/ lunes 11 de abril de 2022

Revocación de mandato, hecho histórico

Desde cualquier ángulo que se le quiera ver, el ejercicio de Revocación de Mandato al que se sometió el presidente Andrés Manuel López Obrador ha significado un hecho histórico, inédito, único en la vida política de este país al que llegaron los aires frescos de la democracia participativa, en donde el ciudadano ha creado conciencia del derecho que tiene a poner y quitar a las autoridades gubernamentales.

Más allá de lo que los detractores de la Cuarta Transformación han querido permear en la opinión pública, los hechos concretos hablan por sí mismos, porque repetimos, ¿quién antes había tenido la valentía y el coraje para someter su gobierno al mandato popular? Eso de que “el pueblo pone y el pueblo dispone” era, en la historia inmediata del país, sólo una frase hueca, un buen deseo, algo que nunca se concretaba en los hechos porque el pueblo noble, si se equivocaba, tenía que soportar a los malos gobernantes. Así que lo que vivimos los mexicanos fue una experiencia democrática exitosa.

Así lo refrendó este lunes el mandatario nacional: “la gente actuó con mucha responsabilidad, millones de mexicanos. Estamos ante un hecho histórico; es algo inédito en la historia de nuestro país. Por primera vez se hace una consulta a los ciudadanos para que decidan sobre el gobierno del presidente, el buen gobierno o el mal gobierno, el que siga o el que se vaya, reafirmando de que es el pueblo el que manda, de que es el pueblo el soberano, para que quede claro y eche raíces; para que nadie en ningún nivel de la escala se sienta absoluto”.

En estas palabras se encuentra lo esencial de la experiencia democrática que vivimos este domingo. La política, por un lado, dejó de ser sólo asunto de políticos; la política salió a las calles y puede ser ejercida por las amas de casa, por los hombres y mujeres del campo, por los señores taxistas, por los comerciantes, por cada uno de los mexicanos que con un gran espíritu cívico salieron a refrendar su respaldo al mandatario mexicano. Incluso quienes votaron en contra se sumaron a este ejercicio que llegó para quedarse.

A pesar de las resistencias de ciertos grupos de poder, de quienes quieren seguir controlando el Instituto Nacional Electoral, un organismo que tuvo muchos “peros” para que se llevará a cabo esta Revocación de Mandato, los mexicanos salieron a las urnas y refrendaron su respaldo al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El INE impuso su ley mordaza al Movimiento de Regeneración Nacional, limitó nuestros derechos como ciudadanos al no permitirnos hablar ni referir el tema de la Revocación, trató de poner candados por todos lados, con argumentos legaloides que buscaban descarrilar este ejercicio de participación ciudadano. A pesar de estar en desacuerdo, respetamos todas esas disposiciones. Resulta incoherente, que un organismo que nació como parte de un clamor ciudadano, para que fueran los ciudadanos quienes eligieran libremente, ahora se encuentre secuestrado por un grupúsculo de hombres del poder tradicional.

Morena contó con una estructura del 99.3 %, es decir, ciudadanos, hombres y mujeres que estuvieron pendientes de cuidar el voto de los ciudadanos. Ellos vinieron a reivindicar la auténtica participación ciudadana.

Desde cualquier ángulo que se le quiera ver, el ejercicio de Revocación de Mandato al que se sometió el presidente Andrés Manuel López Obrador ha significado un hecho histórico, inédito, único en la vida política de este país al que llegaron los aires frescos de la democracia participativa, en donde el ciudadano ha creado conciencia del derecho que tiene a poner y quitar a las autoridades gubernamentales.

Más allá de lo que los detractores de la Cuarta Transformación han querido permear en la opinión pública, los hechos concretos hablan por sí mismos, porque repetimos, ¿quién antes había tenido la valentía y el coraje para someter su gobierno al mandato popular? Eso de que “el pueblo pone y el pueblo dispone” era, en la historia inmediata del país, sólo una frase hueca, un buen deseo, algo que nunca se concretaba en los hechos porque el pueblo noble, si se equivocaba, tenía que soportar a los malos gobernantes. Así que lo que vivimos los mexicanos fue una experiencia democrática exitosa.

Así lo refrendó este lunes el mandatario nacional: “la gente actuó con mucha responsabilidad, millones de mexicanos. Estamos ante un hecho histórico; es algo inédito en la historia de nuestro país. Por primera vez se hace una consulta a los ciudadanos para que decidan sobre el gobierno del presidente, el buen gobierno o el mal gobierno, el que siga o el que se vaya, reafirmando de que es el pueblo el que manda, de que es el pueblo el soberano, para que quede claro y eche raíces; para que nadie en ningún nivel de la escala se sienta absoluto”.

En estas palabras se encuentra lo esencial de la experiencia democrática que vivimos este domingo. La política, por un lado, dejó de ser sólo asunto de políticos; la política salió a las calles y puede ser ejercida por las amas de casa, por los hombres y mujeres del campo, por los señores taxistas, por los comerciantes, por cada uno de los mexicanos que con un gran espíritu cívico salieron a refrendar su respaldo al mandatario mexicano. Incluso quienes votaron en contra se sumaron a este ejercicio que llegó para quedarse.

A pesar de las resistencias de ciertos grupos de poder, de quienes quieren seguir controlando el Instituto Nacional Electoral, un organismo que tuvo muchos “peros” para que se llevará a cabo esta Revocación de Mandato, los mexicanos salieron a las urnas y refrendaron su respaldo al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El INE impuso su ley mordaza al Movimiento de Regeneración Nacional, limitó nuestros derechos como ciudadanos al no permitirnos hablar ni referir el tema de la Revocación, trató de poner candados por todos lados, con argumentos legaloides que buscaban descarrilar este ejercicio de participación ciudadano. A pesar de estar en desacuerdo, respetamos todas esas disposiciones. Resulta incoherente, que un organismo que nació como parte de un clamor ciudadano, para que fueran los ciudadanos quienes eligieran libremente, ahora se encuentre secuestrado por un grupúsculo de hombres del poder tradicional.

Morena contó con una estructura del 99.3 %, es decir, ciudadanos, hombres y mujeres que estuvieron pendientes de cuidar el voto de los ciudadanos. Ellos vinieron a reivindicar la auténtica participación ciudadana.