Hábil, oportunista, el exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares reapareció la mañana del viernes pasado en la escena pública de Veracruz.
No fue precisamente para apagar lo que se difundió en redes sociales, una foto de él en una sala de espera aparentemente en el aeropuerto de Nueva York acompañado por una mujer; su aparición fue, sobre todo, para mostrar a quienes hoy gobiernan que se encuentra tranquilo, sin temor frente a los mensajes lanzados en su contra por supuestos o reales cargos contra él y sus cercanos excolaboradores en las secretarías de Seguridad Pública, Educación y Desarrollo Social; y en especial por el llamado “mega-fraude” por un contrato de mil 100 millones de pesos otorgado a la empresa Comtelsat para adquirir 6 mil 324 cámaras de videovigilancia, de las cuales sólo se instalaron mil 695, equivalente al 28%, de las cuales 72% no funcionan, lo que parecería no preocuparlo. En esos 15 o 20 minutos que estuvo en La Parroquia 200 Años sólo tomó uno o dos sorbos de café, rechazó dar declaraciones a los medios, haciéndose acompañar por quien fuera titular de la SSP, Jaime Téllez Marié. Lo hizo en el momento en que Cuitláhuac García Jiménez es cuestionado por la compra de 160 patrullas aparentemente a sobreprecio, lo que puede interpretarse como un claro “revire”. Ese escándalo surgió el fin de semana pasado cuando el propio mandatario veracruzano entregó esas unidades a la SSP y lo tuiteó, anotando que la inversión fue de 208 millones de pesos, lo que equivale a un millón 300 mil pesos por cada camioneta, cuestión que generó inmediatas reacciones, en particular del senador panista Julen Rementería del Puerto, quien expuso que unidades con las mismas características, completamente equipadas para funcionar como patrullas, fueron compradas a mitad de precio el año pasado por el Ayuntamiento de Ahome, en Sonora; es decir, el Gobierno del Estado habría pagado el doble del costo por cada vehículo, y exigió transparentar esa compra. A lo anterior, ayer los dueños de agencias veracruzanas de autos, en voz del director general adjunto de la AMDA, Guillermo Rosales Zárate, le recriminaron al titular del Ejecutivo estatal que esa adquisición no haya sido bajo un proceso transparente, vía licitación pública, y que se hiciera con empresas foráneas, cuando en toda la entidad existen 122 distribuidoras establecidas que generan 7 mil empleos directos, lo cual les afecta, pero del mismo modo a las arcas estatales que dejan de recibir un importante ingreso por pago de impuestos. Habrá que estar pendientes de lo que diga este lunes el gobernador García Jiménez para tratar de despejar las justificadas dudas que flotan en el ambiente acerca de que “algo huele mal en Dinamarca”. Esperemos.
¿TAXISTAS ARMADOS?, ABSURDA PROPUESTA
El líder de taxistas en el puerto, Víctor Mendoza Segovia, propuso armar a sus compañeros para evitar ser víctimas de delincuentes, generalmente por asaltos, pero también por robo de vehículos. Es un derecho legítimo, aunque absurdo. Imagine a un pasajero tomar un servicio y, al llegar a su destino, se le quiera cobrar una alta tarifa, el usuario proteste y, como respuesta, éste lo amenace con una pistola y lo obligue a pagar, y si éste lo denuncia, argumentar que fue amenazado. Hacer lo que propone el dirigente Mendoza no es realizable, conociendo cómo se comporta la mayoría de los conductores, con honrosas excepciones. Abundan los taxistas abusivos, prepotentes y peligrosos cafres del volante que, en realidad, ellos sí representan un alto riesgo para la sociedad. Es lamentable lo que ha pasado a varios de ellos, incluso asesinados por grupos delictivos, pero de eso a que anden armados, ya es otra cosa. Simplemente resultaría dañino y contraproducente.
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