/ miércoles 22 de septiembre de 2021

Pirotecnia política

Estimado lector, no está de más recordar la advertencia de Enrique González Pedrero en su ensayo Riqueza de la Pobreza: "Mientras los viajeros divierten, alegres y despreocupados en el baile de gala, el barco navega en la oscuridad hacia el iceberg fatal".

En este septiembre de la patria, ¿a quién festejar, a Hidalgo y Morelos, o a Iturbide? La historia se convierte en una actualidad polémica siempre que se le da un uso político, cosa harto frecuente; es la función de la historia oficial que, se supone, desempeña un papel central en la creación de identidad nacional y de la cohesión que unifica a la sociedad en el amor a la patria. Además de la historia oficial, tenemos en México versiones liberales, conservadoras y las de los investigadores.

Los pueblos más libres son los que conocen mejor su historia, no solo los acontecimientos o personajes extraordinarios, sino las causas profundas que mueven los cambios en la vida colectiva.

Pero decíamos que además de la oficial, también hay versiones conservadoras o progresistas de nuestro pasado, con múltiples variantes cada una que, igual que la oficial, lo que buscan es dirigir la forma de interpretar lo ocurrido y sobre todo, dejar en claro qué, cómo y a quién festejar; hoy por hoy tenemos a quienes exaltan los méritos de Hidalgo y Morelos, y otros los de Iturbide.

La globalización ha cambiado la historia de la humanidad. Las nuevas tecnologías de la información han roto barreras de tiempo y espacio. La comunicación es instantánea. Los bloques económicos funcionan según la competencia en los mercados globales. Los términos de soberanía, independencia y nacionalismo han cambiado. Hay más personas poderosas con recursos económicos y, en general, la población mundial no ha accedido a todos los beneficios la nueva regionalización.

Miguel Hidalgo, por ejemplo, ¿merece ser considerado el Padre de la Patria, cuando solo estuvo cuatro meses en acción?, preguntan los conservadores de hoy, que además le achacan haber movilizado una turba incontrolada que causó muerte y, aunque la insurgencia sólo se mantuvo activa poco tiempo entre Querétaro, Guadalajara, Guanajuato y las cercanías de la Ciudad de México, se le atribuye "una caída de su ingreso per cápita de los 40 dólares que tenía en 1800 a 27 en 1825" (La independencia que no fue, Nexos septiembre 2002).

La de Morelos sería una visión "torpe, cerrada, católica, obtusa y atrabiliaria en sus retrógrados Sentimientos de la Nación", escribió Luis González de Alba hace 12 años en la revista Nexos.

Héctor Aguilar Camín, director de Nexos, se pregunta ¿por qué celebramos como padres de la independencia a los sacerdotes insurgentes derrotados, Hidalgo y Morelos, y no al militar criollo que la hizo realidad en 1821? (Milenio diario 16-09-2021)

Somos resultado del mestizaje, de una conquista dura, cruel, pero que creó una nueva nación que no existía como colonia. La lucha por la independencia tenía como sustento político la invasión francesa, pero como ideología al liberalismo y se trataba mejorar condiciones de competencia económica que la Corona evitaba, por el cobro de impuestos.

Fue tan sangrienta la toma de Guanajuato, que Miguel Hidalgo prefirió evitar una matanza en la Ciudad de México y no se animó a entrar a la capital. Esto prolongó la lucha por más de 10 años, en los cuales perdieron la vida el propio Hidalgo y varios de los caudillos, Morelos incluido. Fue Agustín de Iturbide, tras la defensa de Vicente Guerrero, quien se empoderó como emperador del país.

Así comenzó una nueva era, de confrontación entre liberales y conservadores. Fue desde luego Benito Juárez quien fundó el Estado mexicano, con su Constitución, el combate a la invasión francesa y las Leyes de Reforma. Este legado fue reconocido mundialmente.

No fue fácil combatir en varios frentes. Logró el triunfo a costa de riesgos y alianzas. Así pues, nuestra independencia y la Reforma fueron movimientos liberales ideológicamente.

La defensa de las libertades, la propiedad, el laicismo, hicieron posible un avance democrático y la creación de instituciones. Poco a poco México se modernizó. Pasamos por diversas etapas de construcción y restitución de nuestro país. En el marco del Estado de derecho.

