/ jueves 21 de mayo de 2020

¿Por orden de quién entramos a la “nueva normalidad”?

Desde el pasado 10 de mayo debíamos haber superado el pico máximo de contagios del Covid-19, puesto que la saturación de los servicios de salud indicaba la terminación del crecimiento exponencial de contagios y, por ende, al disminuir la propagación del virus se aplanaría la curva, disminuyendo la velocidad y la altura de la misma.

La recomendación del gobierno a la población, secundada por representantes de todos los sectores sociales, consistente en “no salir de casa”, así como la implementación de exageradas medidas de higiene, el lavado frecuente de manos, uso de cubrebocas y gel antibacterial, aseguraba el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, conducirían al aplanamiento de contagio y con ello reducirían la creciente “cadena de infección”.

Sólo que para que la población no saliera de casa y guardara estrictamente el aislamiento de la cuarentena necesitaría mantener sus ingresos para sufragar el gasto en alimentos y suministro de medicamentos que la mayoría de las personas adultas consumen diariamente a un alto costo, no controlado ni supervisado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Ahora que se han cerrado miles de empleos y que se ha paralizado completamente la planta productiva nacional, dejando sin ingresos a más de la mitad de los mexicanos, el reclamo al gobierno del presidente AMLO no se ha hecho esperar y el comercio, turismo, lugares de entretenimiento y diversión, los prestadores de servicios, comerciantes informales, organizaciones empresariales, sindicatos, partidos políticos y medios de comunicación, han puesto contra la pared y al descubierto a funcionarios que no encuentran justificación a su ineficacia.

Lo grave de la pandemia es el daño que dejará en los familiares y amigos de quienes han perdido la vida por el contagio del Covid-19, pero de los efectos secundarios por la reacción nociva no intencionada del daño colateral que causará al régimen de Morena, ni el doctor López-Gatell podrá salvar al partido-gobierno de la 4T.

Lo que más preocupa a los pensantes funcionarios del gobierno de AMLO es la volatilidad de los que abandonaron al PRI, PAN, PRD y MC para treparse a la nómina de Morena, quienes en la elección intermedia podrían regresar a sus partidos de origen o a otros partidos, sin el menor rubor.

Desde el pasado 10 de mayo debíamos haber superado el pico máximo de contagios del Covid-19, puesto que la saturación de los servicios de salud indicaba la terminación del crecimiento exponencial de contagios y, por ende, al disminuir la propagación del virus se aplanaría la curva, disminuyendo la velocidad y la altura de la misma.

La recomendación del gobierno a la población, secundada por representantes de todos los sectores sociales, consistente en “no salir de casa”, así como la implementación de exageradas medidas de higiene, el lavado frecuente de manos, uso de cubrebocas y gel antibacterial, aseguraba el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, conducirían al aplanamiento de contagio y con ello reducirían la creciente “cadena de infección”.

Sólo que para que la población no saliera de casa y guardara estrictamente el aislamiento de la cuarentena necesitaría mantener sus ingresos para sufragar el gasto en alimentos y suministro de medicamentos que la mayoría de las personas adultas consumen diariamente a un alto costo, no controlado ni supervisado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Ahora que se han cerrado miles de empleos y que se ha paralizado completamente la planta productiva nacional, dejando sin ingresos a más de la mitad de los mexicanos, el reclamo al gobierno del presidente AMLO no se ha hecho esperar y el comercio, turismo, lugares de entretenimiento y diversión, los prestadores de servicios, comerciantes informales, organizaciones empresariales, sindicatos, partidos políticos y medios de comunicación, han puesto contra la pared y al descubierto a funcionarios que no encuentran justificación a su ineficacia.

Lo grave de la pandemia es el daño que dejará en los familiares y amigos de quienes han perdido la vida por el contagio del Covid-19, pero de los efectos secundarios por la reacción nociva no intencionada del daño colateral que causará al régimen de Morena, ni el doctor López-Gatell podrá salvar al partido-gobierno de la 4T.

Lo que más preocupa a los pensantes funcionarios del gobierno de AMLO es la volatilidad de los que abandonaron al PRI, PAN, PRD y MC para treparse a la nómina de Morena, quienes en la elección intermedia podrían regresar a sus partidos de origen o a otros partidos, sin el menor rubor.