/ viernes 4 de enero de 2019

¿Seguirá vigente el borrón y cuenta nueva?

El presidente López Obrador denunció detalladamente el mecanismo mediante el cual la industria más importante del país (Pemex) era saqueada por gente extraña y propia de la industria. Asimismo, dio cifras precisas del monto de la cantidad de barriles diarios y el costo de tales robos al país. Así comunicó que en 2016 se robaban 26 mil barriles diarios; en 2017, 43 mil y en 2018 (año de Hidalgo), 58 mil 200 barriles diarios. En este último año (18) significó un total de 66 mil millones de pesos, con lo cual se pagaría tan sólo el 60% de las pensiones anuales de los pensionados. Anteriormente se robaban 9 mil millones de litros diarios de gasolina, equivalente a 12 mil millones de pesos. Ahora, (último año) 60 mil millones de pesos, con lo que se pagaría el 40% del costo de una refinería, dijo el presidente.

Esta investigación mostró otros datos de interés, que ponen en evidencia la participación del personal que “administra” la empresa, tanto de confianza como sindicalizado, no sólo de los operadores directos de refinerías y bombas de distribución, sino también de primer nivel de funcionarios. Cuestión que de hecho ya se sospechaba que los “huachicoleros” no podían llegar a pinchar un ducto y extraer la gasolina, como si se tratara de pinchar una vena y extraer sangre para un estudio. No, con el informe de AMLO y del titular de Pemex, el país se enteró de que 80% del robo de gasolina se producía mediante el robo también de pipas que transportan cada una 15 mil litros del hidrocarburo, en el último año se llegaron robar 600 pipas diarias, también haciendo un promedio de 17 millones de litros diariamente. Tal y como lo calificó López Obrador: un Pemex pirata; pipas que son llenadas por personal de confianza y sindicalizado. Debo hacer aquí una aclaración necesaria, el personal sindicalizado de a pie seguramente no estaba involucrado en este negocio, sencillamente, como muchos policías obedecen órdenes de sus jefes. Quedó claro que en el “huachicoleo” están involucrados administradores de la empresa, sindicato y por supuesto, el llamado crimen organizado. Sólo 20% de los robos se hacía mediante la “ordeña” de ductos. El “huachicol” es sólo la pantalla para tratar de encubrir y distraer la atención.

Del mismo tema de la corrupción de funcionarios, el presidente dijo que ningún funcionario menor o mediano ejecutaba un acto de corrupción sin el consentimiento de sus jefes mayores, llámese presidente municipal, gobernador o presidente de la República. Si razonamos así como lo dice AMLO, ¿habría que exculpar a Peña Nieto de lo de Iguala, o lo de Tlataya, la represión a los campesinos de Atenco, y mil atropellos más a la nación? Y vuelve a repetir la recomendación ya clásica: la corrupción se barre como las escaleras, de arriba para abajo. Y entonces el ciudadano de a pie se pregunta, esto no va contracorriente del borrón y nueva cuenta, es decir, perdón (para los funcionarios que ya no están —algunos— en los gobiernos), eso de “amor y paz”, cuando los beneficiados por el perdón no cejan en hacer la guerra mediática y de calumnias, para sembrar la desconfianza y la descalificación al nuevo gobierno. ¿O acaso se piensa que la Cuarta Transformación se hará amorosamente sin pisar callos precisamente a los que causaron tanta pobreza, tanto saqueo a la riqueza pública y tanta inseguridad y muerte?

Este año 2019 tengo la confianza de que nos va a ir mejor como país, en el terreno de la economía, de la ansiada paz y ya al finalizar, en diciembre, veremos (los que quieran ver) los resultados de un principio. No exigir en un mes de gobierno lo que se promete para un lapso de seis años.

El presidente López Obrador denunció detalladamente el mecanismo mediante el cual la industria más importante del país (Pemex) era saqueada por gente extraña y propia de la industria. Asimismo, dio cifras precisas del monto de la cantidad de barriles diarios y el costo de tales robos al país. Así comunicó que en 2016 se robaban 26 mil barriles diarios; en 2017, 43 mil y en 2018 (año de Hidalgo), 58 mil 200 barriles diarios. En este último año (18) significó un total de 66 mil millones de pesos, con lo cual se pagaría tan sólo el 60% de las pensiones anuales de los pensionados. Anteriormente se robaban 9 mil millones de litros diarios de gasolina, equivalente a 12 mil millones de pesos. Ahora, (último año) 60 mil millones de pesos, con lo que se pagaría el 40% del costo de una refinería, dijo el presidente.

Esta investigación mostró otros datos de interés, que ponen en evidencia la participación del personal que “administra” la empresa, tanto de confianza como sindicalizado, no sólo de los operadores directos de refinerías y bombas de distribución, sino también de primer nivel de funcionarios. Cuestión que de hecho ya se sospechaba que los “huachicoleros” no podían llegar a pinchar un ducto y extraer la gasolina, como si se tratara de pinchar una vena y extraer sangre para un estudio. No, con el informe de AMLO y del titular de Pemex, el país se enteró de que 80% del robo de gasolina se producía mediante el robo también de pipas que transportan cada una 15 mil litros del hidrocarburo, en el último año se llegaron robar 600 pipas diarias, también haciendo un promedio de 17 millones de litros diariamente. Tal y como lo calificó López Obrador: un Pemex pirata; pipas que son llenadas por personal de confianza y sindicalizado. Debo hacer aquí una aclaración necesaria, el personal sindicalizado de a pie seguramente no estaba involucrado en este negocio, sencillamente, como muchos policías obedecen órdenes de sus jefes. Quedó claro que en el “huachicoleo” están involucrados administradores de la empresa, sindicato y por supuesto, el llamado crimen organizado. Sólo 20% de los robos se hacía mediante la “ordeña” de ductos. El “huachicol” es sólo la pantalla para tratar de encubrir y distraer la atención.

Del mismo tema de la corrupción de funcionarios, el presidente dijo que ningún funcionario menor o mediano ejecutaba un acto de corrupción sin el consentimiento de sus jefes mayores, llámese presidente municipal, gobernador o presidente de la República. Si razonamos así como lo dice AMLO, ¿habría que exculpar a Peña Nieto de lo de Iguala, o lo de Tlataya, la represión a los campesinos de Atenco, y mil atropellos más a la nación? Y vuelve a repetir la recomendación ya clásica: la corrupción se barre como las escaleras, de arriba para abajo. Y entonces el ciudadano de a pie se pregunta, esto no va contracorriente del borrón y nueva cuenta, es decir, perdón (para los funcionarios que ya no están —algunos— en los gobiernos), eso de “amor y paz”, cuando los beneficiados por el perdón no cejan en hacer la guerra mediática y de calumnias, para sembrar la desconfianza y la descalificación al nuevo gobierno. ¿O acaso se piensa que la Cuarta Transformación se hará amorosamente sin pisar callos precisamente a los que causaron tanta pobreza, tanto saqueo a la riqueza pública y tanta inseguridad y muerte?

Este año 2019 tengo la confianza de que nos va a ir mejor como país, en el terreno de la economía, de la ansiada paz y ya al finalizar, en diciembre, veremos (los que quieran ver) los resultados de un principio. No exigir en un mes de gobierno lo que se promete para un lapso de seis años.