/ domingo 29 de noviembre de 2020

Una 4T promotora de confrontación y la marihuana lúdica

La legalización del consumo de la marihuana representará un gran negocio para el gobierno federal, pero un verdadero problema para la salud y la seguridad pública de los mexicanos.

En un país donde no hay recursos suficientes siquiera para garantizar el abasto de medicinas a niños con cáncer, hoy el cuatroteísmo se lanza a la aventura de legalizar la marihuana sin programas, presupuesto ni infraestructura para prevenir adicciones y atender a los miles de nuevos potenciales consumidores; a cambio, las arcas de la Secretaría de Hacienda ya se alistan para recibir cientos de millones de pesos en impuestos. Los grandes productores de la droga también.

El pasado 19 de noviembre, el Senado de la República aprobó la iniciativa de ley sobre el uso lúdico de la marihuana; ahora, los diputados federales tendremos hasta el 15 de diciembre para analizar, discutir y en su caso, aprobar o rechazar la minuta enviada por el Senado. Si la mayoría legislativa de Morena impone los intereses del gobierno federal, el consumo de la marihuana será legalizada de manera definitiva.

Si eso ocurre, México sería apenas el tercer país del mundo en regular la marihuana a nivel nacional. Antes lo hicieron Uruguay (2013) y Canadá (2018). En Estados Unidos, en 11 de los 50 estados está permitida la marihuana recreativa, pero en el resto sólo se permite para uso médico.

Me referiré a los tres aspectos más importantes de la iniciativa sobre la legalización del consumo de la marihuana: la salud, la seguridad y el comercio.

En septiembre de 2015, un juez de la Ciudad de México concedió a la pequeña Graciela Elizalde Benavides -entonces de ocho años- y a su familia, un amparo con el objetivo de permitirles importar y suministrar los medicamentos necesarios para el tratamiento. Fue la primera que lo logró en este país. Graciela padecía una epilepsia infantil muy agresiva denominada Síndrome de Lennox-Gastaut y gracias a la decisión del juez, pudo recibir su primera dosis de aceite de CBD al mes siguiente.

Hoy por decisión de la Suprema Corte de Justicia, el consumo de cannabis con fines medicinales y terapéuticos es legal para personas que lo necesitan. Luego de que se aprobara su uso, el gobierno federal tenía como responsabilidad publicar su reglamento para la regulación de la marihuana medicinal el 9 de septiembre; sin embargo, el gobierno federal no lo hizo, por lo que los pacientes –la mayoría de ellos niños- tendrán que seguir esperando.

Hablemos de seguridad. La estadística confirma que en los países donde ha sido legalizada la marihuana, su consumo se ha incrementado de manera significativa, obligando a los gobiernos a implementar políticas públicas correctivas y de control, algo que representa una bomba de tiempo para un gobierno mexicano más interesado en los ingresos que en la salud y la seguridad pública.

Hasta ahora, la producción y distribución del cannabis está en manos de la delincuencia organizada. La legalización abrirá el camino a la formalidad del narcotráfico, al menos en lo que respecta a la marihuana. No hay que esperar a su legalización para saber que las organizaciones criminales internacionales incursionarán en la venta lícita de esta droga y seguirán introduciendo muchos otros de sus productos prohibidos.

La legalización de la marihuana no reducirá la violencia en el país porque el mercado de drogas es mucho más amplio. También lo son las actividades ilícitas de los grupos criminales –secuestro, extorsión, tráfico de armas e indocumentados-, lo que plantea un escenario donde aumentará el número de consumidores, pero no necesariamente se reducirá el número de delincuentes.

¿Y el gobierno? El presidente López Obrador ha dicho en varias ocasiones que estaba en contra del uso recreativo de la marihuana, sin embargo ha impulsado a su partido y a su gobierno para que la promuevan. Otra vez ha decidido delegar la responsabilidad y las consecuencias a la población, ante un Estado capaz de liberar su consumo pero incapaz de atender las adicciones y reducir la delincuencia.

La marihuana es la droga ilegal más consumida en México: más de siete millones de mexicanos -un 8.6% de los adultos entre 18 y 65 años de edad- aseguran que la han probado al menos una vez. Esto representa para el gobierno un serio problema de salud pública, pero también un gran mercado.

Según un estudio realizado por Grand View Research, el mercado mundial de la mariguana superará los 66 mil millones de dólares para finales de 2025; en el caso de México, tiene un potencial de ingresos de 2 mil millones de dólares con lo que ello implica en recaudación fiscal por concepto del Impuesto Especial sobre producción y Servicios (IEPS). Será un gran negocio para muchos cuatroteístas.

