/ viernes 11 de enero de 2019

Sigue la limpia en la CFE, hay que comprar velas.

los gobiernos desde Fox hasta Peña Nieto no estuvieran involucrados de facto en el robo escandaloso de hidrocarburos a la empresa más importante del país, PEMEX. Que tan solo en 2018 se robaron un promedio de 600 pipas diariamente con unos 9 mil millones de litros de gasolina diarios. Y tan solo en 2018 fue un total de 60 mil millones de pesos. Aquí está la respuesta a los que se preguntaban: que de dónde iba a sacar López Obrador el dinero para tanta promesa. Una de las mayores fugas por robo de la gasolina (el Huachicoleo), con su inevitable y obligada respuesta en contra, por parte de los “afectados” y sus sicarios mediáticos, que no le perdonan ni siquiera que inicie su jornada laboral a las 6 de la mañana. Por lo mismo, tenían que hacer materia de alarmismo el desabasto de gasolina en las gasolineras (curiosamente la mayoría abastecidas con gasolina robada). Hubo necesidad de cerrar los ductos donde el Huachicol robaba la gasolina.

En el 2012 la periodista Ana Lilia Pérez escribió un libro, producto de una minuciosa investigación sobre el robo de combustibles a Pemex, basada en los propios archivos de la empresa. Con la resistencia de los funcionarios de la empresa a mostrar dichos documentos, por lo que tuvo que acudir al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI). El Instituto citó separadamente a las parte; Pemex debía exponer los argumentos en que basaba su negativa a dar la información. Para esto se presentaron 10 abogados de Pemex ante el instituto, advirtiendo que la solicitante “no tenía límites”, ya que había presentado muchas solicitudes y que hacía “uso excesivo” del derecho a la información”. Además recomendaron “que la información debería mantenerse con reserva, pues de lo contrario “se pondría en riesgo la seguridad de la nación “.

En dicho libro se dan pelos y señales del cuantioso robo a Pemex (a la Nación) , de lo cual la empresa estaba bien enterada. “En julio de 2008, la Dirección General de Pemex reconoció, de manera oficial, el robo de hidrocarburos como uno de los principales desafíos de la empresa, y lo equipara con la caída en la producción petrolera en Cantarell en la Sonda de Campeche. Entre 2001 y 2011 (Fox–Calderón), Pemex fue objeto de más de 40 mil “incidentes”. El jurídico de la paraestatal presentó 2 mil 611 denuncias por ordeña y tomas clandestinas, pero solo 15 concluyeron en sentencia.

La autora muestra un escenario en Pemex saqueado por un entramado criminal de funcionarios ejecutados, trabajadores desaparecidos, contratistas secuestrados y extorsionados, obligados a pagar derecho de piso, robos cada vez más especializados, toma de operaciones de pozos al mando del crimen organizado; el funcionamiento ilegal del mercado de hidrocarburos México–Estados Unidos conocido y encubierto oficialmente. “En el sexenio de Felipe Calderón la Cuenca de Burgos se convirtió en un centro de abasto de condensado que de forma ilegal se vende a diversos corporativos estadunidenses y europeos. Ante la ausencia de la autoridad, la región de esta cuenca se volvió un campo de batalla entre organizaciones criminales, cuyos miembros levantan retenes, expropian predios, ocupan derechos de vía y, por si fuera poco, controlan el acceso a las instalaciones de Pemex”.

Ante este panorama de gran lucha contra el crimen, la corrupción y la impunidad; los 30 millones que votamos por López Obrador debemos mostrar en los hechos, que no está solo en esta batalla, que es de todos, que es por México. Morena y los partidos que ganaron electoralmente bajo la sombra de AMLO, deben convocar a movilizaciones en todo el país, como cuando Cárdenas expropió el petróleo, ahora hay que rescatarlo del secuestro del crimen organizado (Gobierno y “charros sindicales”). Hay que explicar a la gente el sentido y la profundidad de esta lucha, que se aplique la ley hasta las últimas consecuencias. Esta lucha es más grande y más importante que la que se dio en contra del desafuero de López Obrador en 2006. Debemos ser conscientes que toda acción provoca una reacción, es inevitable, hay que entender que se afectarán grandes y muchos intereses y personajes de lo política “huachicolera”, muchos ya lo sabíamos pero no debemos quedarnos como espectadores pasivos de esta lucha que es por México. Ya corre la advertencia que en la próxima lucha es por la limpia en la CFE… hay que ir comprando las velas.

