/ jueves 21 de enero de 2021

Primero la salud pública

A las autoridades federales, encabezadas por el señor presidente Andrés Manuel López Obrador, les ha correspondido, junto a todos nosotros, enfrentar la peor crisis sanitaria de la que se tenga conocimiento desde la peste negra en Europa y Asia.

En el principal municipio conurbado a la ciudad de Orizaba nos topamos con Ixtaczoquitlán, donde Rubén Acosta S. es el director de Servicios Sanitarios, quien como médico cirujano ha venido enfrentando al Covid-19 de frente y admite el miedo que le ha dado. Afirma que él forma parte de la población de riesgo, pues es hipertenso; pese a ello atiende a muchas personas contagiadas en sus propios hogares y ha rescatado a muchos de un fatal desenlace. Tuvo que aprender por su propio peculio el idioma náhuatl, estableciendo una mejor comunicación con la enorme cantidad de pacientes. Lleva el protocolo de seguridad estrictamente aplicado y en su camioneta carga con insumos y medicamentos para paliar y controlar a sus enfermos. Sin quererlo ni pedirlo, es ahora uno de los diez nominados a la medalla "Belisario Domínguez". Desde este espacio vayan nuestras sinceras felicitaciones al facultativo Rubén Acosta S.

He sabido de varios médicos que han sucumbido en la línea frontal de contención contra el Covid, igual de gente conocida, otros que se han recuperado con grandes costos en su salud, con secuelas en funciones orgánicas o cognitivas, de aquí nace la necesidad de democratizar la salud del pueblo. En Estados Unidos son mucho más de 300 millones de habitantes y el programa emergente de vacunación y prevención que se implementó, al margen de los caprichos del difunto político Trump, estima vacunar a toda su población en un margen de cien días; supongamos que se prorrogara a seis meses, así por fines de agosto de este año estarían inoculados el 99% de la población del vecino país del norte.

Hay que admitir que el pez grande se come al chico. Los países desarrollados parece tienen prioridad sobre los mayormente desvalidos, en cuanto al acceso y distribución del biológico protector en contra del virus. Los costos para la sociedad mexicana son desempleo, abandono y psicosis social, que tensa las relaciones hoy acotadas y restringidas por seguridad e higiene general.

Así y como se priorizan las elecciones del 6 de junio de este año, así y todavía más debe darse el mejor esfuerzo coordinado y al margen de partidos políticos por la expansión de la vacunación universal en todo México. Si bien el tema da para convertirlo en golpe político contra las autoridades vigentes, creo que todos somos responsables del mismo, y no por quejarnos, patalear, señalar, condenar y querer mandar a la horca a los directos responsables de la salud pública, vamos a resolver esto antes del tiempo lógico de su contención.

Joe Biden, con 78 años a cuestas, es el presidente número 46 en orden cronológico de los yanquis. Viene con ideas inversas a las de la pasada administración; se rumora, se especula, que quizá no hubiera una mejor relación para con nosotros. A Biden le conviene un vecino sano y fortalecido en diversos aspectos, ya que siendo un presidente de transición abundará en temas de la agenda bilateral con México, a lo que el Ejecutivo mexicano y su gabinete deberán estrechar las relaciones con tal gobierno de restauración.

A las autoridades federales, encabezadas por el señor presidente Andrés Manuel López Obrador, les ha correspondido, junto a todos nosotros, enfrentar la peor crisis sanitaria de la que se tenga conocimiento desde la peste negra en Europa y Asia.

En el principal municipio conurbado a la ciudad de Orizaba nos topamos con Ixtaczoquitlán, donde Rubén Acosta S. es el director de Servicios Sanitarios, quien como médico cirujano ha venido enfrentando al Covid-19 de frente y admite el miedo que le ha dado. Afirma que él forma parte de la población de riesgo, pues es hipertenso; pese a ello atiende a muchas personas contagiadas en sus propios hogares y ha rescatado a muchos de un fatal desenlace. Tuvo que aprender por su propio peculio el idioma náhuatl, estableciendo una mejor comunicación con la enorme cantidad de pacientes. Lleva el protocolo de seguridad estrictamente aplicado y en su camioneta carga con insumos y medicamentos para paliar y controlar a sus enfermos. Sin quererlo ni pedirlo, es ahora uno de los diez nominados a la medalla "Belisario Domínguez". Desde este espacio vayan nuestras sinceras felicitaciones al facultativo Rubén Acosta S.

He sabido de varios médicos que han sucumbido en la línea frontal de contención contra el Covid, igual de gente conocida, otros que se han recuperado con grandes costos en su salud, con secuelas en funciones orgánicas o cognitivas, de aquí nace la necesidad de democratizar la salud del pueblo. En Estados Unidos son mucho más de 300 millones de habitantes y el programa emergente de vacunación y prevención que se implementó, al margen de los caprichos del difunto político Trump, estima vacunar a toda su población en un margen de cien días; supongamos que se prorrogara a seis meses, así por fines de agosto de este año estarían inoculados el 99% de la población del vecino país del norte.

Hay que admitir que el pez grande se come al chico. Los países desarrollados parece tienen prioridad sobre los mayormente desvalidos, en cuanto al acceso y distribución del biológico protector en contra del virus. Los costos para la sociedad mexicana son desempleo, abandono y psicosis social, que tensa las relaciones hoy acotadas y restringidas por seguridad e higiene general.

Así y como se priorizan las elecciones del 6 de junio de este año, así y todavía más debe darse el mejor esfuerzo coordinado y al margen de partidos políticos por la expansión de la vacunación universal en todo México. Si bien el tema da para convertirlo en golpe político contra las autoridades vigentes, creo que todos somos responsables del mismo, y no por quejarnos, patalear, señalar, condenar y querer mandar a la horca a los directos responsables de la salud pública, vamos a resolver esto antes del tiempo lógico de su contención.

Joe Biden, con 78 años a cuestas, es el presidente número 46 en orden cronológico de los yanquis. Viene con ideas inversas a las de la pasada administración; se rumora, se especula, que quizá no hubiera una mejor relación para con nosotros. A Biden le conviene un vecino sano y fortalecido en diversos aspectos, ya que siendo un presidente de transición abundará en temas de la agenda bilateral con México, a lo que el Ejecutivo mexicano y su gabinete deberán estrechar las relaciones con tal gobierno de restauración.