/ miércoles 26 de enero de 2022

Una fiscal verdadera

Durante décadas los veracruzanos hemos pedido y luchado por un Estado justo, un Estado digno, en ocasiones motivados y por la idea clara –a veces no tan clara– de que esa motivación es precisamente el gran amor que sentimos por nuestro estado.

Desde hace tres años a la fecha, en nuestro territorio se viene dando como nunca una clara muestra de lo que somos y tenemos los habitantes de este orgulloso estado. El día de ayer fue muestra de ello la comparecencia de la fiscal del estado, Verónica Hernández Giadáns. Históricamente, e incluso etimológicamente, la función, motivo y raíz de un fiscal siempre estará en el centro de una discusión, pues al estar la justicia en su presentación de procuración de por medio, los juicios siempre sobran, aunque no los reales ni los éticos, que sólo los tienen las instituciones como las que ahora ella representa. Del latín fiscalis, que palabras más palabras menos representa también el sujeto que actúa como representante del ministerio público en un tribunal o para verlo en términos más coloquiales, representa una institución estatal, los intereses de la comunidad a través de la investigación de delitos y del resguardo de testigos y víctimas, a las que también en la especie ella representa.

La comparecencia de ayer en el Congreso del Estado es un documento que no tiene un ápice de desperdicio, desde el carácter, cabalidad, gallardía y valor con el que se presenta la fiscal del estado, no pasando por alto su sentido de protección natural maternal, como toda mujer de nuestros días, sí empoderada, pero también empática y con los pies bien puestos sobre la tierra, teniendo conciencia y constancia de su circunstancia, por citar a los clásicos. Comenzó su participación con una reflexión que no sólo retumba el recinto, sino que día a día recorre cada espacio de nuestro estado. Ella dice con claridad esto: “El reclamo social por hacer valer la ley es latente, obliga al Estado a dar respuesta con la contundencia, para hacer que la justicia sea también factor de estabilidad y desarrollo”. Denota no solo claridad de ideas, sino que entiende de forma extraordinaria la política integral de nuestro estado; es parte de ella, lo hace por convicción, pero también por amor y orgullo hacia esta hermosa tierra.

Hay una parábola en el libro santo: "En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a nadie. En esa misma ciudad había también una viuda, la cual acudía a ese juez y le pedía: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. Pasó algún tiempo y el juez no quiso atenderla, pero después se puso a pensar: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, esta viuda me molesta tanto que voy a hacerle justicia, no sea que siga viniendo y me agote la paciencia’. Dijo entonces el Señor: Presten atención a lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus elegidos, que día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles? Yo les digo que sin tardanza les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?".

Nuestra fiscal, por su naturaleza y humanidad, entiende a rigor su función y sobre todo, el sentido de su función. Ella lo dijo: Hay que hacer prevalecer la verdad y la ley, porque sin ellas no hay paz y la única manera de llegar a ellas es a través de la justicia, y no hay justicia si no se procura. Y esto se hace de forma pura, sin hacer distinción y alejada de todo privilegio que la clase política hacía valer en otras épocas; hoy hay una justicia verdadera en nuestro Estado y por tanto, una fiscal verdadera, como verdaderas son sus cifras, más que alentadoras reflejan una realidad que cada día se siente más en nuestro Estado, como la reducción de los delitos de alto impacto, como por ejemplo el homicidio doloso -14.26%–, la impresionante reducción de un 57.38% en secuestros, y qué decir de un menos 9.21% en feminicidios, robo de vehículo automotor en 10%, robo de transeúnte 22%, robo de ganado 5%. Todas estas cifras avaladas por los entes correspondientes y que reflejan un Veracruz que tiene una mejor procuración e impartición de justicia, combate de lleno a la impunidad y la corrupción, y sobretodo, no existe una clase política que tenga privilegio alguno, y la justicia, por tanto, no le obedece a nadie más que a un factor de impacto social que hoy nos ayuda a vivir en un Veracruz que nos llena de orgullo.

No soslayando los muy respetables segundo y tercer lugar en medios alternativos para la solución de conflictos, instrumentos que solo pueden observarse en sociedades donde la justicia es una prioridad, igual para todos y todas, no un privilegio de algunos cuantos. Desde el inicio de su gestión Verónica Hernández ha dejado en claro en sus actos, ideas, palabras y resultados, que representa a la ley; ha sido firme, ha resistido los embates propios del cargo y de quienes desde otros espacios, por protagonismo y mala fe, han tratado sin justificación de opacar su buen proceder, sin lograr siquiera hacer mella en su gran proceder. Todo esto ocurre fundamentalmente porque ella como millones de veracruzanos, siempre hemos creído en la ley y en la justicia, pero sobre todo, porque amamos a Veracruz, a su gente y a su transformación.

