/ martes 21 de enero de 2020

Slim se va de Coatzacoalcos

La actividad económica de Coatzacoalcos resulta ya severamente afectada por el clima de inseguridad y violencia que se vive en ese municipio.

Hasta hace algunos años, sus habitantes gozaban de tranquilidad y empleos bien remunerados de PEMEX y empresas vinculadas a este sector, pero también de otros giros que se beneficiaban del “boom” petrolero, que hizo florecer a la industria hotelera y restaurantera y a la actividad comercial. La crisis del petróleo, aunada a la reforma energética, pegó duramente a esta la zona por el despido de personal de confianza y la jubilación anticipada de trabajadores de la entonces paraestatal y la recién denominada ‘empresa productiva del estado’, pero la situación se agravó en los últimos tres o cuatro años cuando la delincuencia organizada se erigió en dueña de ese lugar. Del tráfico de estupefacientes, indocumentados y prostitución, que trajo consigo la violencia entre grupos delictivos por el control de la plaza, se pasó al secuestro, asaltos, robos y cobro de piso, lo que ya es insoportable para los ciudadanos, muchos de los cuales ya abandonaron la ciudad e ir a residir a cualquier otra localidad para salvar sus vidas, la de sus familias y sus bienes. No son los únicos ni son pocos. Hay empresas importantes que han salido y están saliendo de Coatzacoalcos.

El viernes pasado, por falta de garantías, cerró sus puertas el restaurante Tok’s que se localizaba en el bulevar y apenas unos meses antes lo hizo la franquicia ‘California’, y poco se difundió que el año pasado La Comer también salió de ese lugar, aunque para efectos oficiales se dijo que el motivo fue por falta de rentabilidad. Hay infinidad de dueños de comercios de todo tipo que, por temor, han referido bajar sus cortinas. La ciudad, poco a poco, va muriéndose. Poca gente sale de noche, como pasaba hace aproximadamente una década en el puerto de Veracruz, con calles vacías; o, como también sucedió en Tierra Blanca, después del secuestro y asesinato de cinco jóvenes en enero de 2016 a manos de policías que fueron a entregarlos a un grupo delincuencial.

Ese foco rojo no es el único, también lo son en la misma zona sur, Las Choapas, Minatitlán, Acayucan; en el norte, Tuxpan, Papantla, Nautla, Gutiérrez Zamora; centro, Orizaba y Córdoba, Xalapa y Coatepec, principalmente; sin embargo, en ese pujante muncipio, que pronto adquirirá un relanzamiento con el proyecto del Corredor Transísmico, ya se rebasaron todos los límites y allá no existe ley ni Dios, sólo lo que dictan los delincuentes. Ese programa gubernamental acaso sea la salvación, no por los empleos y oportunidades que va a generar, que son importantes, sino para que se ponga mayor atención en la seguridad pública que no se garantiza con el sólo hecho de enviar a cientos o miles de elementos de la Guardia Civil, o intensificar los rondines de vigilancia, sino que se base en una eficaz estrategia para contener y extirpar de raíz ese cáncer maligno que amenaza la vida de los pobladores de Coatzacoalcos y de su actividad económica.

CASO DEL “COMPADRITO”

Ayer, al comparecer ante diputados, la encargada de la fiscalía general del estado, Verónica Hernández Giadáns, informó que “hay avances” en las investigaciones sobre el crimen del diputado local Juan Carlos Molina Palacios, aunque no dio mayores detalles, aduciendo restricciones de ley. Sin embargo, en respuesta a las preguntas formuladas por el diputado Jorge Moreno Salinas, presidente de la Comisión de Seguimiento de este caso, la funcionaria aseguró que habrá justicia, al igual que para los ex alcaldes asesinados en días recientes. Ojalá que así sea, porque mientras más tiempo pase, es mayor la posibilidad de que sea un asunto que vaya quedándose en el olvido y en la impunidad.

opedro2006@gmail.com

La actividad económica de Coatzacoalcos resulta ya severamente afectada por el clima de inseguridad y violencia que se vive en ese municipio.

