/ lunes 7 de mayo de 2018

Tesoro de juventud, que pocos tienen

Revisé mi Diario, rollo de tres mil cuartillas, del que he hecho alusión en varias ocasiones en este espacio. Reencontré una nota escrita por mí el 8 de mayo 1956, estando en primero de bachillerato de nuestra amada “Prepa Juárez”, ahí reconstruyo mis anotaciones originales del día 10 de mayo de 1952. De las notas originales hace 64 años y de aquel reencuentro con ellas han pasado 60 años. Hoy transcribo la narrativa, tal como quedó en esas viejas hojas de papel, amarillentas por el paso del tiempo, manuscrito nítido con tinta de pluma fuente “Eversharp” punto de oro, obsequio de mi padre cuando cumplí 15 años.

“Mayo 10 de 1952, 8 de la noche. Hoy celebramos el ‘Día de las madres’ en la escuela, fue el último que nos tocó en nuestra primaria ‘Enrique C. Rébsamen’.

“Durante seis años lo hicimos y creo hoy fue el mejor, ¡claro ya somos casi adultos! Como cada año empezamos a ensayar desde enero, por eso todo salió bien. Llegamos como siempre a las 8 de la mañana, pero ese día todo sería diferente, bonito y nunca lo olvidaríamos.

“Quienes bailaron fueron con ropa especial, los demás vestidos de blanco y zapatos negros, algunos de charol.

“La maestra de ceremonias fue la bonita profesora de baile Alicia Caballero, y cada maestro de los diferentes años estuvieron cerca, dándonos consejos y calmándonos los nervios.

“Los niños de primero y segundo cantaron ‘Cielito lindo’ con música de piano de la maestra Charito, del jardín de niños que está a la entrada de la escuela, frente a estatua de don Enrique C. Rébsamen. Los de tercero y cuarto algunos cantaron solos, otros de dos en dos, ‘Noche clara’ de un señor llamado Alfonso Esparza, otro amigo cantó muy bien ‘Solamente una vez’ de Agustín Lara, dirigidos por don Juan Loman, maestro de canto y música.

“La bonita profesora Alicia trajo apurados a ‘bailarines’, todos de quinto año, bailaron ‘El zopilote mojado’ y el ‘Jarabe tapatío’, muy bonito.

Los de sexto dijimos poesías para la madre. A mí me tocó ‘La madre’, recitación que a mi mamá le gusta mucho, es de la señora Rosario Sansores y empieza así: ‘En tanto que mece la cuna del niño y arrulla su sueño con dulce canción, contempla extasiada la frente de armiño, de aquel pedacito de su corazón, que locos proyectos cruzan por su mente, cómo fantasea su amor maternal, su hijo será un héroe gallardo y valiente…’, creo la dije bien porque mi mamá lloró y también mi hermana Lety, de sólo seis años. Casi dos horas inolvidables”. Aquí termina mi anotación.

La escribí a los 12 años, la reedité a los 16, y hoy en los ya varios años de mi séptima década, constituye otro de mis tesoros de juventud, alimentan con paz y equilibrio mi existencia. Cada vez que los reencuentro, vuelvo a vivir muchos momentos del pasado cuando fui niño y despuntaba mi adolescencia, en un Xalapa apacible y cordial que hace mucho dejó de existir. Escribir un diario es inspiración divina, nos devuelve vida cuando la mayoría de ella la hemos disfrutado. Casi nadie en el mundo sabe lo que es porque lamentablemente, jamás lo ha intentado.

hsilva_mendozahotmail.com






Revisé mi Diario, rollo de tres mil cuartillas, del que he hecho alusión en varias ocasiones en este espacio. Reencontré una nota escrita por mí el 8 de mayo 1956, estando en primero de bachillerato de nuestra amada “Prepa Juárez”, ahí reconstruyo mis anotaciones originales del día 10 de mayo de 1952. De las notas originales hace 64 años y de aquel reencuentro con ellas han pasado 60 años. Hoy transcribo la narrativa, tal como quedó en esas viejas hojas de papel, amarillentas por el paso del tiempo, manuscrito nítido con tinta de pluma fuente “Eversharp” punto de oro, obsequio de mi padre cuando cumplí 15 años.

“Mayo 10 de 1952, 8 de la noche. Hoy celebramos el ‘Día de las madres’ en la escuela, fue el último que nos tocó en nuestra primaria ‘Enrique C. Rébsamen’.

“Durante seis años lo hicimos y creo hoy fue el mejor, ¡claro ya somos casi adultos! Como cada año empezamos a ensayar desde enero, por eso todo salió bien. Llegamos como siempre a las 8 de la mañana, pero ese día todo sería diferente, bonito y nunca lo olvidaríamos.

“Quienes bailaron fueron con ropa especial, los demás vestidos de blanco y zapatos negros, algunos de charol.

“La maestra de ceremonias fue la bonita profesora de baile Alicia Caballero, y cada maestro de los diferentes años estuvieron cerca, dándonos consejos y calmándonos los nervios.

“Los niños de primero y segundo cantaron ‘Cielito lindo’ con música de piano de la maestra Charito, del jardín de niños que está a la entrada de la escuela, frente a estatua de don Enrique C. Rébsamen. Los de tercero y cuarto algunos cantaron solos, otros de dos en dos, ‘Noche clara’ de un señor llamado Alfonso Esparza, otro amigo cantó muy bien ‘Solamente una vez’ de Agustín Lara, dirigidos por don Juan Loman, maestro de canto y música.

“La bonita profesora Alicia trajo apurados a ‘bailarines’, todos de quinto año, bailaron ‘El zopilote mojado’ y el ‘Jarabe tapatío’, muy bonito.

Los de sexto dijimos poesías para la madre. A mí me tocó ‘La madre’, recitación que a mi mamá le gusta mucho, es de la señora Rosario Sansores y empieza así: ‘En tanto que mece la cuna del niño y arrulla su sueño con dulce canción, contempla extasiada la frente de armiño, de aquel pedacito de su corazón, que locos proyectos cruzan por su mente, cómo fantasea su amor maternal, su hijo será un héroe gallardo y valiente…’, creo la dije bien porque mi mamá lloró y también mi hermana Lety, de sólo seis años. Casi dos horas inolvidables”. Aquí termina mi anotación.

La escribí a los 12 años, la reedité a los 16, y hoy en los ya varios años de mi séptima década, constituye otro de mis tesoros de juventud, alimentan con paz y equilibrio mi existencia. Cada vez que los reencuentro, vuelvo a vivir muchos momentos del pasado cuando fui niño y despuntaba mi adolescencia, en un Xalapa apacible y cordial que hace mucho dejó de existir. Escribir un diario es inspiración divina, nos devuelve vida cuando la mayoría de ella la hemos disfrutado. Casi nadie en el mundo sabe lo que es porque lamentablemente, jamás lo ha intentado.

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