/ lunes 11 de junio de 2018

Tiburones, entre la mediocridad y el descenso

Fundado hace 75 años, en 1942, el Club de Futbol Tiburones Rojos de Veracruz ha sido referente del deporte profesional de la entidad, a pesar de los lamentables resultados de las últimas dos décadas.

El equipo que tiene su casa en el estadio Luis “Pirata” Fuente hace años que se olvidó del protagonismo en el máximo circuito del fútbol profesional y deambula entre la mediocridad y el descenso.

Los Tiburones fueron campeones en el futbol mexicano en dos ocasiones, temporadas 45-46 y 49-50; luego de eso llegaron un par de años para el olvido, hasta que descendió a la segunda división en 1952 para posteriormente desaparecer por décadas.

Volvió a la segunda división para 1960 y en 1964 volvió a subir a la primera tras ganar un cuadrangular.

Enlistar el número de descensos de la primera división sería demasiado largo; los Tiburones perdieron la categoría en 1952, 1979, 1998 y 2008. Es el segundo equipo que más ha descendido; sólo Zacatepec le supera en la lista de la mediocridad futbolera.

Desde que el gobierno del estado impulsó su regreso a la Primera División a finales de la década de los noventas, el equipo ha tenido altibajos; alguna temporada rescatable y dos o tres muy malas.

La afición recuerda con cierta nostalgia los resultados de los escualos hace 15 años, en 2003 y 2004, cuando llegan a la escuadra jugadores de la talla de Cuauhtémoc Blanco; eran los tiempos en que el empresario Rafael Herrerías llevaba las riendas del equipo.

Después de eso llegaron años para el olvido: fue desafiliado en 2011 y en 2013 regresó al puerto con el cambio de sede de los Reboceros de la Piedad.

Esa es, en síntesis, la historia de un equipo de futbol que ha dado más pena y lástima que motivos para el orgullo de la afición al balompié.

Hace casi un año, el cineasta José Santiago, originario de León pero radicado en Xalapa, resumía a la perfección la naturaleza de una afición con vocación de mártir: “Jesucristo no sería lo mismo si no hubiera sufrido… un Jesús triunfalista no hubiera pasado a la historia… igual ocurre con los Tiburones”.

José Santiago preparaba el documental “Alma de Pirata”, en el que también participaba Nahel Solano, director del Festival Internacional de Cine de Xalapa, quien hablaba de los Tiburones como un equipo que no tenía muchos logros; “tiene una historia rica; tristemente más fracasos que alegrías”.

Hoy, los Tiburones Rojos vuelven a ser noticia; no por alguna contratación en el llamado mercado de piernas, el draft del futbol nacional; no por un logro deportivo; y ni siquiera por su participación, aunque sea mediocre, en algún torneo; ocurre que la directiva encabezada por Fidel Kuri, los dueños del equipo, hace dos meses que no cubren los pagos a los futbolistas, que decidieron no entrenar.

De igual manera, existe la amenaza de que los Tiburones no hagan pretemporada, si la directiva no les paga las deudas; es decir, salarios y premio por la permanencia.

Lamentable para la afición, para los seguidores de este equipo que aunque lleva el nombre del estado en su razón social, hace mucho que dejó de representar al deporte veracruzano; finalmente, no es más que una empresa de la iniciativa privada que explota para fines comerciales el nombre de la entidad.

Lástima, también, porque todo pinta a que la siguiente temporada sea una más, un año para el olvido para ese club de futbol.

Habría que agregar que los Tiburones fueron los principales beneficiarios de la decisión de la Liga MX de eliminar por un par de años el descenso. Es, decía, la historia de un equipo que ha deambulado entre la mediocridad y el descenso. @luisromero85


Fundado hace 75 años, en 1942, el Club de Futbol Tiburones Rojos de Veracruz ha sido referente del deporte profesional de la entidad, a pesar de los lamentables resultados de las últimas dos décadas.

El equipo que tiene su casa en el estadio Luis “Pirata” Fuente hace años que se olvidó del protagonismo en el máximo circuito del fútbol profesional y deambula entre la mediocridad y el descenso.

Los Tiburones fueron campeones en el futbol mexicano en dos ocasiones, temporadas 45-46 y 49-50; luego de eso llegaron un par de años para el olvido, hasta que descendió a la segunda división en 1952 para posteriormente desaparecer por décadas.

Volvió a la segunda división para 1960 y en 1964 volvió a subir a la primera tras ganar un cuadrangular.

Enlistar el número de descensos de la primera división sería demasiado largo; los Tiburones perdieron la categoría en 1952, 1979, 1998 y 2008. Es el segundo equipo que más ha descendido; sólo Zacatepec le supera en la lista de la mediocridad futbolera.

Desde que el gobierno del estado impulsó su regreso a la Primera División a finales de la década de los noventas, el equipo ha tenido altibajos; alguna temporada rescatable y dos o tres muy malas.

La afición recuerda con cierta nostalgia los resultados de los escualos hace 15 años, en 2003 y 2004, cuando llegan a la escuadra jugadores de la talla de Cuauhtémoc Blanco; eran los tiempos en que el empresario Rafael Herrerías llevaba las riendas del equipo.

Después de eso llegaron años para el olvido: fue desafiliado en 2011 y en 2013 regresó al puerto con el cambio de sede de los Reboceros de la Piedad.

Esa es, en síntesis, la historia de un equipo de futbol que ha dado más pena y lástima que motivos para el orgullo de la afición al balompié.

Hace casi un año, el cineasta José Santiago, originario de León pero radicado en Xalapa, resumía a la perfección la naturaleza de una afición con vocación de mártir: “Jesucristo no sería lo mismo si no hubiera sufrido… un Jesús triunfalista no hubiera pasado a la historia… igual ocurre con los Tiburones”.

José Santiago preparaba el documental “Alma de Pirata”, en el que también participaba Nahel Solano, director del Festival Internacional de Cine de Xalapa, quien hablaba de los Tiburones como un equipo que no tenía muchos logros; “tiene una historia rica; tristemente más fracasos que alegrías”.

Hoy, los Tiburones Rojos vuelven a ser noticia; no por alguna contratación en el llamado mercado de piernas, el draft del futbol nacional; no por un logro deportivo; y ni siquiera por su participación, aunque sea mediocre, en algún torneo; ocurre que la directiva encabezada por Fidel Kuri, los dueños del equipo, hace dos meses que no cubren los pagos a los futbolistas, que decidieron no entrenar.

De igual manera, existe la amenaza de que los Tiburones no hagan pretemporada, si la directiva no les paga las deudas; es decir, salarios y premio por la permanencia.

Lamentable para la afición, para los seguidores de este equipo que aunque lleva el nombre del estado en su razón social, hace mucho que dejó de representar al deporte veracruzano; finalmente, no es más que una empresa de la iniciativa privada que explota para fines comerciales el nombre de la entidad.

Lástima, también, porque todo pinta a que la siguiente temporada sea una más, un año para el olvido para ese club de futbol.

Habría que agregar que los Tiburones fueron los principales beneficiarios de la decisión de la Liga MX de eliminar por un par de años el descenso. Es, decía, la historia de un equipo que ha deambulado entre la mediocridad y el descenso. @luisromero85