Hasta hace algunos años, sus habitantes gozaban de tranquilidad y empleos bien remunerados de PEMEX y empresas vinculadas a este sector, pero también de otros giros que se beneficiaban del “boom” petrolero, que hizo florecer a la industria hotelera y restaurantera y a la actividad comercial. La crisis del petróleo, aunada a la reforma energética, pegó duramente a esta la zona por el despido de personal de confianza y la jubilación anticipada de trabajadores de la entonces paraestatal y la recién denominada ‘empresa productiva del estado’, pero la situación se agravó en los últimos tres o cuatro años cuando la delincuencia organizada se erigió en dueña de ese lugar. Del tráfico de estupefacientes, indocumentados y prostitución, que trajo consigo la violencia entre grupos delictivos por el control de la plaza, se pasó al secuestro, asaltos, robos y cobro de piso, lo que ya es insoportable para los ciudadanos, muchos de los cuales ya abandonaron la ciudad e ir a residir a cualquier otra localidad para salvar sus vidas, la de sus familias y sus bienes. No son los únicos ni son pocos. Hay empresas importantes que han salido y están saliendo de Coatzacoalcos.

El viernes pasado, por falta de garantías, cerró sus puertas el restaurante Tok’s que se localizaba en el bulevar y apenas unos meses antes lo hizo la franquicia ‘California’, y poco se difundió que el año pasado La Comer también salió de ese lugar, aunque para efectos oficiales se dijo que el motivo fue por falta de rentabilidad. Hay infinidad de dueños de comercios de todo tipo que, por temor, han referido bajar sus cortinas. La ciudad, poco a poco, va muriéndose. Poca gente sale de noche, como pasaba hace aproximadamente una década en el puerto de Veracruz, con calles vacías; o, como también sucedió en Tierra Blanca, después del secuestro y asesinato de cinco jóvenes en enero de 2016 a manos de policías que fueron a entregarlos a un grupo delincuencial.

Ese foco rojo no es el único, también lo son en la misma zona sur, Las Choapas, Minatitlán, Acayucan; en el norte, Tuxpan, Papantla, Nautla, Gutiérrez Zamora; centro, Orizaba y Córdoba, Xalapa y Coatepec, principalmente; sin embargo, en ese pujante muncipio, que pronto adquirirá un relanzamiento con el proyecto del Corredor Transísmico, ya se rebasaron todos los límites y allá no existe ley ni Dios, sólo lo que dictan los delincuentes. Ese programa gubernamental acaso sea la salvación, no por los empleos y oportunidades que va a generar, que son importantes, sino para que se ponga mayor atención en la seguridad pública que no se garantiza con el sólo hecho de enviar a cientos o miles de elementos de la Guardia Civil, o intensificar los rondines de vigilancia, sino que se base en una eficaz estrategia para contener y extirpar de raíz ese cáncer maligno que amenaza la vida de los pobladores de Coatzacoalcos y de su actividad económica.

CASO DEL “COMPADRITO”

Ayer, al comparecer ante diputados, la encargada de la fiscalía general del estado, Verónica Hernández Giadáns, informó que “hay avances” en las investigaciones sobre el crimen del diputado local Juan Carlos Molina Palacios, aunque no dio mayores detalles, aduciendo restricciones de ley. Sin embargo, en respuesta a las preguntas formuladas por el diputado Jorge Moreno Salinas, presidente de la Comisión de Seguimiento de este caso, la funcionaria aseguró que habrá justicia, al igual que para los ex alcaldes asesinados en días recientes. Ojalá que así sea, porque mientras más tiempo pase, es mayor la posibilidad de que sea un asunto que vaya quedándose en el olvido y en la impunidad.

opedro2006@gmail.com