/ martes 17 de noviembre de 2020

Problemas financieros

Ahora que han sido aprobados la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, inician las alegres cuentas para estados y municipios.

Las grandes cuentas citan una Ley de Ingresos de 6.2 billones de pesos y congruente con la Ley de Coordinación Fiscal, el gasto federalizado tiene una asignación de un billón 867 mil millones de pesos.

A estos números llegamos después de más de 40 años de estar el régimen fiscal de México bajo la Ley de Coordinación Fiscal, que fue un concepto benéfico mientras tuvimos riqueza petrolera, la aportación al presupuesto llego a ser casi del 40 por ciento.

Ahora que los tiempos han cambiado se recogen varas. Gran parte de este problema fue por lo mismo, habiendo dinero se dio sin mesura al gasto corriente; muchos burócratas y altos sueldos para los niveles superiores. El sueño de cualquier profesional es ingresar al gobierno y de los que salen a estudiar al extranjero ocupar cargos donde abunda el ingreso.

Estos tiempos de austeridad en el ingreso aplican para estados y municipios, la vorágine fue la misma.

Con la Ley de Coordinación Fiscal el gran recaudador es la Federación, hasta independizó el aparato de ingresos y lo convirtió en un eje autónomo: el SAT, con atribuciones que con el tiempo se le ha dotado de dientes y que es el brazo ejecutor del rezago, del delito maquinado de cuello blanco y de la justa contraprestación para el Estado mexicano.

Este entorno previsto para el 2021 afectará a los estados y municipios. Contraída la economía, con un gasto extraordinario en salud derivado de la pandemia, con un posible incremento en el contagio y sin fecha probable para la vacuna, se hace incierta la recaudación y su aplicación.

El dinero público escaseará en los tres niveles de gobierno, pero los que más lo resentirán serán los municipios pequeños, especialmente aquellos que dependen de las participaciones federales, como los de la sierra de Huayacocotla y Zongolica, región donde se ubican los municipios más pobres de México.

Los estados aliancistas son los que más han exteriorizado su inconformidad con la coordinación fiscal. Si bien es cierto que ya no es lo de antes, tampoco existe un deterioro grave.

A Veracruz no le irá tan mal, ¿por qué? En el año que está por terminar, no obstante que tenía programado 53 mil 249 millones de pesos, en el mes de diciembre recibirá 55 mil 175 millones de pesos.

Para el 2021 se espera una reducción en participaciones federales de mil 361 millones de pesos, pero se verá beneficiado con la inversión en el sur del estado y en la cuenca del tren del Istmo, donde se detonará este proyecto, con beneficio social y económico para esa región.

Lo que es indudable es que faltará recursos, pues además de la meta señalada de 6.2 billones de pesos para el 2021, habrá que recaudarlos, cosa que no será fácil, ya estamos ante un espectro que no cede: el Covid-19.

A los municipios se recomienda la contención del gasto, disminuir empleomanía, racionalidad en las adquisiciones y reforzar el cobro del predial, solicitando apoyo al estado en materia de catastro; sería bueno que el Congreso revisara las cuotas de traslación de dominio, donde algunos municipios son un regalo o prácticamente no existen.

Habrá que adecuarnos a este gasto y mejorar los ingresos; los buenos tiempos se están yendo.

Una idea que permea en las haciendas municipales es la realización de una convención hacendaria municipal y algo que debe pensar el estado es en actualizar el impuesto a la tenencia vehicular.

El dinero público escaseará en los tres niveles de gobierno, pero los que más lo resentirán serán los municipios.

Ahora que han sido aprobados la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, inician las alegres cuentas para estados y municipios.

Las grandes cuentas citan una Ley de Ingresos de 6.2 billones de pesos y congruente con la Ley de Coordinación Fiscal, el gasto federalizado tiene una asignación de un billón 867 mil millones de pesos.

A estos números llegamos después de más de 40 años de estar el régimen fiscal de México bajo la Ley de Coordinación Fiscal, que fue un concepto benéfico mientras tuvimos riqueza petrolera, la aportación al presupuesto llego a ser casi del 40 por ciento.

Ahora que los tiempos han cambiado se recogen varas. Gran parte de este problema fue por lo mismo, habiendo dinero se dio sin mesura al gasto corriente; muchos burócratas y altos sueldos para los niveles superiores. El sueño de cualquier profesional es ingresar al gobierno y de los que salen a estudiar al extranjero ocupar cargos donde abunda el ingreso.

Estos tiempos de austeridad en el ingreso aplican para estados y municipios, la vorágine fue la misma.

Con la Ley de Coordinación Fiscal el gran recaudador es la Federación, hasta independizó el aparato de ingresos y lo convirtió en un eje autónomo: el SAT, con atribuciones que con el tiempo se le ha dotado de dientes y que es el brazo ejecutor del rezago, del delito maquinado de cuello blanco y de la justa contraprestación para el Estado mexicano.

Este entorno previsto para el 2021 afectará a los estados y municipios. Contraída la economía, con un gasto extraordinario en salud derivado de la pandemia, con un posible incremento en el contagio y sin fecha probable para la vacuna, se hace incierta la recaudación y su aplicación.

El dinero público escaseará en los tres niveles de gobierno, pero los que más lo resentirán serán los municipios pequeños, especialmente aquellos que dependen de las participaciones federales, como los de la sierra de Huayacocotla y Zongolica, región donde se ubican los municipios más pobres de México.

Los estados aliancistas son los que más han exteriorizado su inconformidad con la coordinación fiscal. Si bien es cierto que ya no es lo de antes, tampoco existe un deterioro grave.

A Veracruz no le irá tan mal, ¿por qué? En el año que está por terminar, no obstante que tenía programado 53 mil 249 millones de pesos, en el mes de diciembre recibirá 55 mil 175 millones de pesos.

Para el 2021 se espera una reducción en participaciones federales de mil 361 millones de pesos, pero se verá beneficiado con la inversión en el sur del estado y en la cuenca del tren del Istmo, donde se detonará este proyecto, con beneficio social y económico para esa región.

Lo que es indudable es que faltará recursos, pues además de la meta señalada de 6.2 billones de pesos para el 2021, habrá que recaudarlos, cosa que no será fácil, ya estamos ante un espectro que no cede: el Covid-19.

A los municipios se recomienda la contención del gasto, disminuir empleomanía, racionalidad en las adquisiciones y reforzar el cobro del predial, solicitando apoyo al estado en materia de catastro; sería bueno que el Congreso revisara las cuotas de traslación de dominio, donde algunos municipios son un regalo o prácticamente no existen.

Habrá que adecuarnos a este gasto y mejorar los ingresos; los buenos tiempos se están yendo.

Una idea que permea en las haciendas municipales es la realización de una convención hacendaria municipal y algo que debe pensar el estado es en actualizar el impuesto a la tenencia vehicular.

El dinero público escaseará en los tres niveles de gobierno, pero los que más lo resentirán serán los municipios.