La presidenta de la asociación “Alto al Secuestro”, Isabel Miranda de Wallace, acaba de publicar en su cuenta de Twitter, estadísticas nacionales que le otorgan un deshonroso primer lugar a Xalapa, en la ejecución de secuestros, durante el periodo comprendido de la administración que preside Cuitláhuac García Jiménez, pues por lo menos veinte casos aparecen realizados en la capital veracruzana del día 1º de diciembre al 30 de abril; y es que no hay estrategias para combatir el secuestro, evitándolo y aplicando castigos ejemplares, que sirvan de escarmiento a los delincuentes.
Coatzacoalcos es la segunda con más secuestros, suma 18 en el mismo periodo del actual gobierno; Orizaba y Martínez de la Torre con 13 secuestros en cada municipalidad, haciendo un gran total de 221 secuestros en todo el Estado de Veracruz, alcanzando el primer lugar nacional de personas secuestradas. El Estado de México, la Ciudad de México, Puebla y Tamaulipas, ocupan del segundo al quinto lugar en materia de secuestros y en el mismo periodo del gobierno de AMLO.
Y si la estadística difundida por la presidenta de “Alto al Secuestro” no fuera suficiente para alarmar a la población, habría que ver el gran escándalo suscitado con el secuestro y asesinato del hermano del exgobernador de Morelos, Humberto Adame, quien habiendo sido secuestrado en Yautepec, Morelos, el día 8 de mayo, acaba de aparecer en una fosa ubicada en la comunidad de Xochitepec del Estado que gobierna actualmente el futbolista Cuauhtémoc Blanco.
El periodista Ciro Gómez Leiva, ha formulado la pregunta (de los sesenta y cuatro mil pesos), para saber ¿Quién protege a los mexicanos? Y el mismo periodista responde que hasta hoy han fallado la Secretaria de Seguridad Pública de Alfonso Durazo, y todos y cada uno de los gobernantes en donde siguen ocurriendo asaltos a mano armada a pleno día, asesinatos a mansalva a toda hora, y levantones y secuestros que ocurren de día y de noche, sin que exista autoridad alguna que impida la ejecución de esos delitos y menos que logre la detención y condena de los secuestradores y sus cómplices.
Que pena para los veracruzanos conocer las estadísticas sangrientas de los alevosos crímenes ejecutados por bandas de secuestradores; pero más pena aún para todos los mexicanos, ver que pasan los días y en vez de disminuir, se incrementan los delitos y los muertos.
