/ domingo 31 de mayo de 2020

SEV, de la corrupción a la justicia laboral

Ya hemos referido en este espacio que la Secretaría de Educación de Veracruz ha sido, en épocas anteriores, un monstruo de mil cabezas en cuanto a corrupción. De ahí —por citar un ejemplo—, el exgobernador Javier Duarte pagaba “caprichitos” a Xóchitl Tress Rodríguez.

Cuando llegó a la Dirección de Espacios Educativos —refiere la carpeta de investigación 1522017 03082017—, el exmandatario veracruzano le puso a la puerta un vehículo de lujo que estaba a nombre de la empresa Grupo Publicitario Hamburgo SA de CV.

Posteriormente le regaló una casa, con un pago inicial de 500 mil pesos y una transacción de 1 millón 750 que se concretó en una reunión en la que estuvieron Víctor López Gachuz, Mauricio Byron González, José Ramón Cárdeno Shadi y Tarek Abdalá.

Luego, cuando salió de Espacios Educativos, por órdenes del gobernador, Tarek Abdalá le entregó en efectivo un millón y medio para comprar terrenos. Todo ese dinero, se afirma, salió de la Secretaría de Educación de Veracruz, dependencia que ha sido, literalmente, saqueada por gobiernos corruptos.

Por eso extraña que ahora, al intentar hacer una limpia y al tocar fibras sensibles, panistas y enemigos políticos de este gobierno intenten hacer una campaña mediática para empañar el trabajo realizado.

Desde los primeros días, por instrucciones del gobernador Cuitláhuac García, el secretario Zenyazen Escobar pidió a la oficial mayor Ariadna Selene Aguilar Amaya, que el orden administrativo distinguiera a la dependencia educativa.

El propio secretario denunció el ejército de aviadores que ahí dejó enquistados el exsecretario de Educación, Enrique Pérez Rodríguez, quien llegó al extremo de adjudicarse una plaza magisterial, que al final fue cancelada.

Cuando el secretario de Educación y la oficial mayor empezaron a tocar las fibras de la corrupción, las críticas y las filtraciones internas, mal intencionadas, empezaron a circular.

El primero en capitalizar este descontento ha sido el senador Julen Rementería del Puerto, quien utilizó a Érick Sánchez Vázquez, exjefe del Departamento de Acuerdos y Seguimiento del Instituto de Espacios Educativos, despedido por portación de drogas e irregularidades administrativas. El legislador panista lanzó con todo acusando una supuesta red de corrupción al interior de la dependencia.

En medio de todos estos “ataques por intereses electorales”, como los ha llamado el presidente López Obrador, enfocaron las baterías hacia la oficial mayor Ariadna Selene Aguilar Amaya y su equipo de trabajo, cuando, según nos reportan, ellos solo han puesto orden y disciplina administrativa al interior de la SEV.

¿A quién no le va a molestar, que siendo aviador y con la complacencia de autoridades pasadas, no tenía que presentarse a trabajar y ahora se le exige que cumpla su horario y que sea productivo?

¿A quién no le va a molestar que le quiten sus negocios, sus cuotas o prebendas por trámites administrativos o por lucrar con redes de diversas empresas?

Ariadna Selene Aguilar Amaya y su equipo de trabajo se han mantenido firmes. Cerca del gobernador Cuitláhuac García Jiménez; del secretario de Educación federal, Esteban Moctezuma Barragán —con quien ha colaborado en proyectos de trabajo de la iniciativa privada—; y aliada efectiva en los proyectos educativos que encabeza Zenyazen Escobar García, ha encabezado el proyecto de justicia laboral más grande de que se tenga historia en la Secretaría de Educación de Veracruz.

Gracias a este programa, el mandatario veracruzano puede decir que la justicia laboral al magisterio es un tema que se cumple y con creces. Hombres y mujeres que han servido por años a la dependencia, en estos meses han visto cumplido su sueño de certeza laboral, de no vivir con el alma en vilo, de tener la garantía de llevar a sus casas pan para sus hijos y bienestar para su familia.

Esto no se logra con corrupción. Esto no se logra con negocios. Esto no hubiera sido posible sin el orden, la disciplina, la administración correcta de los recursos de los veracruzanos. Lo demás, son campañas de desprestigio muy bien definidas que en nada afectarán, porque el discurso de los hechos y de las obras siempre es el más efectivo en la política.

