/ viernes 25 de mayo de 2018

Que López Obrador polariza el país

Que los enemigos y los adversarios de López Obrador le inventen calumnia tras calumnia, no hacen más que cumplir con la tradicional —ya clásica— forma de hacer política, de ahí el desprestigio de la política, cuando debería ser de interés para toda la sociedad. Así algunos declaran con orgullo ser “apolíticos” y no son otra cosa sin saberlo que “…fiel infantería —dice Julio Anguita— del sistema capitalista, quien dice: Yo soy apolítico, yo soy técnico, yo soy profesional”. Cuando la política trata justamente de administrar el dinero público en la mejor forma en beneficio de toda la sociedad, sobre todo para los marginados que son la mayoría. Funcionando más democráticamente y con el respeto y aplicación igualitaria de la ley. Si bien es cierto que en este sistema (capitalista) eso no es posible, lograr eso a plenitud, la participación política de la sociedad debe ser una preocupación de primer nivel, a modo de regular las diferencias sociales la desigualdad y los excesos represivos y autoritarios inherentes al sistema.

La acusación que algunos le hacen a López Obrador de que “divide y polariza al país” es una acusación mañosa, deliberadamente perversa fabricada con dos fines, pretender desprestigiar a López Obrador y también prender esa idea en un público ignorante y despolitizado. Me pregunto si entre la gente más pobre de este país, que son más de la mitad de los habitantes, viendo su condición de pobreza y marginación se creen ese cuento de la unidad del país. Las siguientes cifras echan por tierra esa falacia manipuladora de la “unidad” de los mexicanos. El 43% (54 millones de mexicanos) gana menos de los tres mil pesos al mes. 17.5 (21 millones) de mexicanos no alcanza a ganar para la comida diaria. En cambio, ¡¡El 1% de mexicanos acumula el 95% de la riqueza de este país!!

Existe una clase media, la charca como diría alguien, que ha cumplido la función de amortiguador de esta enorme desigualdad, apapachada por el sistema porque sabe que es la que consume, que hace turismo, que compra coches, casa, etcétera, y que se endroga, por eso los bancos la acosan con ofertas de créditos y de tarjetas. “La nueva clase media olvida pronto —dice Raúl Pérez Torres—, quien posibilitó su ascenso y se convierte en la estrella quincenal del supermercado, la competencia empieza a ser la ideología de los mass media y el “vestido de marca” se transforma en su piel. Dios es el mercado y el centro comercial la nueva iglesia y el cliente su esclavo fiel … La honradez, la lealtad, la solidaridad son lobos esteparios arruinados…” Pero ni este sector puede hablar de unidad, de homogeneidad y de igualdad. Un sector importante de este estrato ya le llegó el agua al cuello; otros, quizá minoritario, sienten que su seguridad y estabilidad se las puede garantizar este sistema y sus guardianes (el Estado), por eso se afilian ideológicamente al sistema y piensan que la riqueza es inversión, empleo, estabilidad y crecimiento económico. Olvidando o ignorando que en este binomio de capital-trabajo el determinante e imprescindible es el trabajo. Cualquier fábrica puede funcionar sin patrón, pero nunca sin obreros. Vuelvo a recordar lo que les dijo el presidente Cárdenas a los empresarios regiomontanos cuando amenazaban con cerrar sus fábricas y declararse en quiebra: “Si ya no pueden, entreguen sus fábricas a los obreros”. Por eso López Obrador es un desestabilizador y puede romper esa unidad idílica de “todos somos México”.

