Este lunes encontrarán ustedes noticias encontradas y extrañamente coincidentes en el fin.
Es decir, le dirán que todos los candidatos a la Presidencia de México que participaron en el debate dominical ganaron.
Para ser precisos, cada uno mandará publicar tal aseveración.
Sin embargo, si ustedes que me hacen el honor de leerme siguieron los detalles del debate con toda seguridad tienen su propio veredicto. Yo me quedo con éste.
Pero si no les interesó verlo, escucharlo y hoy quiere saber qué pasó o cómo quedaron, le sugiero se informe sin prisa.
Ya lo dije, lo primero que leerá es que insólitamente todos ganaron.
Naturalmente dicho por cada uno en lo individual.
Hay candidatos que hasta subieron su versión antes de la controversia. Por lo anterior, es aconsejable para quienes no la vieron, esperar a conocer análisis serios del mismo.
Ver la retransmisión del debate sería la mejor opción para quienes no lo siguieron en vivo. De esta manera estará en condiciones de formarse su propio veredicto que, como ya dije, es con el que yo me quedo. El horario para entrega de esta columna me impide abordar el tema a posteriori del debate.
ENTRE PARÉNTESIS
GUILLERMO HÉCTOR ZÚÑIGA Martínez, muy joven iba a la tienda Landa de Abasolo en Xalapa para trabajar, incluso cargando bultos de alimentos o semillas. Lo poco que recibía de dinero le servía para apoyar a su familia y estudiar. Al final se graduó de maestro y Licenciado en Derecho. Conoció en carne propia la pobreza y por eso sabía tratar a la gente del pueblo, la respetaba o apoyaba si podía hacerlo. Características de las que están ayunos juniors que nacieron con todo en su entorno y la función pública -cuando sin experiencia alguna la ejercen- la desvirtúan lastimosamente. Hoy, este lunes, al cumplirse tres años de su partida física, recordamos al maestro Guillermo Héctor Zúñiga Martínez con el mismo afecto de siempre.
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T O B O G À N
21 años analizando la política
