/ viernes 13 de septiembre de 2019

Pueblo pobre y políticos demagogos, igual que siempre

Con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de la República en el año 2000, las expectativas de quienes esperaban un cambio, no solo de gobierno sino de sistema político, sirvieron para exaltar la figura del hombre que venía de hacer un buen gobierno en el estado de Guanajuato (1995-1998), fue quien rompió el monopolio de 72 años del PRI en Los Pinos, con una abrumadora votación del 60% de los sufragios a su favor.

Fox consideró siempre que abriendo mercados a productos mexicanos en el extranjero y ampliando la infraestructura económica del estado atraería las inversiones nacionales y extranjeras, para un crecimiento acelerado del PIB, creación de empleos y oportunidades para el desarrollo humano, utilizando los medios que brinda la educación pública, cuya rectoría corresponde al gobierno en funciones.

Grupos políticos que antes militaron en el partido tricolor abandonaron sus filas y se vistieron de azul, fortaleciendo al partido del presidente, como ahora sucede con Morena y no faltaron lambiscones, vendepatrias, como el diputado local de Quintana Roo, Charlie Valentino, que se pronunciaron por la reelección, sin siquiera tener idea de que el “Sufragio efectivo. No reeleccion”, fue bandera de don Francisco I. Madero, en su lucha contra Porfirio Díaz.

Pronto se vio la frivolidad de Fox, quien manipulado a ojos vistos por la primera dama Marta Sahagún, el matrimonio se dedicó a los negocios desde Los Pinos, hasta la terminación del cargo. De las principales preocupaciones de Fox, una era limpiar el camino a Palacio Nacional a un correligionario que resultó ser Felipe Calderón, ganador de la contienda interna del PAN a Santiago Creel Miranda, por aquella memorable paliza orquestada en Tantoyuca por Joaquín Guzmán Avilés, recién electo líder del PAN en Veracruz.

La otra preocupación del presidente Vicente Fox siempre fue su posible relevo Andrés Manuel López Obrador, quien desde el gobierno de la Ciudad de México ya se perfilaba como el mejor candidato de las izquierdas agrupadas en el PRD, para ganar la contienda de 2006.

Las familias que viven en estado de pobreza se han multiplicado en los últimos 20 años “N” número de veces, y las promesas de Fox, Calderón y Peña, también. Ahora la esperanza de México es el gobierno de la 4ª. Transformación, esperamos el cumplimiento a la palabra empeñada y que Charlie Valentino se valla con sus ignorantes propuestas al famoso rancho de AMLO.


Con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de la República en el año 2000, las expectativas de quienes esperaban un cambio, no solo de gobierno sino de sistema político, sirvieron para exaltar la figura del hombre que venía de hacer un buen gobierno en el estado de Guanajuato (1995-1998), fue quien rompió el monopolio de 72 años del PRI en Los Pinos, con una abrumadora votación del 60% de los sufragios a su favor.

Fox consideró siempre que abriendo mercados a productos mexicanos en el extranjero y ampliando la infraestructura económica del estado atraería las inversiones nacionales y extranjeras, para un crecimiento acelerado del PIB, creación de empleos y oportunidades para el desarrollo humano, utilizando los medios que brinda la educación pública, cuya rectoría corresponde al gobierno en funciones.

Grupos políticos que antes militaron en el partido tricolor abandonaron sus filas y se vistieron de azul, fortaleciendo al partido del presidente, como ahora sucede con Morena y no faltaron lambiscones, vendepatrias, como el diputado local de Quintana Roo, Charlie Valentino, que se pronunciaron por la reelección, sin siquiera tener idea de que el “Sufragio efectivo. No reeleccion”, fue bandera de don Francisco I. Madero, en su lucha contra Porfirio Díaz.

Pronto se vio la frivolidad de Fox, quien manipulado a ojos vistos por la primera dama Marta Sahagún, el matrimonio se dedicó a los negocios desde Los Pinos, hasta la terminación del cargo. De las principales preocupaciones de Fox, una era limpiar el camino a Palacio Nacional a un correligionario que resultó ser Felipe Calderón, ganador de la contienda interna del PAN a Santiago Creel Miranda, por aquella memorable paliza orquestada en Tantoyuca por Joaquín Guzmán Avilés, recién electo líder del PAN en Veracruz.

La otra preocupación del presidente Vicente Fox siempre fue su posible relevo Andrés Manuel López Obrador, quien desde el gobierno de la Ciudad de México ya se perfilaba como el mejor candidato de las izquierdas agrupadas en el PRD, para ganar la contienda de 2006.

Las familias que viven en estado de pobreza se han multiplicado en los últimos 20 años “N” número de veces, y las promesas de Fox, Calderón y Peña, también. Ahora la esperanza de México es el gobierno de la 4ª. Transformación, esperamos el cumplimiento a la palabra empeñada y que Charlie Valentino se valla con sus ignorantes propuestas al famoso rancho de AMLO.