/ viernes 4 de diciembre de 2020

Reinventar la docencia en el siglo XXI

En la última semana de noviembre hubo la oportunidad de escuchar al doctor Ángel Díaz Barriga en una conferencia titulada “Reinventar la docencia en el siglo XXI. Desafíos en tiempos de crisis”, que organizó el Grupo Magro Editores de Uruguay.

Díaz Barriga es investigador emérito del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM y su obra ha tenido un impacto muy significativo en el medio educativo nacional e internacional, particularmente en el ámbito latinoamericano, que lo convierte en un especialista de referencia obligada en este campo. La pluma de Díaz Barriga y su comprometida participación en la formación de profesionales e investigadores educativos, así como su compromiso con la difusión del conocimiento, ofrecen una importante interpretación del significado de la construcción de los ámbitos de la didáctica, el currículum y la evaluación.

Él hace un planteamiento que va más allá del momento que se vive con la pandemia y para ello propone analizar varios elementos estructurales que justifican el tema: cambios drásticos que experimenta la sociedad, la realidad de una nueva condición de subjetividad de los estudiantes, el desarrollo de entornos tecnológicos digitales, la necesidad de reconstruir el sentido de la pedagogía y la didáctica, aunado a la crisis que se vive en la salud, lo social y educativo, situación motivada por el distanciamiento social. Ante este panorama, señala que reinventar es volver a pensar cómo debe ser la docencia del futuro.

Expresa que si volvemos al pasado encontramos que los proyectos pedagógicos de los últimos 50 años modificaron el discurso sobre el trabajo educativo, pero no las prácticas de los docentes: se pasó de programar por objetivos conductuales, estructurar programas desde una perspectiva constructivista a un modelo de enseñanza por competencias y a suponer que una herramienta modificaba la práctica educativa, llámese radio, televisión, computadoras, internet. A este modus operandi contribuyeron los exámenes a gran escala como PISA.

El plan de estudios y el desarrollo de la enseñanza-aprendizaje fueron pensados para una etapa presencial, pero no como se trabaja hoy a distancia. Se ha insistido en señalar que estamos en una era de cambios, pero no es así, de ahí la urgencia de un cambio en lo pedagógico. En este momento las sociedades experimentan efectos que no se tenían y afectan el futuro de la humanidad, como el cambio climático, la atención al problema de género, la demanda de participación social, la sociedad que quiere ser oída, desigualdad y pobreza, que se han acentuado en los últimos años, lo que trae como consecuencia problemas educativos.

Actualmente hay un cambio en la relación escuela-sociedad; la escuela dejó de ser la única fuente de información y cada día es más presionada por la propia sociedad, padres de familia, autoridades, para que muestre logros en el aprendizaje. Es necesario entender que la escuela es un espacio que busca coadyuvar al pleno desarrollo humano, a una formación ciudadana, a una formación para la convivencia, el salir bien en las pruebas no significa que el estudiante tenga un proceso de formación adecuado. Si solo se deja al estudiante a merced de las tecnologías, éste no va a desarrollar los procesos de formación y los procesos de aprendizaje que requiere.

En resumen, se enfrenta una polémica para entender los rasgos de los alumnos del siglo XXI. ¿Quiénes son? Los niños y jóvenes están rodeados de la tecnología digital, esto los hace diferentes, pero no genios, señala Díaz Barriga. A esta situación abona que la mayor parte de los docentes han sido formados en proyectos pedagógicos concebidos en el siglo pasado. Reinventar la docencia implica que los docentes deben abrir un espacio de experimentación de las formas de aprendizaje y que empiecen por construir también un espacio para intercambiar experiencias con sus pares sobre los resultados de sus trabajos con los alumnos, además rediseñar espacios áulicos para trabajar en nuevos ambientes de aprendizaje.

Reinventar la docencia implica convertir los temas en problemas y planear por problema. Trabajar con enigmas, interrogantes, discusión, incluir un elemento de contacto con la realidad y el salón de clases. Después de la pandemia incluir las tecnologías y con ello hacer videos sobre diversos temas o un análisis escrito de un “youtuber”. Asimismo, utilizar y discriminar información obtenida en la web. Integrar la evaluación al trabajo cotidiano, pensar más en la evaluación formativa que en asignar calificaciones, la evaluación no debe ser el final del proceso de aprendizaje. Pero lo más importante es que los maestros deben asumirse como profesionales de la educación, concluye Díaz Barriga.

