/ sábado 7 de diciembre de 2019

Políticos que gozan de riqueza e impunidad

La nacionalidad es la condición de pertenencia de una persona al Estado o nación, que le permite gozar de derechos políticos y sociales y deberes que constituyen obligaciones frente al Estado.

En el caso de México, el artículo 30 constitucional, establece que la nacionalidad se adquiere por nacimiento o por naturalización y primordialmente son mexicanos los nacidos en territorio de la República, sin importar cuál fuere la nacionalidad de sus padres. Tal es el caso de los hijos de los miles de migrantes detenidos en nuestro país, impedidos para llegar a su destino (Norteamérica), que procrean hijos en México y por ese sólo hecho se les otorga nuestra nacionalidad.

Las personas que nazcan en el extranjero, si son hijos de padres mexicanos nacidos en territorio nacional, de padre mexicano o de madre mexicana, aunque la pareja tuviere otra nacionalidad, también se les otorga la nacionalidad mexicana. Lo mismo sucederá con los hijos de padres que han adquirido su naturalización en este país; e igualmente con aquellos nacidos en embarcaciones o aeronaves mexicanas, de guerra o mercantes.

En cuanto a los extranjeros que obtengan carta de naturalización en la Secretaría de Relaciones Exteriores, serán considerados mexicanos por naturalización y finalmente en el caso de la mujer o varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o mujer mexicanos, también podrán adquirir la nacionalidad mexicana. Lo que importa esencialmente es saber, que toda persona desde que nace debe tener una nacionalidad que ahora ya se le reconoce como un Derecho Humano.

Las legislaciones de todos los países del mundo, se rigen por los principios del ius sanguini, ius soli y ius domicilii. Y reconocen el derecho a cambiar voluntariamente de nacionalidad, siempre que el Estado nuevo dé su anuencia. En principio llegó a considerarse el sometimiento al Estado o al Soberano ad perpétuam, es decir, para siempre. Hay Estados que no permiten la renuncia, pero existe la posibilidad de perder la nacionalidad en los términos y condiciones que cada Estado lo determine soberanamente.

De todo lo anterior se han aprovechado políticos mexicanos que al terminar su gestión o al acabar el fuero, con gran impunidad disfrutan de fortunas acumuladas mediante el desvío de recursos públicos o de los negocios hechos en perjuicio del erario público para convertirse en multimillonarios que gozan de impunidad total.

La nacionalidad es la condición de pertenencia de una persona al Estado o nación, que le permite gozar de derechos políticos y sociales y deberes que constituyen obligaciones frente al Estado.

En el caso de México, el artículo 30 constitucional, establece que la nacionalidad se adquiere por nacimiento o por naturalización y primordialmente son mexicanos los nacidos en territorio de la República, sin importar cuál fuere la nacionalidad de sus padres. Tal es el caso de los hijos de los miles de migrantes detenidos en nuestro país, impedidos para llegar a su destino (Norteamérica), que procrean hijos en México y por ese sólo hecho se les otorga nuestra nacionalidad.

Las personas que nazcan en el extranjero, si son hijos de padres mexicanos nacidos en territorio nacional, de padre mexicano o de madre mexicana, aunque la pareja tuviere otra nacionalidad, también se les otorga la nacionalidad mexicana. Lo mismo sucederá con los hijos de padres que han adquirido su naturalización en este país; e igualmente con aquellos nacidos en embarcaciones o aeronaves mexicanas, de guerra o mercantes.

En cuanto a los extranjeros que obtengan carta de naturalización en la Secretaría de Relaciones Exteriores, serán considerados mexicanos por naturalización y finalmente en el caso de la mujer o varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o mujer mexicanos, también podrán adquirir la nacionalidad mexicana. Lo que importa esencialmente es saber, que toda persona desde que nace debe tener una nacionalidad que ahora ya se le reconoce como un Derecho Humano.

Las legislaciones de todos los países del mundo, se rigen por los principios del ius sanguini, ius soli y ius domicilii. Y reconocen el derecho a cambiar voluntariamente de nacionalidad, siempre que el Estado nuevo dé su anuencia. En principio llegó a considerarse el sometimiento al Estado o al Soberano ad perpétuam, es decir, para siempre. Hay Estados que no permiten la renuncia, pero existe la posibilidad de perder la nacionalidad en los términos y condiciones que cada Estado lo determine soberanamente.

De todo lo anterior se han aprovechado políticos mexicanos que al terminar su gestión o al acabar el fuero, con gran impunidad disfrutan de fortunas acumuladas mediante el desvío de recursos públicos o de los negocios hechos en perjuicio del erario público para convertirse en multimillonarios que gozan de impunidad total.