/ viernes 5 de julio de 2019

Un cambio en el gabinete

A López Obrador ya le dijeron que sus colaboradores no están a la altura de lo que pretende y la respuesta que interpretaron del presidente fue de que pasará alrededor de un año para hacer la evaluación de los colaboradores y ver lo procedente.

“No voy a cambiar el gabinete. Algunos se están adaptando”, le dijo AMLO al crítico de sus colaboradores, el senador Ricardo Monreal.

¿Y en Veracruz son necesarios cambios en el gabinete estatal? Fuera del gobierno se aprecia que sí. Adentro, quien manda, pareciera que cree que no.

Es evidente que algunos colaboradores del gobernador Cuitláhuac García no sólo no están a la altura de una administración que debe marcar sustancial diferencia con todos los gobiernos anteriores, sino que, por diversos motivos, lo han metido en aprietos.

En ese sentido es claro que Cuitláhuac es muy tolerante con sus colaboradores, no únicamente con quienes él escogió sino también con los recomendados, que son un buen número.

Por menos de lo que sucedió con el caso del fiscal Winckler otro gobernador hubiera puesto en la calle a quienes fallaron de manera tan fea y que están plenamente identificados, por dar un ejemplo.

Tal vez les valió a quienes cometieron la pifia el hecho de que el garrafal error sucedió apenas comenzando la administración y que Cuitláhuac García no quiso evidenciar otras cosas.

Está visto además que cuando más arrecian las críticas en contra de los colaboradores, sean de los presidentes, gobernadores o alcaldes, éstos generalmente tienen la reacción de “proteger” al criticado, tal vez como una forma de mostrar quién tiene el mando. Yo decido cuando se hará el movimiento, han de decir.

En fin, comentábamos que fuera del gobierno sí ve la necesidad de hacer algunos cambios en el gabinete estatal, sobre todo en áreas clave, para que esta administración de la Cuarta Transformación rinda las buenas cuentas que desean los veracruzanos.

Y bueno, todo indica que habría llegado el momento de realizar al menos un movimiento importante.

El gobernador necesita de alguien verdaderamente operativo, que conozca y lo conozcan, que infunda respeto y le hagan caso, todos, cuando plantea o pide algo.

Requiere de un colaborador en el que descanse la gobernabilidad, que una a los colaboradores, los haga trabajar en el rumbo que se requiere y opere correctamente con todos los grupos que inciden en la vida política, económica y social de Veracruz.

No todo lo debe y puede hacer el gobernador (se caen en excesos y el resultado son gobiernos como el de Fidel Herrera), quien tiene que ser el generador de las grandes ideas y planes rectores y otros los ejecutores.

Ya veremos lo que sucede en los días por venir, pero no estarían mal los ajustes en momentos en que los grandes problemas nacionales, como el crimen organizado, la migración y el desempleo golpean a Veracruz.

A López Obrador ya le dijeron que sus colaboradores no están a la altura de lo que pretende y la respuesta que interpretaron del presidente fue de que pasará alrededor de un año para hacer la evaluación de los colaboradores y ver lo procedente.

“No voy a cambiar el gabinete. Algunos se están adaptando”, le dijo AMLO al crítico de sus colaboradores, el senador Ricardo Monreal.

¿Y en Veracruz son necesarios cambios en el gabinete estatal? Fuera del gobierno se aprecia que sí. Adentro, quien manda, pareciera que cree que no.

Es evidente que algunos colaboradores del gobernador Cuitláhuac García no sólo no están a la altura de una administración que debe marcar sustancial diferencia con todos los gobiernos anteriores, sino que, por diversos motivos, lo han metido en aprietos.

En ese sentido es claro que Cuitláhuac es muy tolerante con sus colaboradores, no únicamente con quienes él escogió sino también con los recomendados, que son un buen número.

Por menos de lo que sucedió con el caso del fiscal Winckler otro gobernador hubiera puesto en la calle a quienes fallaron de manera tan fea y que están plenamente identificados, por dar un ejemplo.

Tal vez les valió a quienes cometieron la pifia el hecho de que el garrafal error sucedió apenas comenzando la administración y que Cuitláhuac García no quiso evidenciar otras cosas.

Está visto además que cuando más arrecian las críticas en contra de los colaboradores, sean de los presidentes, gobernadores o alcaldes, éstos generalmente tienen la reacción de “proteger” al criticado, tal vez como una forma de mostrar quién tiene el mando. Yo decido cuando se hará el movimiento, han de decir.

En fin, comentábamos que fuera del gobierno sí ve la necesidad de hacer algunos cambios en el gabinete estatal, sobre todo en áreas clave, para que esta administración de la Cuarta Transformación rinda las buenas cuentas que desean los veracruzanos.

Y bueno, todo indica que habría llegado el momento de realizar al menos un movimiento importante.

El gobernador necesita de alguien verdaderamente operativo, que conozca y lo conozcan, que infunda respeto y le hagan caso, todos, cuando plantea o pide algo.

Requiere de un colaborador en el que descanse la gobernabilidad, que una a los colaboradores, los haga trabajar en el rumbo que se requiere y opere correctamente con todos los grupos que inciden en la vida política, económica y social de Veracruz.

No todo lo debe y puede hacer el gobernador (se caen en excesos y el resultado son gobiernos como el de Fidel Herrera), quien tiene que ser el generador de las grandes ideas y planes rectores y otros los ejecutores.

Ya veremos lo que sucede en los días por venir, pero no estarían mal los ajustes en momentos en que los grandes problemas nacionales, como el crimen organizado, la migración y el desempleo golpean a Veracruz.