/ miércoles 19 de mayo de 2021

¿Regreso a las aulas?

A más de un año de iniciada la pandemia y la reclusión por cuarentena, todas las personas estamos ya desesperadas por volver a las actividades y la rutina diaria, fastidiados por el uso de cubrebocas, lentes o escafandra, por no poder saludar a nuestros amigos y familiares de manera habitual, con un abrazo o apretón de manos.

Entre ellos muchos adultos cansados de trabajar en casa, que si bien pareció cómodo al principio, al paso del tiempo se ha vuelto tedioso y hasta molesto al no cambiar de aires y ambiente, a más de que se atraviesan un sinnúmero de distractores, y si bien ese trabajo en casa nos permite usar ropa cómoda, sin tanta seriedad, nos sale muy costoso, dado que las empresas solo mandan las tareas a cumplir en línea, pero no nos dotan de computadoras, no pagan el internet ni el gasto extra de luz.

Si los adultos y fuerza de trabajo estamos ya cansados, los niños y jóvenes están más que fastidiados de no convivir con sus compañeros de clase, si bien les va los ven a través de una pantalla, tomando clases sin recreo, sin pláticas y juegos grupales, casi siguiendo un método autodidacta, y esos serán los niños y jóvenes que les va mejor, pues los que no usan computadora y siguen sus clases por televisión o radio, están condenados a un muy bajo o nulo aprendizaje, y ni qué decir de los niños de zonas rurales que no cuentan siquiera con luz, mucho menos con televisor.

¡Ah!, pero para primaria y secundaria hay orden de que nadie reprobará y serán promovidos al grado siguiente, sin importar las deficiencias de conocimientos que lleven. Además, los niños están sufriendo depresión, tensión nerviosa, aumento de peso, alteraciones de sueño y otros trastornos de salud que no se veían antes, totalmente secundarios a la reclusión.

Cierto, es necesario volver a la vida normal, pero respecto al retorno a clases presenciales en lo que resta de este ciclo escolar, es un absurdo y la decisión de las autoridades educativas suena más a distractor y pantalla electorera, dado que no hay una razón de peso para que los niños regresen a las aulas de manera escalonada, alternando presencial con virtual, estando a un mes y días de concluir el ciclo escolar, además de que las escuelas están sucias, abandonadas, muchas vandalizadas y con humedad, que afectaría la salud de los niños.

Por otra parte, si bien es cierto que los estudiantes ansían regresar a la escuela con sus compañeros, el plan programado es ridículo y doble trabajo para los maestros, al tener que repetir sus clases diariamente.

Cierto que los maestros ya están vacunados, pero no los niños, ni los padres de los niños, lo que los convierte en vectores transmisores del virus, que además pueden llevarlo a su casa, y aunque los abuelitos tengan la vacuna, no los exenta de adquirir la enfermedad, lo mismo que los maestros. Para que se pueda regresar con un poco más de seguridad a la escuela y el trabajo, será necesario que niños, jóvenes y adultos estén vacunados, así como prohibir el retorno a clases y labores a las familias que sean de los grupos antivacunas y que no acepten vacunarse.

Por ahora el regreso a las aulas es inseguro y peligroso mientras toda la población no esté vacunada. Ojalá se apuren y se pueda regresar para el siguiente ciclo escolar.

A más de un año de iniciada la pandemia y la reclusión por cuarentena, todas las personas estamos ya desesperadas por volver a las actividades y la rutina diaria, fastidiados por el uso de cubrebocas, lentes o escafandra, por no poder saludar a nuestros amigos y familiares de manera habitual, con un abrazo o apretón de manos.

Entre ellos muchos adultos cansados de trabajar en casa, que si bien pareció cómodo al principio, al paso del tiempo se ha vuelto tedioso y hasta molesto al no cambiar de aires y ambiente, a más de que se atraviesan un sinnúmero de distractores, y si bien ese trabajo en casa nos permite usar ropa cómoda, sin tanta seriedad, nos sale muy costoso, dado que las empresas solo mandan las tareas a cumplir en línea, pero no nos dotan de computadoras, no pagan el internet ni el gasto extra de luz.

Si los adultos y fuerza de trabajo estamos ya cansados, los niños y jóvenes están más que fastidiados de no convivir con sus compañeros de clase, si bien les va los ven a través de una pantalla, tomando clases sin recreo, sin pláticas y juegos grupales, casi siguiendo un método autodidacta, y esos serán los niños y jóvenes que les va mejor, pues los que no usan computadora y siguen sus clases por televisión o radio, están condenados a un muy bajo o nulo aprendizaje, y ni qué decir de los niños de zonas rurales que no cuentan siquiera con luz, mucho menos con televisor.

¡Ah!, pero para primaria y secundaria hay orden de que nadie reprobará y serán promovidos al grado siguiente, sin importar las deficiencias de conocimientos que lleven. Además, los niños están sufriendo depresión, tensión nerviosa, aumento de peso, alteraciones de sueño y otros trastornos de salud que no se veían antes, totalmente secundarios a la reclusión.

Cierto, es necesario volver a la vida normal, pero respecto al retorno a clases presenciales en lo que resta de este ciclo escolar, es un absurdo y la decisión de las autoridades educativas suena más a distractor y pantalla electorera, dado que no hay una razón de peso para que los niños regresen a las aulas de manera escalonada, alternando presencial con virtual, estando a un mes y días de concluir el ciclo escolar, además de que las escuelas están sucias, abandonadas, muchas vandalizadas y con humedad, que afectaría la salud de los niños.

Por otra parte, si bien es cierto que los estudiantes ansían regresar a la escuela con sus compañeros, el plan programado es ridículo y doble trabajo para los maestros, al tener que repetir sus clases diariamente.

Cierto que los maestros ya están vacunados, pero no los niños, ni los padres de los niños, lo que los convierte en vectores transmisores del virus, que además pueden llevarlo a su casa, y aunque los abuelitos tengan la vacuna, no los exenta de adquirir la enfermedad, lo mismo que los maestros. Para que se pueda regresar con un poco más de seguridad a la escuela y el trabajo, será necesario que niños, jóvenes y adultos estén vacunados, así como prohibir el retorno a clases y labores a las familias que sean de los grupos antivacunas y que no acepten vacunarse.

Por ahora el regreso a las aulas es inseguro y peligroso mientras toda la población no esté vacunada. Ojalá se apuren y se pueda regresar para el siguiente ciclo escolar.