/ miércoles 14 de noviembre de 2018

PRD, entre la desaparición y una existencia marginal

Los próximos 17 y 18 de noviembre, sábado y domingo, se llevará a efecto el Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática.

Esa fuerza política, que llegó a ser referente de la izquierda en nuestro país, se debate ahora entre la desaparición y una existencia marginal.

Cada vez más cerca de convertirse en un partido bonsái, el Sol Azteca es una fuerza política venida a menos, desnutrida.

Entre los puntos que abordará el Congreso Nacional del PRD se encuentra la ruta del partido rumbo a los próximos años.

Hasta hace relativamente poco se hablaba, incluso, de la necesidad de un cambio de nombre, pero al parecer esa propuesta difícilmente prosperará. Lo que sí podría avanzar en el Congreso es un cambio total, radical, en los cuadros directivos; es decir, mantener el nombre de PRD pero cambiar todas las estructuras.

Todo cambiaría en el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, desde el Consejo Nacional hasta los comités municipales, pasando por el Comité Ejecutivo Nacional, y los comités y consejos estatales.

La idea de un dirigente interino que permanezca en el cargo durante seis o doce meses, para organizar una nueva elección interna, cobra cada vez más fuerza.

Esa reestructuración, decía, alcanzará a los comités estatales del partido, de tal manera que a la dirigencia veracruzana podría llegarle pronto su fecha de caducidad; todos se irían, nos dicen, desde el presidente estatal del partido hasta quienes ocupan las carteras menores.

En ese contexto, se mencionan al interior del comité estatal del partido en Veracruz los nombres de probables candidatos a la dirigencia, poca sustancia política y nada que pudiera espantar a la competencia, simplemente porque el PRD de la entidad está escaso de figuras y personajes emblemáticos.

Los grupos que se aferraron al control del partido terminarán por sepultarle en la mediocridad.

En 2016, los perredistas veracruzanos no tuvieron más opción que adherirse al PAN en una alianza político electoral que representó el triunfo en el proceso para gobernador. Ganaron algunas posiciones –la más importante fue la Secretaría de Gobierno– pero perdieron respeto y credibilidad.

Hoy, entre la confusión en torno al rumbo del partido, se habla de que quienes podrían relevar a Jesús Velázquez en la dirigencia estatal son Jorge Flores, subsecretario de Educación del gobierno del estado; Martín Balfrén Castán, un descocido que no tiene más mérito que su parentesco con el secretario de Gobierno; Sergio Cadena, ex alcalde de Catemaco, quien tendría el CDE del partido como premio de consolación luego de quedar fuera del Congreso de Veracruz; Noreya Portilla Gumercindo, muy muy cercana también al titular de la Segob; y Yazmín Copete Zapot, ex diputada local y ex candidata al Senado. De entre ellos podría surgir el próximo liderazgo perredista en Veracruz. Nada para impresionar.

A propósito, es tan evidente el desplome del partido, la anemia que padece, que el argumento en el sentido de que esta diezmada fuerza política veracruzana tiene 42 alcaldías cayó de forma reciente, cuando sólo ocho presidentes municipales que supuestamente están en las filas perredistas eligieron a Juan Carlos Mezhua, de Zongolica, para encabezar la coordinadora de alcaldes del partido.

La realidad es que ese supuesto control del PRD en cuatro decenas de ayuntamientos es más falso que una moneda de 3 pesos. @luisromero85



Los próximos 17 y 18 de noviembre, sábado y domingo, se llevará a efecto el Congreso Nacional del Partido de la Revolución Democrática.

Esa fuerza política, que llegó a ser referente de la izquierda en nuestro país, se debate ahora entre la desaparición y una existencia marginal.

Cada vez más cerca de convertirse en un partido bonsái, el Sol Azteca es una fuerza política venida a menos, desnutrida.

Entre los puntos que abordará el Congreso Nacional del PRD se encuentra la ruta del partido rumbo a los próximos años.

Hasta hace relativamente poco se hablaba, incluso, de la necesidad de un cambio de nombre, pero al parecer esa propuesta difícilmente prosperará. Lo que sí podría avanzar en el Congreso es un cambio total, radical, en los cuadros directivos; es decir, mantener el nombre de PRD pero cambiar todas las estructuras.

Todo cambiaría en el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, desde el Consejo Nacional hasta los comités municipales, pasando por el Comité Ejecutivo Nacional, y los comités y consejos estatales.

La idea de un dirigente interino que permanezca en el cargo durante seis o doce meses, para organizar una nueva elección interna, cobra cada vez más fuerza.

Esa reestructuración, decía, alcanzará a los comités estatales del partido, de tal manera que a la dirigencia veracruzana podría llegarle pronto su fecha de caducidad; todos se irían, nos dicen, desde el presidente estatal del partido hasta quienes ocupan las carteras menores.

En ese contexto, se mencionan al interior del comité estatal del partido en Veracruz los nombres de probables candidatos a la dirigencia, poca sustancia política y nada que pudiera espantar a la competencia, simplemente porque el PRD de la entidad está escaso de figuras y personajes emblemáticos.

Los grupos que se aferraron al control del partido terminarán por sepultarle en la mediocridad.

En 2016, los perredistas veracruzanos no tuvieron más opción que adherirse al PAN en una alianza político electoral que representó el triunfo en el proceso para gobernador. Ganaron algunas posiciones –la más importante fue la Secretaría de Gobierno– pero perdieron respeto y credibilidad.

Hoy, entre la confusión en torno al rumbo del partido, se habla de que quienes podrían relevar a Jesús Velázquez en la dirigencia estatal son Jorge Flores, subsecretario de Educación del gobierno del estado; Martín Balfrén Castán, un descocido que no tiene más mérito que su parentesco con el secretario de Gobierno; Sergio Cadena, ex alcalde de Catemaco, quien tendría el CDE del partido como premio de consolación luego de quedar fuera del Congreso de Veracruz; Noreya Portilla Gumercindo, muy muy cercana también al titular de la Segob; y Yazmín Copete Zapot, ex diputada local y ex candidata al Senado. De entre ellos podría surgir el próximo liderazgo perredista en Veracruz. Nada para impresionar.

A propósito, es tan evidente el desplome del partido, la anemia que padece, que el argumento en el sentido de que esta diezmada fuerza política veracruzana tiene 42 alcaldías cayó de forma reciente, cuando sólo ocho presidentes municipales que supuestamente están en las filas perredistas eligieron a Juan Carlos Mezhua, de Zongolica, para encabezar la coordinadora de alcaldes del partido.

La realidad es que ese supuesto control del PRD en cuatro decenas de ayuntamientos es más falso que una moneda de 3 pesos. @luisromero85