Ya hemos referido en este espacio que la Secretaría de Educación de Veracruz ha sido, en épocas anteriores, un monstruo de mil cabezas en cuanto a corrupción. De ahí —por citar un ejemplo—, el exgobernador Javier Duarte pagaba “caprichitos” a Xóchitl Tress Rodríguez.

Cuando llegó a la Dirección de Espacios Educativos —refiere la carpeta de investigación 1522017 03082017—, el exmandatario veracruzano le puso a la puerta un vehículo de lujo que estaba a nombre de la empresa Grupo Publicitario Hamburgo SA de CV.

Posteriormente le regaló una casa, con un pago inicial de 500 mil pesos y una transacción de 1 millón 750 que se concretó en una reunión en la que estuvieron Víctor López Gachuz, Mauricio Byron González, José Ramón Cárdeno Shadi y Tarek Abdalá.

Luego, cuando salió de Espacios Educativos, por órdenes del gobernador, Tarek Abdalá le entregó en efectivo un millón y medio para comprar terrenos. Todo ese dinero, se afirma, salió de la Secretaría de Educación de Veracruz, dependencia que ha sido, literalmente, saqueada por gobiernos corruptos.

Por eso extraña que ahora, al intentar hacer una limpia y al tocar fibras sensibles, panistas y enemigos políticos de este gobierno intenten hacer una campaña mediática para empañar el trabajo realizado.

Desde los primeros días, por instrucciones del gobernador Cuitláhuac García, el secretario Zenyazen Escobar pidió a la oficial mayor Ariadna Selene Aguilar Amaya, que el orden administrativo distinguiera a la dependencia educativa.

El propio secretario denunció el ejército de aviadores que ahí dejó enquistados el exsecretario de Educación, Enrique Pérez Rodríguez, quien llegó al extremo de adjudicarse una plaza magisterial, que al final fue cancelada.

Cuando el secretario de Educación y la oficial mayor empezaron a tocar las fibras de la corrupción, las críticas y las filtraciones internas, mal intencionadas, empezaron a circular.

El primero en capitalizar este descontento ha sido el senador Julen Rementería del Puerto, quien utilizó a Érick Sánchez Vázquez, exjefe del Departamento de Acuerdos y Seguimiento del Instituto de Espacios Educativos, despedido por portación de drogas e irregularidades administrativas. El legislador panista lanzó con todo acusando una supuesta red de corrupción al interior de la dependencia.

En medio de todos estos “ataques por intereses electorales”, como los ha llamado el presidente López Obrador, enfocaron las baterías hacia la oficial mayor Ariadna Selene Aguilar Amaya y su equipo de trabajo, cuando, según nos reportan, ellos solo han puesto orden y disciplina administrativa al interior de la SEV.

¿A quién no le va a molestar, que siendo aviador y con la complacencia de autoridades pasadas, no tenía que presentarse a trabajar y ahora se le exige que cumpla su horario y que sea productivo?

¿A quién no le va a molestar que le quiten sus negocios, sus cuotas o prebendas por trámites administrativos o por lucrar con redes de diversas empresas?

Ariadna Selene Aguilar Amaya y su equipo de trabajo se han mantenido firmes. Cerca del gobernador Cuitláhuac García Jiménez; del secretario de Educación federal, Esteban Moctezuma Barragán —con quien ha colaborado en proyectos de trabajo de la iniciativa privada—; y aliada efectiva en los proyectos educativos que encabeza Zenyazen Escobar García, ha encabezado el proyecto de justicia laboral más grande de que se tenga historia en la Secretaría de Educación de Veracruz.

Gracias a este programa, el mandatario veracruzano puede decir que la justicia laboral al magisterio es un tema que se cumple y con creces. Hombres y mujeres que han servido por años a la dependencia, en estos meses han visto cumplido su sueño de certeza laboral, de no vivir con el alma en vilo, de tener la garantía de llevar a sus casas pan para sus hijos y bienestar para su familia.

Esto no se logra con corrupción. Esto no se logra con negocios. Esto no hubiera sido posible sin el orden, la disciplina, la administración correcta de los recursos de los veracruzanos. Lo demás, son campañas de desprestigio muy bien definidas que en nada afectarán, porque el discurso de los hechos y de las obras siempre es el más efectivo en la política.