/ viernes 25 de febrero de 2022

¿Qué tan útil es el sistema?

Los sistemas de todo tipo han de funcionar en la medida de lo deseable, de aquello que se persigue como objetivos o razones de ser, obtener, coo¿rdinar y demás.

El primer sistema que nos sustenta es nuestro organismo e inmediatamente nuestros ecosistemas, tan atacados y mermados, así que la vigencia de los sistemas radica en sus usos, complejidades, temporalidades, cambios, adecuaciones y reclamos de la propia naturaleza, en los acomodos y reacomodos de un sistema o conjunto de ellos. Capitalismo, socialismo, economía mixta, democracia, constitución política vigente, sistema educativo, de impartición de justicia, de salud y varios más, van constituyendo un estilo de ser, de identificar a las instituciones como herramientas útiles para atender las necesidades del desarrollo humano; en teoría, para incentivar las potencialidades de los individuos.

Republicano, democrático y por ende, plural, es el ordenamiento del sistema político mexicano, pero tal y como lo conocemos no lo ha sido siempre, hubo un accidentado desarrollo social y de guerras internas para lograr lo que actualmente concebimos como un Estado de derecho. Apegados a la ley somos un país de derecho y debemos evitar el exagerado legalismo, que es aquella tendencia o actitud de quien antepone a todo la aplicación estricta de las leyes. En muchas ocasiones al topar con algún impedimento burocrático, podemos oír la cantaleta: “Es que es culpa del sistema, está lento, no admite su trámite o petición”. De tal forma, la mejor excusa es echarle

Ahora bien, México está fundado en un fuerte centralismo que se ubica en la CDMX, ahí se asientan los Poderes de la Unión, radican además los corporativos de las más grandes empresas de todo el país, ello significa que la gran Tenochtitlan es la joya de la corona gubernamental y administrativa de todo nuestro país.

Hemos captado cómo la democracia, así junto a la libertad de expresión, han polarizado el ambiente político-social y económico, todo ello resultado de vivir en un país de libertades, pero al mismo tiempo de enconos o antagonismos resultantes de la disparidad de opiniones. El señor presidente López Obrador tiene un estilo de gobernar sui géneris, y al ser algo nunca antes visto ha generado, tanto amplia simpatía popular como antipatía en sectores sociales que tienen otros datos. Lo inveterado designa a lo antiguo y que se encuentra arraigado, especialmente referido a costumbres y creencias. Donde en teoría cualquier forma de democracia ha de desarrollarse sobre una trama social impermeable a cambios, que no son los lentos que imponen las inveteradas costumbres y mentalidades. Varios factores han tocado fondo al trastocar las democracias fluyentes en torno a su funcionalidad, la pandemia, la globalización y la competencia extrema entre las súper potencias ha llevado a nuestro país a asumir cierta posición de neutralidad. Cabe destacar que el mejor exponente de tales políticas es el canciller Marcelo Ebrard y sus colaboradores, aunque existan quizá algunas ocurrencias tomadas como inconformidad por parte de la oficialidad.

¿Nuestro sistema es útil? Sí, pero se le oponen las resistencias al cambio, toda vez que variar un modelo resulta muy difícil. México está a prueba, dentro de un sistema mixto entre lo caduco y lo nuevo a implementar, la democracia hará la diferencia.

Los sistemas de todo tipo han de funcionar en la medida de lo deseable, de aquello que se persigue como objetivos o razones de ser, obtener, coo¿rdinar y demás.

El primer sistema que nos sustenta es nuestro organismo e inmediatamente nuestros ecosistemas, tan atacados y mermados, así que la vigencia de los sistemas radica en sus usos, complejidades, temporalidades, cambios, adecuaciones y reclamos de la propia naturaleza, en los acomodos y reacomodos de un sistema o conjunto de ellos. Capitalismo, socialismo, economía mixta, democracia, constitución política vigente, sistema educativo, de impartición de justicia, de salud y varios más, van constituyendo un estilo de ser, de identificar a las instituciones como herramientas útiles para atender las necesidades del desarrollo humano; en teoría, para incentivar las potencialidades de los individuos.

Republicano, democrático y por ende, plural, es el ordenamiento del sistema político mexicano, pero tal y como lo conocemos no lo ha sido siempre, hubo un accidentado desarrollo social y de guerras internas para lograr lo que actualmente concebimos como un Estado de derecho. Apegados a la ley somos un país de derecho y debemos evitar el exagerado legalismo, que es aquella tendencia o actitud de quien antepone a todo la aplicación estricta de las leyes. En muchas ocasiones al topar con algún impedimento burocrático, podemos oír la cantaleta: “Es que es culpa del sistema, está lento, no admite su trámite o petición”. De tal forma, la mejor excusa es echarle

Ahora bien, México está fundado en un fuerte centralismo que se ubica en la CDMX, ahí se asientan los Poderes de la Unión, radican además los corporativos de las más grandes empresas de todo el país, ello significa que la gran Tenochtitlan es la joya de la corona gubernamental y administrativa de todo nuestro país.

Hemos captado cómo la democracia, así junto a la libertad de expresión, han polarizado el ambiente político-social y económico, todo ello resultado de vivir en un país de libertades, pero al mismo tiempo de enconos o antagonismos resultantes de la disparidad de opiniones. El señor presidente López Obrador tiene un estilo de gobernar sui géneris, y al ser algo nunca antes visto ha generado, tanto amplia simpatía popular como antipatía en sectores sociales que tienen otros datos. Lo inveterado designa a lo antiguo y que se encuentra arraigado, especialmente referido a costumbres y creencias. Donde en teoría cualquier forma de democracia ha de desarrollarse sobre una trama social impermeable a cambios, que no son los lentos que imponen las inveteradas costumbres y mentalidades. Varios factores han tocado fondo al trastocar las democracias fluyentes en torno a su funcionalidad, la pandemia, la globalización y la competencia extrema entre las súper potencias ha llevado a nuestro país a asumir cierta posición de neutralidad. Cabe destacar que el mejor exponente de tales políticas es el canciller Marcelo Ebrard y sus colaboradores, aunque existan quizá algunas ocurrencias tomadas como inconformidad por parte de la oficialidad.

¿Nuestro sistema es útil? Sí, pero se le oponen las resistencias al cambio, toda vez que variar un modelo resulta muy difícil. México está a prueba, dentro de un sistema mixto entre lo caduco y lo nuevo a implementar, la democracia hará la diferencia.