/ viernes 9 de julio de 2021

Rendimiento y balance

Al cuestionar las actitudes de otros, se hace necesario cuestionar las propias. De lo contrario, el criterio parcializado nos moverá a tener tendencias de fobia o aversión a lo que no sea lo muy nuestro.

Carl G. Jung, eminente científico de la psiquiatría, viajó de Europa hasta África con la finalidad de convivir y experimentar otra cultura totalmente inversa a la europea. Tenía más de 55 años de edad, lo nombraron anciano respetable, él inicio el concepto del arquetipo que da valor y proporción (tonalidad) al inconsciente colectivo, así adorar a la montaña o al volcán era equivalente a adorar a Dios. Y pudo percatarse que no existía gran diferencia entre las culturas, ya que también convivió con tribus nativas de Estados Unidos, haciéndose amigo del chamán principal, un hombre que afirmaba que los blancos tenían una rara existencia, ya que siempre andamos muy apresurados, buscando algo, que nuestros gestos son muy fríos, por no decir metálicos; establecía la diferencia en que el hombre blanco piensa con la cabeza, pero que nunca utilizamos el corazón.

La modernidad que arrancó con la deificada revolución industrial traería mucho rendimiento en producción y riqueza en capitales, competencia extrema entre núcleos de poder, pero poco balance en conjunción al individuo que materializa todo y excluye el sentimiento de unidad, solidaridad, empatía, confianza y demás. Al día de hoy, somos el resultado del más feroz medio de competencia, es decir, aniquilar al planeta en aras de un supuesto progreso de meros grupos de intereses.

Trust o los grandes capitales y empresarios que ven al mundo como mero negocio, a vía de ejemplo las enormes farmacéuticas que se niegan rotundamente a liberar las patentes de sus productos. Ello conlleva a la exclusión, al manejo monopólico de la salud global; eso es pensar con la cabeza y no con el corazón.

Rendir tiene varias connotaciones, pero aplicado al presente es muy esquemático el no rendirse, sino aportar un cierto balance en el manejo de la incertidumbre. Aquí deseo recomendarles las charlas del médico y conferencista internacional Mario Alonso Puig, quien retoma y reformula el manejo de nuestras emociones en la actual crisis global; sería muy benéfico escuchar sus conferencias.

El corazón llama a ser feliz, la cabeza fría y apesadumbrada puede tener muchas carencias y frágiles virtudes. Creo que combinar corazón y mentalidad fría y racional sólo es posible en la medida en que todo ser humano aspire a mejorar su relación interna, proyectando un campo magnético positivo en las correlaciones externas de nuestra vida, en lo general. El beneficio será un mayor desarrollo potencial ante los nuevos tiempos por resolver, gestionar y retomar un humanismo abierto, no carente de simetría positiva y benévola unidad.

Creo que combinar corazón y mentalidad fría y racional sólo es posible en la medida en que todo ser humano aspire a mejorar su relación interna, proyectando un campo magnético positivo en las correlaciones externas de nuestra vida.

Al cuestionar las actitudes de otros, se hace necesario cuestionar las propias. De lo contrario, el criterio parcializado nos moverá a tener tendencias de fobia o aversión a lo que no sea lo muy nuestro.

Carl G. Jung, eminente científico de la psiquiatría, viajó de Europa hasta África con la finalidad de convivir y experimentar otra cultura totalmente inversa a la europea. Tenía más de 55 años de edad, lo nombraron anciano respetable, él inicio el concepto del arquetipo que da valor y proporción (tonalidad) al inconsciente colectivo, así adorar a la montaña o al volcán era equivalente a adorar a Dios. Y pudo percatarse que no existía gran diferencia entre las culturas, ya que también convivió con tribus nativas de Estados Unidos, haciéndose amigo del chamán principal, un hombre que afirmaba que los blancos tenían una rara existencia, ya que siempre andamos muy apresurados, buscando algo, que nuestros gestos son muy fríos, por no decir metálicos; establecía la diferencia en que el hombre blanco piensa con la cabeza, pero que nunca utilizamos el corazón.

La modernidad que arrancó con la deificada revolución industrial traería mucho rendimiento en producción y riqueza en capitales, competencia extrema entre núcleos de poder, pero poco balance en conjunción al individuo que materializa todo y excluye el sentimiento de unidad, solidaridad, empatía, confianza y demás. Al día de hoy, somos el resultado del más feroz medio de competencia, es decir, aniquilar al planeta en aras de un supuesto progreso de meros grupos de intereses.

Trust o los grandes capitales y empresarios que ven al mundo como mero negocio, a vía de ejemplo las enormes farmacéuticas que se niegan rotundamente a liberar las patentes de sus productos. Ello conlleva a la exclusión, al manejo monopólico de la salud global; eso es pensar con la cabeza y no con el corazón.

Rendir tiene varias connotaciones, pero aplicado al presente es muy esquemático el no rendirse, sino aportar un cierto balance en el manejo de la incertidumbre. Aquí deseo recomendarles las charlas del médico y conferencista internacional Mario Alonso Puig, quien retoma y reformula el manejo de nuestras emociones en la actual crisis global; sería muy benéfico escuchar sus conferencias.

El corazón llama a ser feliz, la cabeza fría y apesadumbrada puede tener muchas carencias y frágiles virtudes. Creo que combinar corazón y mentalidad fría y racional sólo es posible en la medida en que todo ser humano aspire a mejorar su relación interna, proyectando un campo magnético positivo en las correlaciones externas de nuestra vida, en lo general. El beneficio será un mayor desarrollo potencial ante los nuevos tiempos por resolver, gestionar y retomar un humanismo abierto, no carente de simetría positiva y benévola unidad.

Creo que combinar corazón y mentalidad fría y racional sólo es posible en la medida en que todo ser humano aspire a mejorar su relación interna, proyectando un campo magnético positivo en las correlaciones externas de nuestra vida.