los gobiernos desde Fox hasta Peña Nieto no estuvieran involucrados de facto en el robo escandaloso de hidrocarburos a la empresa más importante del país, PEMEX. Que tan solo en 2018 se robaron un promedio de 600 pipas diariamente con unos 9 mil millones de litros de gasolina diarios. Y tan solo en 2018 fue un total de 60 mil millones de pesos. Aquí está la respuesta a los que se preguntaban: que de dónde iba a sacar López Obrador el dinero para tanta promesa. Una de las mayores fugas por robo de la gasolina (el Huachicoleo), con su inevitable y obligada respuesta en contra, por parte de los “afectados” y sus sicarios mediáticos, que no le perdonan ni siquiera que inicie su jornada laboral a las 6 de la mañana. Por lo mismo, tenían que hacer materia de alarmismo el desabasto de gasolina en las gasolineras (curiosamente la mayoría abastecidas con gasolina robada). Hubo necesidad de cerrar los ductos donde el Huachicol robaba la gasolina.

En el 2012 la periodista Ana Lilia Pérez escribió un libro, producto de una minuciosa investigación sobre el robo de combustibles a Pemex, basada en los propios archivos de la empresa. Con la resistencia de los funcionarios de la empresa a mostrar dichos documentos, por lo que tuvo que acudir al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI). El Instituto citó separadamente a las parte; Pemex debía exponer los argumentos en que basaba su negativa a dar la información. Para esto se presentaron 10 abogados de Pemex ante el instituto, advirtiendo que la solicitante “no tenía límites”, ya que había presentado muchas solicitudes y que hacía “uso excesivo” del derecho a la información”. Además recomendaron “que la información debería mantenerse con reserva, pues de lo contrario “se pondría en riesgo la seguridad de la nación “.

En dicho libro se dan pelos y señales del cuantioso robo a Pemex (a la Nación) , de lo cual la empresa estaba bien enterada. “En julio de 2008, la Dirección General de Pemex reconoció, de manera oficial, el robo de hidrocarburos como uno de los principales desafíos de la empresa, y lo equipara con la caída en la producción petrolera en Cantarell en la Sonda de Campeche. Entre 2001 y 2011 (Fox–Calderón), Pemex fue objeto de más de 40 mil “incidentes”. El jurídico de la paraestatal presentó 2 mil 611 denuncias por ordeña y tomas clandestinas, pero solo 15 concluyeron en sentencia.

La autora muestra un escenario en Pemex saqueado por un entramado criminal de funcionarios ejecutados, trabajadores desaparecidos, contratistas secuestrados y extorsionados, obligados a pagar derecho de piso, robos cada vez más especializados, toma de operaciones de pozos al mando del crimen organizado; el funcionamiento ilegal del mercado de hidrocarburos México–Estados Unidos conocido y encubierto oficialmente. “En el sexenio de Felipe Calderón la Cuenca de Burgos se convirtió en un centro de abasto de condensado que de forma ilegal se vende a diversos corporativos estadunidenses y europeos. Ante la ausencia de la autoridad, la región de esta cuenca se volvió un campo de batalla entre organizaciones criminales, cuyos miembros levantan retenes, expropian predios, ocupan derechos de vía y, por si fuera poco, controlan el acceso a las instalaciones de Pemex”.

Ante este panorama de gran lucha contra el crimen, la corrupción y la impunidad; los 30 millones que votamos por López Obrador debemos mostrar en los hechos, que no está solo en esta batalla, que es de todos, que es por México. Morena y los partidos que ganaron electoralmente bajo la sombra de AMLO, deben convocar a movilizaciones en todo el país, como cuando Cárdenas expropió el petróleo, ahora hay que rescatarlo del secuestro del crimen organizado (Gobierno y “charros sindicales”). Hay que explicar a la gente el sentido y la profundidad de esta lucha, que se aplique la ley hasta las últimas consecuencias. Esta lucha es más grande y más importante que la que se dio en contra del desafuero de López Obrador en 2006. Debemos ser conscientes que toda acción provoca una reacción, es inevitable, hay que entender que se afectarán grandes y muchos intereses y personajes de lo política “huachicolera”, muchos ya lo sabíamos pero no debemos quedarnos como espectadores pasivos de esta lucha que es por México. Ya corre la advertencia que en la próxima lucha es por la limpia en la CFE… hay que ir comprando las velas.