/ martes 23 de abril de 2019

Secuelas de la visita presidencial a Veracruz

¿Dónde quedó la alegría desbordante y contagiosa de los jarochos, durante la visita presidencial?

No apareció en el puerto, donde hace 500 años el conquistador Hernán Cortés fundó el primer Ayuntamiento de América, y menos en algún otro municipio de la entidad, considerando desde el norte al municipio de Pánuco y hasta el sur al municipio de Las Choapas, porque el dolor de los hechos sangrientos ocurridos el pasado Viernes Santo en Minatitlán han marcado un hito en la historia de la criminalidad en todo Veracruz.

Y a pesar del buen ánimo de AMLO y de la compañía inseparable del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, no hubo respuesta alguna para satisfacer las interrogantes de los veracruzanos, interesados en saber ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿quiénes? y ¿por qué?, sacrificaron con tanta saña al grupo familiar que sin provocar alguna confrontación fue ferozmente atacado y privado de la vida, sin importar edad, sexo o condición social.

La descomposición social ha llegado para quedarse en toda la entidad y el simple hecho de seguir culpando de todo lo malo que acontece en el país a los gobiernos de Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari, no satisface a la sociedad, que ya no encuentra la forma de escapar a la violencia, prohijada por la corrupción y la impunidad que con la tolerancia poli-judicial creció como la espuma del mar de Veracruz.

El Presidente de la República señaló el plazo de los próximos seis meses para sentir la efectividad de las estrategias que el Ejército, la Marina, la Policia Federal y las fiscalías del estado y de la República usarán para disminuir, hasta acabar con los homicidios dolosos que han enlutado a miles de hogares asentados en los 212 municipios de la entidad, donde viven familias que han sido lastimadas y están temerosas de las muertes violentas, secuestros, violaciones y asaltos a mano armada, vicios que no pueden eliminarse con demagogia.

Confiamos una vez más en el compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador, de respaldar con todo la fuerza del estado, al honesto gobernador Cuitláhuac García Jiménez, para que la prevención de los delitos, su investigación y persecución se haga efectiva, sancionando a los delincuentes con todo el rigor que la ley lo permita. El hecho de no contar con una fiscalía competente no nos obliga a los veracruzanos a convivir con la delincuencia.

¿Dónde quedó la alegría desbordante y contagiosa de los jarochos, durante la visita presidencial?

No apareció en el puerto, donde hace 500 años el conquistador Hernán Cortés fundó el primer Ayuntamiento de América, y menos en algún otro municipio de la entidad, considerando desde el norte al municipio de Pánuco y hasta el sur al municipio de Las Choapas, porque el dolor de los hechos sangrientos ocurridos el pasado Viernes Santo en Minatitlán han marcado un hito en la historia de la criminalidad en todo Veracruz.

Y a pesar del buen ánimo de AMLO y de la compañía inseparable del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, no hubo respuesta alguna para satisfacer las interrogantes de los veracruzanos, interesados en saber ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿quiénes? y ¿por qué?, sacrificaron con tanta saña al grupo familiar que sin provocar alguna confrontación fue ferozmente atacado y privado de la vida, sin importar edad, sexo o condición social.

La descomposición social ha llegado para quedarse en toda la entidad y el simple hecho de seguir culpando de todo lo malo que acontece en el país a los gobiernos de Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari, no satisface a la sociedad, que ya no encuentra la forma de escapar a la violencia, prohijada por la corrupción y la impunidad que con la tolerancia poli-judicial creció como la espuma del mar de Veracruz.

El Presidente de la República señaló el plazo de los próximos seis meses para sentir la efectividad de las estrategias que el Ejército, la Marina, la Policia Federal y las fiscalías del estado y de la República usarán para disminuir, hasta acabar con los homicidios dolosos que han enlutado a miles de hogares asentados en los 212 municipios de la entidad, donde viven familias que han sido lastimadas y están temerosas de las muertes violentas, secuestros, violaciones y asaltos a mano armada, vicios que no pueden eliminarse con demagogia.

Confiamos una vez más en el compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador, de respaldar con todo la fuerza del estado, al honesto gobernador Cuitláhuac García Jiménez, para que la prevención de los delitos, su investigación y persecución se haga efectiva, sancionando a los delincuentes con todo el rigor que la ley lo permita. El hecho de no contar con una fiscalía competente no nos obliga a los veracruzanos a convivir con la delincuencia.