/ jueves 30 de septiembre de 2021

Que alegría que a los alcaldes que se van, los despidieran con reconocimientos

Ahora si a los alcaldes salientes solo les queda octubre, noviembre y diciembre por lo que tendrán que ir acomodando las piezas de tal forma que, quienes lleguen el 1 de enero de 2022 a ocupar esas sillas encuentren todo en orden.

Es interesante lo que explica la titular del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz (Orfis), Delia González Cobos, que a nadie se le obligó de los presidentes municipales a contratar a determinados despachos contables para la solventación de las observaciones que tuvieron en la Cuenta Pública 2019.

Aunque también reconoció que el Orfis si emite un padrón, en el que se incluye a los despachos calificados en el tema, pero los ayuntamientos tienen plena autonomía de contratar a quien así lo decidan.

Muchos sabemos o al menos nos imaginamos que esos despachos son contratados para tapar los hoyos que dejan por el mal manejo de la administración de los recursos públicos; y ya que se toca ese tema, dicen los que saben que, además del Orfis otros poderosos también hacen recomendaciones de los despachos de sus allegados y es por eso que se dio este jaloneo.

Lo cierto es que de última hora se buscan las alternativas para poder evitar ser requeridos a que aclaren esas cuentas, que en muchos de los casos se acomodaron al criterio de los alcaldes y sus comunas. Si en campaña ofrecen sus capacidades y sus fortalezas, porque cuando llegan al poder se olvidan de sus compromisos y muchos toman esas posiciones como negocios personales, que luego los mantiene al filo de la tablita y en algunos casos son imputados que hasta a la cárcel podrían llegar.

Que alegría sería ver que al concluir una administración municipal, esos alcaldes fueran objeto de reconocimientos y el pueblo los acompañara hasta el último momento de la entrega de su cargo, con aplausos y porras, como en campaña pero a la inversa, para que con satisfacción se retiren a continuar con su vida privada o tal vez a otra responsabilidad dentro del sector público, pero lamentablemente no es así.

Sobran los ejemplos de los múltiples señalamientos que se hacen de esos malos funcionarios, que solo provocaron un serio retraso en el desarrollo social y económico de un municipio.

En la próxima administración sería muy saludable que la revisión de las cuentas se hiciera periódicamente, de tal forma que no se acumulen las observaciones para que al final las cosas fueran más fáciles para todos, porque se conocería muy de cerca lo que se hizo bien y lo que se vaya a hacer mal, corregirlo a tiempo. Más claro ni el agua.

Ahora si a los alcaldes salientes solo les queda octubre, noviembre y diciembre por lo que tendrán que ir acomodando las piezas de tal forma que, quienes lleguen el 1 de enero de 2022 a ocupar esas sillas encuentren todo en orden.

Es interesante lo que explica la titular del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz (Orfis), Delia González Cobos, que a nadie se le obligó de los presidentes municipales a contratar a determinados despachos contables para la solventación de las observaciones que tuvieron en la Cuenta Pública 2019.

Aunque también reconoció que el Orfis si emite un padrón, en el que se incluye a los despachos calificados en el tema, pero los ayuntamientos tienen plena autonomía de contratar a quien así lo decidan.

Muchos sabemos o al menos nos imaginamos que esos despachos son contratados para tapar los hoyos que dejan por el mal manejo de la administración de los recursos públicos; y ya que se toca ese tema, dicen los que saben que, además del Orfis otros poderosos también hacen recomendaciones de los despachos de sus allegados y es por eso que se dio este jaloneo.

Lo cierto es que de última hora se buscan las alternativas para poder evitar ser requeridos a que aclaren esas cuentas, que en muchos de los casos se acomodaron al criterio de los alcaldes y sus comunas. Si en campaña ofrecen sus capacidades y sus fortalezas, porque cuando llegan al poder se olvidan de sus compromisos y muchos toman esas posiciones como negocios personales, que luego los mantiene al filo de la tablita y en algunos casos son imputados que hasta a la cárcel podrían llegar.

Que alegría sería ver que al concluir una administración municipal, esos alcaldes fueran objeto de reconocimientos y el pueblo los acompañara hasta el último momento de la entrega de su cargo, con aplausos y porras, como en campaña pero a la inversa, para que con satisfacción se retiren a continuar con su vida privada o tal vez a otra responsabilidad dentro del sector público, pero lamentablemente no es así.

Sobran los ejemplos de los múltiples señalamientos que se hacen de esos malos funcionarios, que solo provocaron un serio retraso en el desarrollo social y económico de un municipio.

En la próxima administración sería muy saludable que la revisión de las cuentas se hiciera periódicamente, de tal forma que no se acumulen las observaciones para que al final las cosas fueran más fáciles para todos, porque se conocería muy de cerca lo que se hizo bien y lo que se vaya a hacer mal, corregirlo a tiempo. Más claro ni el agua.