/ martes 13 de agosto de 2019

Rosario Robles, González Tiburcio y la Estafa Maestra

Durante los últimos años, al menos desde 2017, medios como Animal Político y organizaciones como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad han dado cuenta del presunto saqueo de recursos públicos en diferentes dependencias del gobierno de Enrique Peña Nieto.

La Estafa Maestra, como se le conoce a ese millonario desvío de recursos, implicó contratos a 128 empresas fantasma e incluso a universidades para que prestaran diferentes servicios, mismos que nunca existieron; ello fue señalado por la Auditoría Superior de la Federación en la revisión de las cuentas públicas de 2013 y 2014.

Entre las dependencias federales involucradas en dicho escándalo se encuentran SCT, Pemex, Banobras, Sedesol y Sedatu; estas dos últimas tienen un común denominador: estuvieron a cargo a la ex jefa delegacional en el Distrito Federal, Rosario Robles Berlanga.

Fue un escándalo de enormes proporciones, dado que se habló al menos de 7 mil 670 millones de pesos.

Pareciera un tema sencillo, pero conlleva una alta complicación financiera y administrativa; básicamente, las dependencias señaladas por ese fraude, contrataban a instituciones de educación superior para prestar algunos servicios; las universidades otorgaban contratos a terceros, generalmente empresas fantasma; el servicio nunca se prestaba realmente; las universidades cobraban su comisión y el dinero desaparecía. Por supuesto, decirlo es fácil…

Debido a todas las irregularidades relacionadas con la Estafa Maestra, la ex titular de las secretarías de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y Desarrollo Social (Sedesol), Rosario Robles, fue vinculada a proceso e internada en el penal de Santa Martha Acatitla.

El tema tiene un especial interés para Veracruz no sólo por la captura de la primera secretaria del gabinete de Peña Nieto en pisar la cárcel, sino por el hecho de que en el asunto estuvo involucrado el economista alvaradeño Enrique González Tiburcio.

Para quien no está familiarizado con el nombre de González Tiburcio, basta decir que se trata de un ex funcionario que ha logrado no sólo reconocimiento profesional por una larga trayectoria en el servicio público, sino también el respeto por un camino limpio, lo cual es difícil de encontrar en un sistema político como el mexicano.

Luego de años de carrera, González Tiburcio no podía permitir que su nombre quedara manchado por un tema como el de la Estafa Maestra, por lo que fue uno de los primeros en denunciar las irregularidades: el 9 de junio de 2017, siendo Subsecretario de Ordenamiento Territorial, presentó una denuncia ante el Órgano Interno de Control de la Sedetu, debido a que su firma fue falsificada en unos contratos. Dos semanas después, el día 23 de ese mismo mes, el caso fue llevado a la entonces Procuraduría General de la República, hoy Fiscalía.

Tras un largo proceso, González Tiburcio fue citado en calidad de imputado, ante el Ministerio Público de la Federación de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Cometidos por Servidores Públicos y Contra la Administración de Justicia.

Luego de las audiencias respectivas y de varios vicios en las instancias de procuración de justicia –como el relacionado con los peritajes de grafoscopía–, González Tiburcio comprobó que las firmas de los contratos que motivaron la denuncia en su contra fueron falsificadas.

El alvaradeño estuvo a punto de convertirse en el chivo expiatorio que necesitaba la pandilla que desvió los recursos públicos, pero a tiempo pudo comprobar su inocencia.

Nos dicen que el oportuno deslinde del ex subsecretario de Sedatu provocó escozor entre los cercanos a Rosario Robles.

De hecho, un personero de la hoy reclusa de Santa Martha Acatitla se habría comunicado con el alvaradeño para reclamar la “falta de solidaridad” con su ex jefa; hay quien confunde la solidaridad con la complicidad; pero Enrique González tuvo claro que de no pintar su raya y denunciar las irregularidades con las que pretendían culparle, hubiera corrido con la misma suerte que Rosario Robles; lo que sería una injusticia tomando en cuenta la larga y limpia trayectoria del alvaradeño. @luisromero85

Durante los últimos años, al menos desde 2017, medios como Animal Político y organizaciones como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad han dado cuenta del presunto saqueo de recursos públicos en diferentes dependencias del gobierno de Enrique Peña Nieto.