Estimado lector, no está de más recordar la advertencia de Enrique González Pedrero en su ensayo Riqueza de la Pobreza: "Mientras los viajeros divierten, alegres y despreocupados en el baile de gala, el barco navega en la oscuridad hacia el iceberg fatal".

En este septiembre de la patria, ¿a quién festejar, a Hidalgo y Morelos, o a Iturbide? La historia se convierte en una actualidad polémica siempre que se le da un uso político, cosa harto frecuente; es la función de la historia oficial que, se supone, desempeña un papel central en la creación de identidad nacional y de la cohesión que unifica a la sociedad en el amor a la patria. Además de la historia oficial, tenemos en México versiones liberales, conservadoras y las de los investigadores.

Los pueblos más libres son los que conocen mejor su historia, no solo los acontecimientos o personajes extraordinarios, sino las causas profundas que mueven los cambios en la vida colectiva.

Pero decíamos que además de la oficial, también hay versiones conservadoras o progresistas de nuestro pasado, con múltiples variantes cada una que, igual que la oficial, lo que buscan es dirigir la forma de interpretar lo ocurrido y sobre todo, dejar en claro qué, cómo y a quién festejar; hoy por hoy tenemos a quienes exaltan los méritos de Hidalgo y Morelos, y otros los de Iturbide.

La globalización ha cambiado la historia de la humanidad. Las nuevas tecnologías de la información han roto barreras de tiempo y espacio. La comunicación es instantánea. Los bloques económicos funcionan según la competencia en los mercados globales. Los términos de soberanía, independencia y nacionalismo han cambiado. Hay más personas poderosas con recursos económicos y, en general, la población mundial no ha accedido a todos los beneficios la nueva regionalización.

Miguel Hidalgo, por ejemplo, ¿merece ser considerado el Padre de la Patria, cuando solo estuvo cuatro meses en acción?, preguntan los conservadores de hoy, que además le achacan haber movilizado una turba incontrolada que causó muerte y, aunque la insurgencia sólo se mantuvo activa poco tiempo entre Querétaro, Guadalajara, Guanajuato y las cercanías de la Ciudad de México, se le atribuye "una caída de su ingreso per cápita de los 40 dólares que tenía en 1800 a 27 en 1825" (La independencia que no fue, Nexos septiembre 2002).

La de Morelos sería una visión "torpe, cerrada, católica, obtusa y atrabiliaria en sus retrógrados Sentimientos de la Nación", escribió Luis González de Alba hace 12 años en la revista Nexos.

Héctor Aguilar Camín, director de Nexos, se pregunta ¿por qué celebramos como padres de la independencia a los sacerdotes insurgentes derrotados, Hidalgo y Morelos, y no al militar criollo que la hizo realidad en 1821? (Milenio diario 16-09-2021)

Somos resultado del mestizaje, de una conquista dura, cruel, pero que creó una nueva nación que no existía como colonia. La lucha por la independencia tenía como sustento político la invasión francesa, pero como ideología al liberalismo y se trataba mejorar condiciones de competencia económica que la Corona evitaba, por el cobro de impuestos.

Fue tan sangrienta la toma de Guanajuato, que Miguel Hidalgo prefirió evitar una matanza en la Ciudad de México y no se animó a entrar a la capital. Esto prolongó la lucha por más de 10 años, en los cuales perdieron la vida el propio Hidalgo y varios de los caudillos, Morelos incluido. Fue Agustín de Iturbide, tras la defensa de Vicente Guerrero, quien se empoderó como emperador del país.

Así comenzó una nueva era, de confrontación entre liberales y conservadores. Fue desde luego Benito Juárez quien fundó el Estado mexicano, con su Constitución, el combate a la invasión francesa y las Leyes de Reforma. Este legado fue reconocido mundialmente.

No fue fácil combatir en varios frentes. Logró el triunfo a costa de riesgos y alianzas. Así pues, nuestra independencia y la Reforma fueron movimientos liberales ideológicamente.

La defensa de las libertades, la propiedad, el laicismo, hicieron posible un avance democrático y la creación de instituciones. Poco a poco México se modernizó. Pasamos por diversas etapas de construcción y restitución de nuestro país. En el marco del Estado de derecho.