/ domingo 29 de marzo de 2020

Revolución pedagógica

Se cumple la primera semana de una revolución educativa en el país. La educación en línea… en el tiempo del coronavirus. Triple experiencia. A, para los maestros. B, para los estudiantes. C, para la autoridad educativa.

Cierto, desde tiempo histórico muchas escuelas, sobre todo, universidades, imparten clases en línea. Pero ahora, desde la secundaria y el bachillerato para arriba, desde sus casas, los chicos estudiando por Internet. Un hecho que nadie había contemplado. Y aun cuando está obligado por la tragedia de salud, bien pudiera considerarse un parteaguas.

En la víspera, una parte indicativa de profesores universitarios y de bachillerato vivían la peor angustia. Incluso, hasta cursos intensivos les impartieron para aprender y reaprender el uso de la tecnología aplicada a la ciencia educativa, el arte y la ciencia de enseñar y transmitir el conocimiento y despertar el interés de los educandos. Desde luego, había profesores adoctrinados en la educación por línea, pero quizá habrían sido los menos.Y así los hechos, más, mucho más todavía con los estudiantes. Muchos de ellos, casi casi sintiendo que vivirían una aventura, digamos, un viaje al sistema planetario, pues ni idea tenían.

De por sí, la calidad educativa está en el sótano. Veracruz, por ejemplo, en los últimos lugares nacionales. Y si con alumnos presenciales en el salón de clases, cara a cara, con el maestro, hay graves deficiencias en materias como la gramática, la historia, la geografía y las matemáticas, la peor pesadilla, la aventura es el resultado eficiente y eficaz con la educación en línea.

El Internet, ya se sabe, permite trabajar desde casa. En las universidades de Estados Unidos y Europa, hay cursos, hasta de posgrado, en línea. Y de excelente calidad.

Y la experiencia de maestros y alumnos significa un manantial inagotable para América Latina y México.

Además, la ventaja insólita de que así la política educativa se expande a un mayor núcleo poblacional, por ejemplo, en las regiones campesinas e indígenas.

En el caso de Veracruz está la gran experiencia de las telesecundarias y que en el caso de la educación en línea va más allá, aun cuando y con todo sirve de referencia.

Después del coronavirus, los resultados serán evaluados. Pero quizá convendría repensar la posibilidad para que, de entrada, los profes sean capacitados en cursos intensivos y continuar el nuevo sistema, y segundo, para que poco a poco, pian pianito, los estudiantes vivan a plenitud la nueva experiencia.

Y es que ahora, y por lo general, el Internet y sus anexos y conexos (redes sociales, twitter, facebook, periscope, Instagram, etcétera) únicamente son utilizados para el chismerío amical y en muchos casos, para el acoso sexual, pues, y como en el caso del centro tecnológico de Medellín de Mariana Dunyaska, algunos profes enviando fotos semidesnudos a las alumnas.

Gracias al Covid 19, la Secretaría de Educación y la Universidad Veracruzana y los Tecnológicos, y hasta las universidades privadas, bien podrían seguir revolucionando el sistema educativo.

Es, sería, entonces, la hora de la educación en línea, considerando como punto de partida el mejor camino para la enseñanza de las materias pesadillas donde suele darse el mayor reprobadero de alumnos.

Desde Veracruz, Enrique Rébsamen y Enrique Laubscher revolucionaron la educación, incluso, en el país y en algunos países de América Latina donde fueron llamados como consultores.

Quizá, el profe Zenyazen encarnaría al Rébsamen o Laubscher del siglo XXI.

¡Caray, qué honra tan más alta!

Se cumple la primera semana de una revolución educativa en el país. La educación en línea… en el tiempo del coronavirus. Triple experiencia. A, para los maestros. B, para los estudiantes. C, para la autoridad educativa.

Cierto, desde tiempo histórico muchas escuelas, sobre todo, universidades, imparten clases en línea. Pero ahora, desde la secundaria y el bachillerato para arriba, desde sus casas, los chicos estudiando por Internet. Un hecho que nadie había contemplado. Y aun cuando está obligado por la tragedia de salud, bien pudiera considerarse un parteaguas.

En la víspera, una parte indicativa de profesores universitarios y de bachillerato vivían la peor angustia. Incluso, hasta cursos intensivos les impartieron para aprender y reaprender el uso de la tecnología aplicada a la ciencia educativa, el arte y la ciencia de enseñar y transmitir el conocimiento y despertar el interés de los educandos. Desde luego, había profesores adoctrinados en la educación por línea, pero quizá habrían sido los menos.Y así los hechos, más, mucho más todavía con los estudiantes. Muchos de ellos, casi casi sintiendo que vivirían una aventura, digamos, un viaje al sistema planetario, pues ni idea tenían.

De por sí, la calidad educativa está en el sótano. Veracruz, por ejemplo, en los últimos lugares nacionales. Y si con alumnos presenciales en el salón de clases, cara a cara, con el maestro, hay graves deficiencias en materias como la gramática, la historia, la geografía y las matemáticas, la peor pesadilla, la aventura es el resultado eficiente y eficaz con la educación en línea.

El Internet, ya se sabe, permite trabajar desde casa. En las universidades de Estados Unidos y Europa, hay cursos, hasta de posgrado, en línea. Y de excelente calidad.

Y la experiencia de maestros y alumnos significa un manantial inagotable para América Latina y México.

Además, la ventaja insólita de que así la política educativa se expande a un mayor núcleo poblacional, por ejemplo, en las regiones campesinas e indígenas.

En el caso de Veracruz está la gran experiencia de las telesecundarias y que en el caso de la educación en línea va más allá, aun cuando y con todo sirve de referencia.

Después del coronavirus, los resultados serán evaluados. Pero quizá convendría repensar la posibilidad para que, de entrada, los profes sean capacitados en cursos intensivos y continuar el nuevo sistema, y segundo, para que poco a poco, pian pianito, los estudiantes vivan a plenitud la nueva experiencia.

Y es que ahora, y por lo general, el Internet y sus anexos y conexos (redes sociales, twitter, facebook, periscope, Instagram, etcétera) únicamente son utilizados para el chismerío amical y en muchos casos, para el acoso sexual, pues, y como en el caso del centro tecnológico de Medellín de Mariana Dunyaska, algunos profes enviando fotos semidesnudos a las alumnas.

Gracias al Covid 19, la Secretaría de Educación y la Universidad Veracruzana y los Tecnológicos, y hasta las universidades privadas, bien podrían seguir revolucionando el sistema educativo.

Es, sería, entonces, la hora de la educación en línea, considerando como punto de partida el mejor camino para la enseñanza de las materias pesadillas donde suele darse el mayor reprobadero de alumnos.

Desde Veracruz, Enrique Rébsamen y Enrique Laubscher revolucionaron la educación, incluso, en el país y en algunos países de América Latina donde fueron llamados como consultores.

Quizá, el profe Zenyazen encarnaría al Rébsamen o Laubscher del siglo XXI.

¡Caray, qué honra tan más alta!

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