/ sábado 30 de noviembre de 2019

Sociedad demanda garantizar paz pública

La guerra civil en Siria ubica a esa nación en el lugar número uno de los países más violentos del mundo.

No queremos que México alcance o supere a los países que viven en una guerra civil, por conflictos políticos o económicos que quienes detentan el poder público, no son capaces de resolver mediante el diálogo, la concertación o la aplicación estricta de la Ley.

Nuestro país se ubica ya muy cerca de Siria, en esa lista de ciudades peligrosas, por el número de muertos que son producto de la lucha entre las bandas crimínales y los cárteles de la droga que controlan el tráfico de estupefacientes hacia los Estados Unidos, en un intercambio por dinero y armas cuya portación ilegal, ha originado el crecimiento del número de homicidios dolosos.

La violencia del narcotráfico tendrá que ser eliminada por las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional, y esperamos que el cambio de rumbo se dé a conocer, como un anuncio espectacular en el informe de primer año de Gobierno, que rendirá el Licenciado López Obrador el domingo 1º de diciembre próximo, al cumplir el primer año de su periodo sexenal.

El último escándalo mediático que ha cimbrado a los mexicanos, es el homicidio cobarde y doloso, perpetrado en contra de la señora Abril Pérez Sagahón, a quiene según las primeras pesquisas de la Fiscalía General de la Ciudad de México, la acribillaron un par de sicarios profesionales, desde una motocicleta en circulación, que le dio alcance al automóvil manejado por la señora Pérez Sagaón, siendo acompañada en ese momento por dos de sus hijos que también fueron puestos en peligro de muerte.

El marido de la finada Abril, Juan Carlos García, resulta ser el principal sospechoso de la muerte de su esposa, pues por conflictos familiares vivían separados y en trámites de divorcio, por violencia intrafamiliar, ya que se supo que fue agredidas salvajemente hace algunos meses con un bate de béisbol, que le causó graves lesiones y le dejó secuelas que la hacían permanecer bajo diversos tratamientos médicos.

La preparación intelectual y trayectoria curricular del presunto autor intelectual de este homicidio, de llegarse a comprobar su autoría, lo hacen merecedor de una pena ejemplar, que pondría a meditar a quienes en un arrebato, deciden disponer de la vida o la integridad corporal, de mujeres de cualquier edad o condición social, cuya protección jurídica por la corrupción judicial, se ha vuelto nugatoria.

La guerra civil en Siria ubica a esa nación en el lugar número uno de los países más violentos del mundo.

No queremos que México alcance o supere a los países que viven en una guerra civil, por conflictos políticos o económicos que quienes detentan el poder público, no son capaces de resolver mediante el diálogo, la concertación o la aplicación estricta de la Ley.

Nuestro país se ubica ya muy cerca de Siria, en esa lista de ciudades peligrosas, por el número de muertos que son producto de la lucha entre las bandas crimínales y los cárteles de la droga que controlan el tráfico de estupefacientes hacia los Estados Unidos, en un intercambio por dinero y armas cuya portación ilegal, ha originado el crecimiento del número de homicidios dolosos.

La violencia del narcotráfico tendrá que ser eliminada por las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional, y esperamos que el cambio de rumbo se dé a conocer, como un anuncio espectacular en el informe de primer año de Gobierno, que rendirá el Licenciado López Obrador el domingo 1º de diciembre próximo, al cumplir el primer año de su periodo sexenal.

El último escándalo mediático que ha cimbrado a los mexicanos, es el homicidio cobarde y doloso, perpetrado en contra de la señora Abril Pérez Sagahón, a quiene según las primeras pesquisas de la Fiscalía General de la Ciudad de México, la acribillaron un par de sicarios profesionales, desde una motocicleta en circulación, que le dio alcance al automóvil manejado por la señora Pérez Sagaón, siendo acompañada en ese momento por dos de sus hijos que también fueron puestos en peligro de muerte.

El marido de la finada Abril, Juan Carlos García, resulta ser el principal sospechoso de la muerte de su esposa, pues por conflictos familiares vivían separados y en trámites de divorcio, por violencia intrafamiliar, ya que se supo que fue agredidas salvajemente hace algunos meses con un bate de béisbol, que le causó graves lesiones y le dejó secuelas que la hacían permanecer bajo diversos tratamientos médicos.

La preparación intelectual y trayectoria curricular del presunto autor intelectual de este homicidio, de llegarse a comprobar su autoría, lo hacen merecedor de una pena ejemplar, que pondría a meditar a quienes en un arrebato, deciden disponer de la vida o la integridad corporal, de mujeres de cualquier edad o condición social, cuya protección jurídica por la corrupción judicial, se ha vuelto nugatoria.