En la última semana de noviembre hubo la oportunidad de escuchar al doctor Ángel Díaz Barriga en una conferencia titulada “Reinventar la docencia en el siglo XXI. Desafíos en tiempos de crisis”, que organizó el Grupo Magro Editores de Uruguay.

Díaz Barriga es investigador emérito del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM y su obra ha tenido un impacto muy significativo en el medio educativo nacional e internacional, particularmente en el ámbito latinoamericano, que lo convierte en un especialista de referencia obligada en este campo. La pluma de Díaz Barriga y su comprometida participación en la formación de profesionales e investigadores educativos, así como su compromiso con la difusión del conocimiento, ofrecen una importante interpretación del significado de la construcción de los ámbitos de la didáctica, el currículum y la evaluación.

Él hace un planteamiento que va más allá del momento que se vive con la pandemia y para ello propone analizar varios elementos estructurales que justifican el tema: cambios drásticos que experimenta la sociedad, la realidad de una nueva condición de subjetividad de los estudiantes, el desarrollo de entornos tecnológicos digitales, la necesidad de reconstruir el sentido de la pedagogía y la didáctica, aunado a la crisis que se vive en la salud, lo social y educativo, situación motivada por el distanciamiento social. Ante este panorama, señala que reinventar es volver a pensar cómo debe ser la docencia del futuro.

Expresa que si volvemos al pasado encontramos que los proyectos pedagógicos de los últimos 50 años modificaron el discurso sobre el trabajo educativo, pero no las prácticas de los docentes: se pasó de programar por objetivos conductuales, estructurar programas desde una perspectiva constructivista a un modelo de enseñanza por competencias y a suponer que una herramienta modificaba la práctica educativa, llámese radio, televisión, computadoras, internet. A este modus operandi contribuyeron los exámenes a gran escala como PISA.

El plan de estudios y el desarrollo de la enseñanza-aprendizaje fueron pensados para una etapa presencial, pero no como se trabaja hoy a distancia. Se ha insistido en señalar que estamos en una era de cambios, pero no es así, de ahí la urgencia de un cambio en lo pedagógico. En este momento las sociedades experimentan efectos que no se tenían y afectan el futuro de la humanidad, como el cambio climático, la atención al problema de género, la demanda de participación social, la sociedad que quiere ser oída, desigualdad y pobreza, que se han acentuado en los últimos años, lo que trae como consecuencia problemas educativos.

Actualmente hay un cambio en la relación escuela-sociedad; la escuela dejó de ser la única fuente de información y cada día es más presionada por la propia sociedad, padres de familia, autoridades, para que muestre logros en el aprendizaje. Es necesario entender que la escuela es un espacio que busca coadyuvar al pleno desarrollo humano, a una formación ciudadana, a una formación para la convivencia, el salir bien en las pruebas no significa que el estudiante tenga un proceso de formación adecuado. Si solo se deja al estudiante a merced de las tecnologías, éste no va a desarrollar los procesos de formación y los procesos de aprendizaje que requiere.

En resumen, se enfrenta una polémica para entender los rasgos de los alumnos del siglo XXI. ¿Quiénes son? Los niños y jóvenes están rodeados de la tecnología digital, esto los hace diferentes, pero no genios, señala Díaz Barriga. A esta situación abona que la mayor parte de los docentes han sido formados en proyectos pedagógicos concebidos en el siglo pasado. Reinventar la docencia implica que los docentes deben abrir un espacio de experimentación de las formas de aprendizaje y que empiecen por construir también un espacio para intercambiar experiencias con sus pares sobre los resultados de sus trabajos con los alumnos, además rediseñar espacios áulicos para trabajar en nuevos ambientes de aprendizaje.

Reinventar la docencia implica convertir los temas en problemas y planear por problema. Trabajar con enigmas, interrogantes, discusión, incluir un elemento de contacto con la realidad y el salón de clases. Después de la pandemia incluir las tecnologías y con ello hacer videos sobre diversos temas o un análisis escrito de un “youtuber”. Asimismo, utilizar y discriminar información obtenida en la web. Integrar la evaluación al trabajo cotidiano, pensar más en la evaluación formativa que en asignar calificaciones, la evaluación no debe ser el final del proceso de aprendizaje. Pero lo más importante es que los maestros deben asumirse como profesionales de la educación, concluye Díaz Barriga.