/ martes 7 de abril de 2020

Será difícil remontar la crisis

Es difícil encontrar a un político empoderado, sin complejos del bien y del mal, que le permita abandonar el entorno tolerado por él mismo y cultivado por los aduladores, que le impiden al líder el análisis racional de su presente para corregir el rumbo y reprogramar lo necesario para superar la crisis económica que México enfrenta. El sobrio mensaje de AMLO no es suficiente para vislumbrar una luz al final del túnel.

El politólogo Daniel Cosío Villegas, al analizar el sistema político mexicano y en especial “El estilo personal de gobernar” de hace media centuria, recomendaba a los mexicanos mantener la confianza en el presidente de la República, evitando la desesperanza, porque ésta acarrea remedios equivocados como la violencia.

Los detractores de López Obrador no cesan en su lucha por desgastar la figura del titular del Ejecutivo federal, quien resiste con una convicción inquebrantable de que los resultados que vendrán para México con la política social en favor del pueblo pobre serán los mejores.

El propio Cosío Villegas recomendaba, en su tiempo, descartar la demagogia, como fórmula mágica para resolver los grandes problemas nacionales, evitar la falta de credibilidad en los políticos, porque la mentira oficial descubierta siempre será la tumba de los hombres públicos.

En la crítica mordaz, feroz y destructiva de los adversarios de AMLO no se observa ninguna aportación que pudiera servirle al presidente para modificar su visión de la crisis. Con insultos y “odiosas” comparaciones de los beneficiarios del foxismo, del calderonismo y del peñanietismo no se aportan soluciones para salir de la crisis económica y la pandemia.

Acaso ¿ya se les olvidó a los disidentes enemigos políticos de AMLO la quiebra financiera nacional ocasionada por la apropiación indebida de los recursos públicos que hicieron sus padrinos políticos en su favor y la dilapidación de la riqueza pública? Porque a los mexicanos, no.

La fórmula de AMLO para el desarrollo económico y social, con empleo pleno, honestidad y austeridad republicana puede fallar. Pero no quedará en el intento vano, será una lucha constructiva y de trabajo, sin cuartel y sin tregua para la transformación de la República.

La montaña de críticas al informe del presidente López Obrador no debe amilanarlo, ya que el conductor de la patria no debe vivir de la adulación, sino luchar hasta ganar la batalla por la superación de los problemas nacionales.

Es difícil encontrar a un político empoderado, sin complejos del bien y del mal, que le permita abandonar el entorno tolerado por él mismo y cultivado por los aduladores, que le impiden al líder el análisis racional de su presente para corregir el rumbo y reprogramar lo necesario para superar la crisis económica que México enfrenta. El sobrio mensaje de AMLO no es suficiente para vislumbrar una luz al final del túnel.

El politólogo Daniel Cosío Villegas, al analizar el sistema político mexicano y en especial “El estilo personal de gobernar” de hace media centuria, recomendaba a los mexicanos mantener la confianza en el presidente de la República, evitando la desesperanza, porque ésta acarrea remedios equivocados como la violencia.

Los detractores de López Obrador no cesan en su lucha por desgastar la figura del titular del Ejecutivo federal, quien resiste con una convicción inquebrantable de que los resultados que vendrán para México con la política social en favor del pueblo pobre serán los mejores.

El propio Cosío Villegas recomendaba, en su tiempo, descartar la demagogia, como fórmula mágica para resolver los grandes problemas nacionales, evitar la falta de credibilidad en los políticos, porque la mentira oficial descubierta siempre será la tumba de los hombres públicos.

En la crítica mordaz, feroz y destructiva de los adversarios de AMLO no se observa ninguna aportación que pudiera servirle al presidente para modificar su visión de la crisis. Con insultos y “odiosas” comparaciones de los beneficiarios del foxismo, del calderonismo y del peñanietismo no se aportan soluciones para salir de la crisis económica y la pandemia.

Acaso ¿ya se les olvidó a los disidentes enemigos políticos de AMLO la quiebra financiera nacional ocasionada por la apropiación indebida de los recursos públicos que hicieron sus padrinos políticos en su favor y la dilapidación de la riqueza pública? Porque a los mexicanos, no.

La fórmula de AMLO para el desarrollo económico y social, con empleo pleno, honestidad y austeridad republicana puede fallar. Pero no quedará en el intento vano, será una lucha constructiva y de trabajo, sin cuartel y sin tregua para la transformación de la República.

La montaña de críticas al informe del presidente López Obrador no debe amilanarlo, ya que el conductor de la patria no debe vivir de la adulación, sino luchar hasta ganar la batalla por la superación de los problemas nacionales.