/ martes 1 de enero de 2019

Sabiduría y prudencia, cualidades indispensables

Los hombres sabios despiertan la admiración de sus congéneres, más cuando su ocupación habitual es la política...

Pero lo que se relaciona con la “polis” se vincula e identifica también como “cosa pública”, de donde se arriba a la conclusión de que la política y, sobre todo, los políticos son quienes se encargan de la cosa pública y por consecuencia de la administración y gobierno de su territorio.

La bipolaridad que a partir del triunfo inobjetable y arrollador del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena se ha generado en el país, dividiendo a los mexicanos en dos polos opuestos, no tiene razón de ser. No es posible que por costumbre, apego o militancia política con alguno o algunos de los partidos políticos que perdieron la elección presidencial reciente, ahora en lugar de la unidad nacional se estén desatando conflictos interpersonales, grupales o interregionales en las 32 entidades federativas, y que seguidores de los candidatos que perdieron no terminen de asimilar que en política se gana y se pierde como en cualquier competencia; y que un demócrata asimila tan pronto su triunfo como la derrota.

De ahí que con el nuevo año que dio inicio ayer nos dispongamos a tratar de comprender las ideas y los actos de gobierno, emanados del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, puesto que para comenzar necesitamos entender que el señor presidente acostumbra el juego político cerrado, porque a él le ha sido útil para despertar la admiración de los sectores populares, en los que sembró esperanzas reivindicadoras que constituyen una novedad. A diferencia de los viejos partidos PRI, PAN, PRD y sus satélites, acostumbrados a presentar en todo proceso electoral “más de lo mismo”.

Es por ello que el conjunto de acciones y decisiones de gobierno “novedosas” han provocado el efecto deseado por AMLO, quien además de la esperanza de la gente provoca la veneración de multitudes que forman parte de los 53 millones de mexicanos en extrema pobreza.

La mala decisión es que el gasolinazo negado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público trae un inesperado aumento en el precio (por el impuesto) de la gasolina, equivalente al 3.4% de la inflación, y que por más que se diga que después bajará, volvemos a la incredulidad que siempre tuvieron los gobiernos pasados. Mentiras y más mentiras que ya nadie cree.

Los hombres sabios despiertan la admiración de sus congéneres, más cuando su ocupación habitual es la política...

Pero lo que se relaciona con la “polis” se vincula e identifica también como “cosa pública”, de donde se arriba a la conclusión de que la política y, sobre todo, los políticos son quienes se encargan de la cosa pública y por consecuencia de la administración y gobierno de su territorio.

La bipolaridad que a partir del triunfo inobjetable y arrollador del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena se ha generado en el país, dividiendo a los mexicanos en dos polos opuestos, no tiene razón de ser. No es posible que por costumbre, apego o militancia política con alguno o algunos de los partidos políticos que perdieron la elección presidencial reciente, ahora en lugar de la unidad nacional se estén desatando conflictos interpersonales, grupales o interregionales en las 32 entidades federativas, y que seguidores de los candidatos que perdieron no terminen de asimilar que en política se gana y se pierde como en cualquier competencia; y que un demócrata asimila tan pronto su triunfo como la derrota.

De ahí que con el nuevo año que dio inicio ayer nos dispongamos a tratar de comprender las ideas y los actos de gobierno, emanados del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, puesto que para comenzar necesitamos entender que el señor presidente acostumbra el juego político cerrado, porque a él le ha sido útil para despertar la admiración de los sectores populares, en los que sembró esperanzas reivindicadoras que constituyen una novedad. A diferencia de los viejos partidos PRI, PAN, PRD y sus satélites, acostumbrados a presentar en todo proceso electoral “más de lo mismo”.

Es por ello que el conjunto de acciones y decisiones de gobierno “novedosas” han provocado el efecto deseado por AMLO, quien además de la esperanza de la gente provoca la veneración de multitudes que forman parte de los 53 millones de mexicanos en extrema pobreza.

La mala decisión es que el gasolinazo negado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público trae un inesperado aumento en el precio (por el impuesto) de la gasolina, equivalente al 3.4% de la inflación, y que por más que se diga que después bajará, volvemos a la incredulidad que siempre tuvieron los gobiernos pasados. Mentiras y más mentiras que ya nadie cree.