/ viernes 6 de noviembre de 2020

Sueltos los demonios

Parte de las tribus reporteriles están peleando por los cuadros directivos de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP. El periodo vencerá en el mes de diciembre pero “los demonios andan sueltos”.

En disputa, la presidencia y la secretaría ejecutiva, cuyos salarios oscilan entre los 60, 70 y 80 mil pesos mensuales cuando, caray, el sueldo mensual más alto de un trabajador de la información es de 8 mil pesos.

Y en disputa los cuatro comisionados que perciben 40 mil pesos mensuales cada uno únicamente por asistir a una junta mensual para levantar el dedo.

Según las versiones, hasta el gobernador y el secretario General de Gobierno tienen sus favoritos. Un reportero, Jorge Faibre, y una periodista, Claudia Montero.

Desde las columnas, otros colegas promueven a los suyos.

La elección, organismo público dependiente del gobierno del estado, será por dedazo, también llamada asignación, conscientes todos de que “donde manda capitán nunca marinero” ejercerá el poder.

Así fue, incluso, desde su creación cuando se llamaba Comisión Estatal de Periodismo con Miguel Alemán Velasco de jefe máximo.

Don Rafael Hernández Ochoa gobernaba Veracruz. Entonces, tomó la decisión de abrir una Regiduría para el gremio periodístico en Xalapa. Y la anunció.

La rebatinga fue canija. Los grupos, grupitos, tribus, elites, cúpulas, se enfrascaron en una feroz pelea donde solo faltó la sangre en el río.

El góber tomó decisión salomónica. Simple y llanamente, la canceló.

También el góber de Morena suspendió el Premio Estatal de Periodismo, Regina Martínez, cuando de pronto un grupo de reporteros se le fueron encima por lo que consideraban, ellos, un agravio.

Una dirigencia de la CEAPP está por irse. Y el más grave pendiente social quedará en el limbo.

A, los salarios insultantes, de hambre, en el cien por ciento de los medios.

Hay reporteros, por ejemplo, a destajo a quienes, además, pagan por nota publicada y/o transmitida.

B, trabajadores de la información sin las prestaciones sociales, médicas y económicas garantizadas por la Ley Federal del Trabajo.

C, la más espantosa inestabilidad laboral pues basta que un político encumbrado solicite la renuncia de un reportero incómodo para que la empresa “se baje los pantalones”.

D, reporteros laborando sin el pago de horas extras ni días de descanso ni reparto de utilidades.

En la CEAPP siempre han despachado reporteros a modo del gobernador en turno.

Facultad metaconstitucional del gobernador es elegir al cuerpo directivo, incluso, hasta a los comisionados, porque simple y llanamente, son financiados con el dinero oficial.

Ni siquiera, vaya, los aspirantes son dilucidados en el Congreso local. El dedazo es directo, sin rodeos ni ambages, del gobierno del estado.

Por eso, el cuerpo directivo que tomará posesión en el mes de diciembre tendrá el sello característico, más que de la 4T con la purificación moral, la honestidad valiente y la austeridad republicana, del góber machetero.

Tal cual, “que nadie se haga bolas”. El góber palomeará y punto.

Y si por ahí existiera algún trabajador de la información iluso, soñando con un cargo, pero sin ninguna relación ni vinculación con la casta guinda, marrón y morada, habrá de recordar que ni entrando de rodillas a la Basílica ni teniendo en la cartera la estampita de “¡Detente enemigo…!” entrará al reino de los cielos.

Es más, ninguna duda de que a estas alturas el botín está repartido.

Parte de las tribus reporteriles están peleando por los cuadros directivos de la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP. El periodo vencerá en el mes de diciembre pero “los demonios andan sueltos”.

En disputa, la presidencia y la secretaría ejecutiva, cuyos salarios oscilan entre los 60, 70 y 80 mil pesos mensuales cuando, caray, el sueldo mensual más alto de un trabajador de la información es de 8 mil pesos.

Y en disputa los cuatro comisionados que perciben 40 mil pesos mensuales cada uno únicamente por asistir a una junta mensual para levantar el dedo.

Según las versiones, hasta el gobernador y el secretario General de Gobierno tienen sus favoritos. Un reportero, Jorge Faibre, y una periodista, Claudia Montero.

Desde las columnas, otros colegas promueven a los suyos.

La elección, organismo público dependiente del gobierno del estado, será por dedazo, también llamada asignación, conscientes todos de que “donde manda capitán nunca marinero” ejercerá el poder.

Así fue, incluso, desde su creación cuando se llamaba Comisión Estatal de Periodismo con Miguel Alemán Velasco de jefe máximo.

Don Rafael Hernández Ochoa gobernaba Veracruz. Entonces, tomó la decisión de abrir una Regiduría para el gremio periodístico en Xalapa. Y la anunció.

La rebatinga fue canija. Los grupos, grupitos, tribus, elites, cúpulas, se enfrascaron en una feroz pelea donde solo faltó la sangre en el río.

El góber tomó decisión salomónica. Simple y llanamente, la canceló.

También el góber de Morena suspendió el Premio Estatal de Periodismo, Regina Martínez, cuando de pronto un grupo de reporteros se le fueron encima por lo que consideraban, ellos, un agravio.

Una dirigencia de la CEAPP está por irse. Y el más grave pendiente social quedará en el limbo.

A, los salarios insultantes, de hambre, en el cien por ciento de los medios.

Hay reporteros, por ejemplo, a destajo a quienes, además, pagan por nota publicada y/o transmitida.

B, trabajadores de la información sin las prestaciones sociales, médicas y económicas garantizadas por la Ley Federal del Trabajo.

C, la más espantosa inestabilidad laboral pues basta que un político encumbrado solicite la renuncia de un reportero incómodo para que la empresa “se baje los pantalones”.

D, reporteros laborando sin el pago de horas extras ni días de descanso ni reparto de utilidades.

En la CEAPP siempre han despachado reporteros a modo del gobernador en turno.

Facultad metaconstitucional del gobernador es elegir al cuerpo directivo, incluso, hasta a los comisionados, porque simple y llanamente, son financiados con el dinero oficial.

Ni siquiera, vaya, los aspirantes son dilucidados en el Congreso local. El dedazo es directo, sin rodeos ni ambages, del gobierno del estado.

Por eso, el cuerpo directivo que tomará posesión en el mes de diciembre tendrá el sello característico, más que de la 4T con la purificación moral, la honestidad valiente y la austeridad republicana, del góber machetero.

Tal cual, “que nadie se haga bolas”. El góber palomeará y punto.

Y si por ahí existiera algún trabajador de la información iluso, soñando con un cargo, pero sin ninguna relación ni vinculación con la casta guinda, marrón y morada, habrá de recordar que ni entrando de rodillas a la Basílica ni teniendo en la cartera la estampita de “¡Detente enemigo…!” entrará al reino de los cielos.

Es más, ninguna duda de que a estas alturas el botín está repartido.

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