/ miércoles 16 de septiembre de 2020

Pobreza, migración y remesas

El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield Padilla, se refirió de forma reciente a un aumento de 7.23 por ciento en las remesas que llegan a nuestro país.

En el marco de la conferencia mañanera del presidente López Obrador, el procurador del consumidor señaló que los datos de julio consignan un incremento importante con relación a los años anteriores: 23.58 por ciento con respecto al mismo mes de 2018, y 7.23, si se compara con julio de 2019.

No es un tema para enorgullecerse, sobre todo porque revela que los principales ingresos de nuestro país se relacionan con la exportación de mano de obra y no con la producción de bienes.

En febrero del presente año, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados reveló que el ingreso promedio de los hogares mexicanos tiene como principales fuentes el trabajo y las transferencias.

El estudio denominado “Los programas sociales y su incidencia en el ingreso y la alimentación de las familias rurales” indica que aun cuando no todos los hogares en localidades rurales reciben remesas del exterior, dichos depósitos adquieren relevancia como complemento, en ocasiones superando al apoyo de las transferencias.

La fuente indica que en los hogares del entorno rural, el 20 por ciento de los ingresos tiene que ver con las transferencias de dinero desde el extranjero.

Es ahí, en el entorno rural, donde las remesas del extranjero, básicamente de Estados Unidos, adquieren mucha mayor importancia, dado que los recursos enviamos por los migrantes son el sustento para miles de familias.

El tema de las remesas está muy vinculado al de la pobreza y la inseguridad alimentaria; a eso se debe la enorme cantidad de migrantes que expulsan los estados más pobres del país.

El citado centro de estudios de la Cámara de Diputados apunta que la inseguridad alimentaria severa relacionada con la pobreza extrema se presenta en Tabasco, Guerrero, Campeche, Oaxaca y Veracruz; que en nuestro país, 25.5 millones de personas carecen de acceso a la alimentación y que de ese total, 7.9 millones residen en espacios rurales.

Tomando como punto de referencia a Veracruz, basta decir diversas fuentes ubican a la entidad como la quinta con más expulsión de migrantes.

Durante 2019, Veracruz recibió mil 495 millones de dólares por concepto de remesas del extranjero; un año antes, en 2019, la cifra fue de mil 383 millones, lo que consigna un incremento superior al 4 por ciento.

No es un dato que enorgullezca; al contrario, revela la tragedia de miles de veracruzanos que tuvieron que desplazarse para encontrar el ingreso suficiente que permita alimentar a sus familias, dado que aquí no se generan suficientes oportunidades de empleo bien pagado.

El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield Padilla, se refirió de forma reciente a un aumento de 7.23 por ciento en las remesas que llegan a nuestro país.

En el marco de la conferencia mañanera del presidente López Obrador, el procurador del consumidor señaló que los datos de julio consignan un incremento importante con relación a los años anteriores: 23.58 por ciento con respecto al mismo mes de 2018, y 7.23, si se compara con julio de 2019.

No es un tema para enorgullecerse, sobre todo porque revela que los principales ingresos de nuestro país se relacionan con la exportación de mano de obra y no con la producción de bienes.

En febrero del presente año, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados reveló que el ingreso promedio de los hogares mexicanos tiene como principales fuentes el trabajo y las transferencias.

El estudio denominado “Los programas sociales y su incidencia en el ingreso y la alimentación de las familias rurales” indica que aun cuando no todos los hogares en localidades rurales reciben remesas del exterior, dichos depósitos adquieren relevancia como complemento, en ocasiones superando al apoyo de las transferencias.

La fuente indica que en los hogares del entorno rural, el 20 por ciento de los ingresos tiene que ver con las transferencias de dinero desde el extranjero.

Es ahí, en el entorno rural, donde las remesas del extranjero, básicamente de Estados Unidos, adquieren mucha mayor importancia, dado que los recursos enviamos por los migrantes son el sustento para miles de familias.

El tema de las remesas está muy vinculado al de la pobreza y la inseguridad alimentaria; a eso se debe la enorme cantidad de migrantes que expulsan los estados más pobres del país.

El citado centro de estudios de la Cámara de Diputados apunta que la inseguridad alimentaria severa relacionada con la pobreza extrema se presenta en Tabasco, Guerrero, Campeche, Oaxaca y Veracruz; que en nuestro país, 25.5 millones de personas carecen de acceso a la alimentación y que de ese total, 7.9 millones residen en espacios rurales.

Tomando como punto de referencia a Veracruz, basta decir diversas fuentes ubican a la entidad como la quinta con más expulsión de migrantes.

Durante 2019, Veracruz recibió mil 495 millones de dólares por concepto de remesas del extranjero; un año antes, en 2019, la cifra fue de mil 383 millones, lo que consigna un incremento superior al 4 por ciento.

No es un dato que enorgullezca; al contrario, revela la tragedia de miles de veracruzanos que tuvieron que desplazarse para encontrar el ingreso suficiente que permita alimentar a sus familias, dado que aquí no se generan suficientes oportunidades de empleo bien pagado.