Soy consciente que López Obrador no será un presidente antisistémico, no va a destruir al sistema capitalista, con este infundio andan espantando a los desinformados y a los empresarios medios y menores; pretende sí limar las aristas, o mejor dicho, empezar por limpiar la casa de las dos perversiones principales del sistema: la corrupción y la desigualdad. ¡Ojo!, dije empezar la tarea, que no se hace en un sexenio, algún día habrá que empezar. Las condiciones están listas para empezar en serio, como decía Lenin: “Que el gobierno ya no pueda, y el pueblo ya no quiera”. Usted piense, reflexione y decida…

Que los enemigos y los adversarios de López Obrador le inventen calumnia tras calumnia, no hacen más que cumplir con la tradicional —ya clásica— forma de hacer política, de ahí el desprestigio de la política, cuando debería ser de interés para toda la sociedad. Así algunos declaran con orgullo ser “apolíticos” y no son otra cosa sin saberlo que “…fiel infantería —dice Julio Anguita— del sistema capitalista, quien dice: Yo soy apolítico, yo soy técnico, yo soy profesional”. Cuando la política trata justamente de administrar el dinero público en la mejor forma en beneficio de toda la sociedad, sobre todo para los marginados que son la mayoría. Funcionando más democráticamente y con el respeto y aplicación igualitaria de la ley. Si bien es cierto que en este sistema (capitalista) eso no es posible, lograr eso a plenitud, la participación política de la sociedad debe ser una preocupación de primer nivel, a modo de regular las diferencias sociales la desigualdad y los excesos represivos y autoritarios inherentes al sistema.

La acusación que algunos le hacen a López Obrador de que “divide y polariza al país” es una acusación mañosa, deliberadamente perversa fabricada con dos fines, pretender desprestigiar a López Obrador y también prender esa idea en un público ignorante y despolitizado. Me pregunto si entre la gente más pobre de este país, que son más de la mitad de los habitantes, viendo su condición de pobreza y marginación se creen ese cuento de la unidad del país. Las siguientes cifras echan por tierra esa falacia manipuladora de la “unidad” de los mexicanos. El 43% (54 millones de mexicanos) gana menos de los tres mil pesos al mes. 17.5 (21 millones) de mexicanos no alcanza a ganar para la comida diaria. En cambio, ¡¡El 1% de mexicanos acumula el 95% de la riqueza de este país!!

Existe una clase media, la charca como diría alguien, que ha cumplido la función de amortiguador de esta enorme desigualdad, apapachada por el sistema porque sabe que es la que consume, que hace turismo, que compra coches, casa, etcétera, y que se endroga, por eso los bancos la acosan con ofertas de créditos y de tarjetas. “La nueva clase media olvida pronto —dice Raúl Pérez Torres—, quien posibilitó su ascenso y se convierte en la estrella quincenal del supermercado, la competencia empieza a ser la ideología de los mass media y el “vestido de marca” se transforma en su piel. Dios es el mercado y el centro comercial la nueva iglesia y el cliente su esclavo fiel … La honradez, la lealtad, la solidaridad son lobos esteparios arruinados…” Pero ni este sector puede hablar de unidad, de homogeneidad y de igualdad. Un sector importante de este estrato ya le llegó el agua al cuello; otros, quizá minoritario, sienten que su seguridad y estabilidad se las puede garantizar este sistema y sus guardianes (el Estado), por eso se afilian ideológicamente al sistema y piensan que la riqueza es inversión, empleo, estabilidad y crecimiento económico. Olvidando o ignorando que en este binomio de capital-trabajo el determinante e imprescindible es el trabajo. Cualquier fábrica puede funcionar sin patrón, pero nunca sin obreros. Vuelvo a recordar lo que les dijo el presidente Cárdenas a los empresarios regiomontanos cuando amenazaban con cerrar sus fábricas y declararse en quiebra: “Si ya no pueden, entreguen sus fábricas a los obreros”. Por eso López Obrador es un desestabilizador y puede romper esa unidad idílica de “todos somos México”.

Soy consciente que López Obrador no será un presidente antisistémico, no va a destruir al sistema capitalista, con este infundio andan espantando a los desinformados y a los empresarios medios y menores; pretende sí limar las aristas, o mejor dicho, empezar por limpiar la casa de las dos perversiones principales del sistema: la corrupción y la desigualdad. ¡Ojo!, dije empezar la tarea, que no se hace en un sexenio, algún día habrá que empezar. Las condiciones están listas para empezar en serio, como decía Lenin: “Que el gobierno ya no pueda, y el pueblo ya no quiera”. Usted piense, reflexione y decida…