo aportaciones Ramo 33, en esta ocasión hablaré sobre otros fondos, los “convenios” que son de carácter federal, que se incluyen en PEF como Ramo 23, y que parte de su autorización se destina a los municipios y son etiquetados para infraestructura.

A diferencia de los primeros que están contenidos en una ley, la de Coordinación fiscal, por lo que tienen una obligación legal federalista, los fondos del Ramo 23 se discuten y se aprueban con el PEF por la Cámara de Diputados.

Por ello en los meses de agosto a noviembre empieza la peregrinación de ediles, funcionarios municipales, cabilderos enviados por gobernadores, gestores y todo tipo de coyotes encantadores de serpientes, que buscan autorización para las encomiendas que llevan, como caminos, escuelas, parques deportivos, plazas públicas, pavimentación de calles, puentes, guarderías, plazas culturales y todo lo imaginable en nuevas obras.

A quién visitan, en el orden: a sus diputados de distrito, siguen diputados de la fracción a que pertenece el municipio, a los coordinadores y vicecoordinadores de bancada, no importa el color, y después a la cola ante comisiones, y a la más grande: a la comisión de presupuesto.

Pero para llegar a esto deben contar con proyectos ejecutivos y validados por autoridad competente, ahí disminuyen en forma importante las filas, después de tener completo el proyecto, habrá que obtener el registro de la SHCP, que les da un folio, ahí se reduce más la lista de solicitantes.

Con estos requisitos los enfilados en la comisión de presupuestos tienen la posibilidad que se los aceptan previo folio y dejan a consideración su aprobación a los fondos que se asignen en el Ramo 23, para cada uno de los programas que para mayor precisión se los enlisto: 1) Fondo de apoyo a migrantes. 2) Fondo de apoyo a estructura y productividad 3) Fondo de capitalidad. 4) Fondo de infraestructura deportiva. 5) Fondo de pavimentación, espacios deportivos, alumbrado público y rehabilitación de infraestructura educativa para municipios y demarcaciones territoriales. 6) Fondo metropolitano. 7) Fondo para el fortalecimiento de la infraestructura estatal y municipal. 8) Fondo para las fronteras. 9) Fondo para la accesibilidad de las personas con discapacidad. 10) Fondo regional. 11) Fondo sur-sureste. 12) Proyectos de desarrollo regional.

A todos estos fondos accedieron los municipios, ahora dependerán de las políticas públicas que emita la nueva administración federal, pues se ha hablado mucho que podrían desaparecer, por ser considerados los fondos de los moches.

En el plano del miope esto pudiera ser cierto, para aquel que tiene buena vista ha traído beneficios para la sociedad porque las obras en su generalidad están hechas y son una cadena económica que emplea a mucha gente, compra materiales locales, da trabajo al ramo camionero y de maquinaria pesada, pero que beneficia a la sociedad más necesitada.

Veracruz fue favorecido en 2017 con 13 mil 562 millones de pesos, 17.52% mayor al año 2016 (Cuenta Pública 2017).

A los municipios les recomendaría tengan proyectos ejecutivos validados si quieren aspirar a estos fondos.

Con ello reitero que ninguna administración estatal en Veracruz ha recibido más ingresos federales que la que preside el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares; gran gestor: Podrán consignar que la mayoría de obras están terminadas.

Para 2019, como dijera un cómico famoso, “es un acertijo”, ojalá para bien de Veracruz.


Para los municipios existen dos periodos a considerar en ingresos y presupuesto; uno de operación y obras y el atípico para obras que beneficien a la sociedad.

El ciclo de estos ocurre en el periodo agosto-diciembre, el primero específico generalmente para obras; y otro es el constitucional que incluye la Ley de ingresos y el presupuesto fiscal para la recaudación y los egresos de operación e infraestructura; estos últimos son formulados apegados a directrices que señala el Congreso bajo la supervisión de la Secretaría de Fiscalización y del Orfis.

Como complemento a mis anteriores artículos en los cuales comenté sobre las participaciones federales Ramo 28 y en el segundo aportaciones Ramo 33, en esta ocasión hablaré sobre otros fondos, los “convenios” que son de carácter federal, que se incluyen en PEF como Ramo 23, y que parte de su autorización se destina a los municipios y son etiquetados para infraestructura.

A diferencia de los primeros que están contenidos en una ley, la de Coordinación fiscal, por lo que tienen una obligación legal federalista, los fondos del Ramo 23 se discuten y se aprueban con el PEF por la Cámara de Diputados.

Por ello en los meses de agosto a noviembre empieza la peregrinación de ediles, funcionarios municipales, cabilderos enviados por gobernadores, gestores y todo tipo de coyotes encantadores de serpientes, que buscan autorización para las encomiendas que llevan, como caminos, escuelas, parques deportivos, plazas públicas, pavimentación de calles, puentes, guarderías, plazas culturales y todo lo imaginable en nuevas obras.

A quién visitan, en el orden: a sus diputados de distrito, siguen diputados de la fracción a que pertenece el municipio, a los coordinadores y vicecoordinadores de bancada, no importa el color, y después a la cola ante comisiones, y a la más grande: a la comisión de presupuesto.

Pero para llegar a esto deben contar con proyectos ejecutivos y validados por autoridad competente, ahí disminuyen en forma importante las filas, después de tener completo el proyecto, habrá que obtener el registro de la SHCP, que les da un folio, ahí se reduce más la lista de solicitantes.

Con estos requisitos los enfilados en la comisión de presupuestos tienen la posibilidad que se los aceptan previo folio y dejan a consideración su aprobación a los fondos que se asignen en el Ramo 23, para cada uno de los programas que para mayor precisión se los enlisto: 1) Fondo de apoyo a migrantes. 2) Fondo de apoyo a estructura y productividad 3) Fondo de capitalidad. 4) Fondo de infraestructura deportiva. 5) Fondo de pavimentación, espacios deportivos, alumbrado público y rehabilitación de infraestructura educativa para municipios y demarcaciones territoriales. 6) Fondo metropolitano. 7) Fondo para el fortalecimiento de la infraestructura estatal y municipal. 8) Fondo para las fronteras. 9) Fondo para la accesibilidad de las personas con discapacidad. 10) Fondo regional. 11) Fondo sur-sureste. 12) Proyectos de desarrollo regional.

A todos estos fondos accedieron los municipios, ahora dependerán de las políticas públicas que emita la nueva administración federal, pues se ha hablado mucho que podrían desaparecer, por ser considerados los fondos de los moches.

En el plano del miope esto pudiera ser cierto, para aquel que tiene buena vista ha traído beneficios para la sociedad porque las obras en su generalidad están hechas y son una cadena económica que emplea a mucha gente, compra materiales locales, da trabajo al ramo camionero y de maquinaria pesada, pero que beneficia a la sociedad más necesitada.

Veracruz fue favorecido en 2017 con 13 mil 562 millones de pesos, 17.52% mayor al año 2016 (Cuenta Pública 2017).

A los municipios les recomendaría tengan proyectos ejecutivos validados si quieren aspirar a estos fondos.

Con ello reitero que ninguna administración estatal en Veracruz ha recibido más ingresos federales que la que preside el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares; gran gestor: Podrán consignar que la mayoría de obras están terminadas.

Para 2019, como dijera un cómico famoso, “es un acertijo”, ojalá para bien de Veracruz.