La Estafa Maestra, como se le conoce a ese millonario desvío de recursos, implicó contratos a 128 empresas fantasma e incluso a universidades para que prestaran diferentes servicios, mismos que nunca existieron; ello fue señalado por la Auditoría Superior de la Federación en la revisión de las cuentas públicas de 2013 y 2014.

Entre las dependencias federales involucradas en dicho escándalo se encuentran SCT, Pemex, Banobras, Sedesol y Sedatu; estas dos últimas tienen un común denominador: estuvieron a cargo a la ex jefa delegacional en el Distrito Federal, Rosario Robles Berlanga.

Fue un escándalo de enormes proporciones, dado que se habló al menos de 7 mil 670 millones de pesos.

Pareciera un tema sencillo, pero conlleva una alta complicación financiera y administrativa; básicamente, las dependencias señaladas por ese fraude, contrataban a instituciones de educación superior para prestar algunos servicios; las universidades otorgaban contratos a terceros, generalmente empresas fantasma; el servicio nunca se prestaba realmente; las universidades cobraban su comisión y el dinero desaparecía. Por supuesto, decirlo es fácil…

Debido a todas las irregularidades relacionadas con la Estafa Maestra, la ex titular de las secretarías de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y Desarrollo Social (Sedesol), Rosario Robles, fue vinculada a proceso e internada en el penal de Santa Martha Acatitla.

El tema tiene un especial interés para Veracruz no sólo por la captura de la primera secretaria del gabinete de Peña Nieto en pisar la cárcel, sino por el hecho de que en el asunto estuvo involucrado el economista alvaradeño Enrique González Tiburcio.

Para quien no está familiarizado con el nombre de González Tiburcio, basta decir que se trata de un ex funcionario que ha logrado no sólo reconocimiento profesional por una larga trayectoria en el servicio público, sino también el respeto por un camino limpio, lo cual es difícil de encontrar en un sistema político como el mexicano.

Luego de años de carrera, González Tiburcio no podía permitir que su nombre quedara manchado por un tema como el de la Estafa Maestra, por lo que fue uno de los primeros en denunciar las irregularidades: el 9 de junio de 2017, siendo Subsecretario de Ordenamiento Territorial, presentó una denuncia ante el Órgano Interno de Control de la Sedetu, debido a que su firma fue falsificada en unos contratos. Dos semanas después, el día 23 de ese mismo mes, el caso fue llevado a la entonces Procuraduría General de la República, hoy Fiscalía.

Tras un largo proceso, González Tiburcio fue citado en calidad de imputado, ante el Ministerio Público de la Federación de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Cometidos por Servidores Públicos y Contra la Administración de Justicia.

Luego de las audiencias respectivas y de varios vicios en las instancias de procuración de justicia –como el relacionado con los peritajes de grafoscopía–, González Tiburcio comprobó que las firmas de los contratos que motivaron la denuncia en su contra fueron falsificadas.

El alvaradeño estuvo a punto de convertirse en el chivo expiatorio que necesitaba la pandilla que desvió los recursos públicos, pero a tiempo pudo comprobar su inocencia.

Nos dicen que el oportuno deslinde del ex subsecretario de Sedatu provocó escozor entre los cercanos a Rosario Robles.

De hecho, un personero de la hoy reclusa de Santa Martha Acatitla se habría comunicado con el alvaradeño para reclamar la “falta de solidaridad” con su ex jefa; hay quien confunde la solidaridad con la complicidad; pero Enrique González tuvo claro que de no pintar su raya y denunciar las irregularidades con las que pretendían culparle, hubiera corrido con la misma suerte que Rosario Robles; lo que sería una injusticia tomando en cuenta la larga y limpia trayectoria del alvaradeño. @luisromero85