Diputado federal del PRI

Facebook.com/HectorYunes

Instagram: hectoryuneslanda

Twt: @HectorYunes

La legalización del consumo de la marihuana representará un gran negocio para el gobierno federal, pero un verdadero problema para la salud y la seguridad pública de los mexicanos.

En un país donde no hay recursos suficientes siquiera para garantizar el abasto de medicinas a niños con cáncer, hoy el cuatroteísmo se lanza a la aventura de legalizar la marihuana sin programas, presupuesto ni infraestructura para prevenir adicciones y atender a los miles de nuevos potenciales consumidores; a cambio, las arcas de la Secretaría de Hacienda ya se alistan para recibir cientos de millones de pesos en impuestos. Los grandes productores de la droga también.

El pasado 19 de noviembre, el Senado de la República aprobó la iniciativa de ley sobre el uso lúdico de la marihuana; ahora, los diputados federales tendremos hasta el 15 de diciembre para analizar, discutir y en su caso, aprobar o rechazar la minuta enviada por el Senado. Si la mayoría legislativa de Morena impone los intereses del gobierno federal, el consumo de la marihuana será legalizada de manera definitiva.

Si eso ocurre, México sería apenas el tercer país del mundo en regular la marihuana a nivel nacional. Antes lo hicieron Uruguay (2013) y Canadá (2018). En Estados Unidos, en 11 de los 50 estados está permitida la marihuana recreativa, pero en el resto sólo se permite para uso médico.

Me referiré a los tres aspectos más importantes de la iniciativa sobre la legalización del consumo de la marihuana: la salud, la seguridad y el comercio.

En septiembre de 2015, un juez de la Ciudad de México concedió a la pequeña Graciela Elizalde Benavides -entonces de ocho años- y a su familia, un amparo con el objetivo de permitirles importar y suministrar los medicamentos necesarios para el tratamiento. Fue la primera que lo logró en este país. Graciela padecía una epilepsia infantil muy agresiva denominada Síndrome de Lennox-Gastaut y gracias a la decisión del juez, pudo recibir su primera dosis de aceite de CBD al mes siguiente.

Hoy por decisión de la Suprema Corte de Justicia, el consumo de cannabis con fines medicinales y terapéuticos es legal para personas que lo necesitan. Luego de que se aprobara su uso, el gobierno federal tenía como responsabilidad publicar su reglamento para la regulación de la marihuana medicinal el 9 de septiembre; sin embargo, el gobierno federal no lo hizo, por lo que los pacientes –la mayoría de ellos niños- tendrán que seguir esperando.

Hablemos de seguridad. La estadística confirma que en los países donde ha sido legalizada la marihuana, su consumo se ha incrementado de manera significativa, obligando a los gobiernos a implementar políticas públicas correctivas y de control, algo que representa una bomba de tiempo para un gobierno mexicano más interesado en los ingresos que en la salud y la seguridad pública.

Hasta ahora, la producción y distribución del cannabis está en manos de la delincuencia organizada. La legalización abrirá el camino a la formalidad del narcotráfico, al menos en lo que respecta a la marihuana. No hay que esperar a su legalización para saber que las organizaciones criminales internacionales incursionarán en la venta lícita de esta droga y seguirán introduciendo muchos otros de sus productos prohibidos.

La legalización de la marihuana no reducirá la violencia en el país porque el mercado de drogas es mucho más amplio. También lo son las actividades ilícitas de los grupos criminales –secuestro, extorsión, tráfico de armas e indocumentados-, lo que plantea un escenario donde aumentará el número de consumidores, pero no necesariamente se reducirá el número de delincuentes.

¿Y el gobierno? El presidente López Obrador ha dicho en varias ocasiones que estaba en contra del uso recreativo de la marihuana, sin embargo ha impulsado a su partido y a su gobierno para que la promuevan. Otra vez ha decidido delegar la responsabilidad y las consecuencias a la población, ante un Estado capaz de liberar su consumo pero incapaz de atender las adicciones y reducir la delincuencia.

La marihuana es la droga ilegal más consumida en México: más de siete millones de mexicanos -un 8.6% de los adultos entre 18 y 65 años de edad- aseguran que la han probado al menos una vez. Esto representa para el gobierno un serio problema de salud pública, pero también un gran mercado.

Según un estudio realizado por Grand View Research, el mercado mundial de la mariguana superará los 66 mil millones de dólares para finales de 2025; en el caso de México, tiene un potencial de ingresos de 2 mil millones de dólares con lo que ello implica en recaudación fiscal por concepto del Impuesto Especial sobre producción y Servicios (IEPS). Será un gran negocio para muchos cuatroteístas.

Diputado federal del PRI

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