/ viernes 8 de noviembre de 2019

Ruiz Esparza, uno más del círculo de Peña Nieto, investigado por la UIF

Lo bueno: que el Tren Interurbano México-Toluca, una vez que entre en funcionamiento, disminuirá la contaminación ambiental de la zona metropolitana de la CDMX, evitará accidentes viales, reducirá el tiempo de traslado con una mayor movilidad para los usuarios; con ahorros estimados por tiempos de viaje y disminución del gasto de operación vehicular, por 6,200 mdp. anuales; dará servicio directo a centros de trabajo y recreativos, generará 17 mil 500 empleos directos y 35 mil 500 indirectos durante su construcción, y se complementaría con el metro líneas 1, 9 y 12.

Lo malo es que la “magna obra” con que cerraría la administración pública federal de Peña Nieto, el Tren Interurbano México-Toluca, cuyas vías tienen una longitud de 58 kilómetros, se encuentra abandonada. Y por tanto, los 230 mil pasajeros que transportaría el tren eléctrico tendrán que esperar seguramente a que concluya ésta y la siguiente administración, por la ineficacia del extitular de la SCT Gerardo Ruiz Esparza, a quien ya investiga la Unidad de Inteligencia Financiera, para de ser posible “congelar sus cuentas bancarias” y de existir algún delito formular acusación ante la Fiscalía General de la República.

Programaron la compra de 30 trenes de vanguardia tipo articulado, que según la SCT estarían compuestos de coches cabina y tres vagones intermedios con capacidad para 719 pasajeros por tren. Todo el equipo de mantenimiento y servicio a los trenes estaría a cargo de personal especializado, que a la fecha no ha sido seleccionado y menos capacitado.

Lo peor: es el incumplimiento en la fecha de terminación y conclusión de la obra, pues la etapa de pruebas debió haber sido a finales del año 2017, y dos años después en 2019, ni siquiera se ha terminado de construir el viaducto elevado y los andenes, así como los pasos subterráneos que permitirían mayor fluidez a los trenes, cuya velocidad máxima está programada para desarrollar 160 km/hora. La obra estimada en un inicio en 30 mil millones de pesos, a precios actuales su costo se ha duplicado y si queda pendiente para el próximo sexenio, se triplicará el valor de lo presupuestado inicialmente.

No hay que olvidar el famoso “socavón” qué cobró la vida de dos personas, al sucumbir en el llamado paso exprés de la autopista del Sol (México-Cuernavaca), cuya deficiencia ocasionó la fractura que se tragó al automóvil en que viajaban padre e hijo, con fatales consecuencias.



Lo bueno: que el Tren Interurbano México-Toluca, una vez que entre en funcionamiento, disminuirá la contaminación ambiental de la zona metropolitana de la CDMX, evitará accidentes viales, reducirá el tiempo de traslado con una mayor movilidad para los usuarios; con ahorros estimados por tiempos de viaje y disminución del gasto de operación vehicular, por 6,200 mdp. anuales; dará servicio directo a centros de trabajo y recreativos, generará 17 mil 500 empleos directos y 35 mil 500 indirectos durante su construcción, y se complementaría con el metro líneas 1, 9 y 12.

Lo malo es que la “magna obra” con que cerraría la administración pública federal de Peña Nieto, el Tren Interurbano México-Toluca, cuyas vías tienen una longitud de 58 kilómetros, se encuentra abandonada. Y por tanto, los 230 mil pasajeros que transportaría el tren eléctrico tendrán que esperar seguramente a que concluya ésta y la siguiente administración, por la ineficacia del extitular de la SCT Gerardo Ruiz Esparza, a quien ya investiga la Unidad de Inteligencia Financiera, para de ser posible “congelar sus cuentas bancarias” y de existir algún delito formular acusación ante la Fiscalía General de la República.

Programaron la compra de 30 trenes de vanguardia tipo articulado, que según la SCT estarían compuestos de coches cabina y tres vagones intermedios con capacidad para 719 pasajeros por tren. Todo el equipo de mantenimiento y servicio a los trenes estaría a cargo de personal especializado, que a la fecha no ha sido seleccionado y menos capacitado.

Lo peor: es el incumplimiento en la fecha de terminación y conclusión de la obra, pues la etapa de pruebas debió haber sido a finales del año 2017, y dos años después en 2019, ni siquiera se ha terminado de construir el viaducto elevado y los andenes, así como los pasos subterráneos que permitirían mayor fluidez a los trenes, cuya velocidad máxima está programada para desarrollar 160 km/hora. La obra estimada en un inicio en 30 mil millones de pesos, a precios actuales su costo se ha duplicado y si queda pendiente para el próximo sexenio, se triplicará el valor de lo presupuestado inicialmente.

No hay que olvidar el famoso “socavón” qué cobró la vida de dos personas, al sucumbir en el llamado paso exprés de la autopista del Sol (México-Cuernavaca), cuya deficiencia ocasionó la fractura que se tragó al automóvil en que viajaban padre e hijo, con fatales consecuencias.