Armando Gómez Betancourt*

(*) Diputado federal. Morena

Durante décadas los veracruzanos hemos pedido y luchado por un Estado justo, un Estado digno, en ocasiones motivados y por la idea clara –a veces no tan clara– de que esa motivación es precisamente el gran amor que sentimos por nuestro estado.

Desde hace tres años a la fecha, en nuestro territorio se viene dando como nunca una clara muestra de lo que somos y tenemos los habitantes de este orgulloso estado. El día de ayer fue muestra de ello la comparecencia de la fiscal del estado, Verónica Hernández Giadáns. Históricamente, e incluso etimológicamente, la función, motivo y raíz de un fiscal siempre estará en el centro de una discusión, pues al estar la justicia en su presentación de procuración de por medio, los juicios siempre sobran, aunque no los reales ni los éticos, que sólo los tienen las instituciones como las que ahora ella representa. Del latín fiscalis, que palabras más palabras menos representa también el sujeto que actúa como representante del ministerio público en un tribunal o para verlo en términos más coloquiales, representa una institución estatal, los intereses de la comunidad a través de la investigación de delitos y del resguardo de testigos y víctimas, a las que también en la especie ella representa.

La comparecencia de ayer en el Congreso del Estado es un documento que no tiene un ápice de desperdicio, desde el carácter, cabalidad, gallardía y valor con el que se presenta la fiscal del estado, no pasando por alto su sentido de protección natural maternal, como toda mujer de nuestros días, sí empoderada, pero también empática y con los pies bien puestos sobre la tierra, teniendo conciencia y constancia de su circunstancia, por citar a los clásicos. Comenzó su participación con una reflexión que no sólo retumba el recinto, sino que día a día recorre cada espacio de nuestro estado. Ella dice con claridad esto: “El reclamo social por hacer valer la ley es latente, obliga al Estado a dar respuesta con la contundencia, para hacer que la justicia sea también factor de estabilidad y desarrollo”. Denota no solo claridad de ideas, sino que entiende de forma extraordinaria la política integral de nuestro estado; es parte de ella, lo hace por convicción, pero también por amor y orgullo hacia esta hermosa tierra.

Hay una parábola en el libro santo: "En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a nadie. En esa misma ciudad había también una viuda, la cual acudía a ese juez y le pedía: ‘Hazme justicia contra mi adversario’. Pasó algún tiempo y el juez no quiso atenderla, pero después se puso a pensar: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, esta viuda me molesta tanto que voy a hacerle justicia, no sea que siga viniendo y me agote la paciencia’. Dijo entonces el Señor: Presten atención a lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus elegidos, que día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles? Yo les digo que sin tardanza les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?".

Nuestra fiscal, por su naturaleza y humanidad, entiende a rigor su función y sobre todo, el sentido de su función. Ella lo dijo: Hay que hacer prevalecer la verdad y la ley, porque sin ellas no hay paz y la única manera de llegar a ellas es a través de la justicia, y no hay justicia si no se procura. Y esto se hace de forma pura, sin hacer distinción y alejada de todo privilegio que la clase política hacía valer en otras épocas; hoy hay una justicia verdadera en nuestro Estado y por tanto, una fiscal verdadera, como verdaderas son sus cifras, más que alentadoras reflejan una realidad que cada día se siente más en nuestro Estado, como la reducción de los delitos de alto impacto, como por ejemplo el homicidio doloso -14.26%–, la impresionante reducción de un 57.38% en secuestros, y qué decir de un menos 9.21% en feminicidios, robo de vehículo automotor en 10%, robo de transeúnte 22%, robo de ganado 5%. Todas estas cifras avaladas por los entes correspondientes y que reflejan un Veracruz que tiene una mejor procuración e impartición de justicia, combate de lleno a la impunidad y la corrupción, y sobretodo, no existe una clase política que tenga privilegio alguno, y la justicia, por tanto, no le obedece a nadie más que a un factor de impacto social que hoy nos ayuda a vivir en un Veracruz que nos llena de orgullo.

No soslayando los muy respetables segundo y tercer lugar en medios alternativos para la solución de conflictos, instrumentos que solo pueden observarse en sociedades donde la justicia es una prioridad, igual para todos y todas, no un privilegio de algunos cuantos. Desde el inicio de su gestión Verónica Hernández ha dejado en claro en sus actos, ideas, palabras y resultados, que representa a la ley; ha sido firme, ha resistido los embates propios del cargo y de quienes desde otros espacios, por protagonismo y mala fe, han tratado sin justificación de opacar su buen proceder, sin lograr siquiera hacer mella en su gran proceder. Todo esto ocurre fundamentalmente porque ella como millones de veracruzanos, siempre hemos creído en la ley y en la justicia, pero sobre todo, porque amamos a Veracruz, a su gente y a su transformación.

Armando Gómez Betancourt*

(*) Diputado federal. Morena