/ jueves 28 de enero de 2021

Una retórica inversa

Vivimos hoy una realidad en la que es muy fácil perder la objetividad. De mal en peor va la imagen de los políticos mexicanos; si no son escándalos personales, lo son por corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, violencia intrafamiliar, vínculos con la delincuencia organizada y un sinfín de acciones y hechos que ponen en entredicho una de las labores y quehaceres que pueden ejercer las personas: la política, la búsqueda del bien común, del servicio y de la entrega a los demás.

Y no estoy hablando de utopías o sueños guajiros o irreales, ni tampoco de una visión rosa de la acción política, la que por otra parte al ser desempeñada por personas no está exenta de las fallas y los errores de la naturaleza humana.

Sin embargo, la acción política desde la antigüedad está establecida como el espacio de servicio a las personas.

Sorprendió al mundo que AMLO no condenase el violento asalto al Capitolio en Estados Unidos. Su discurso se centró más bien en la crítica de Twiter y Facebook por cerrar las cuentas de su amigo Donald Trump, ya que se incitaba a la violencia. Lo consideró un acto de censura. Como dice el dicho, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.

De tal suerte que ahora AMLO propone crear una red social del gobierno para no correr el riesgo de quedar incomunicado por redes sociales. Intriga un poco qué piensa decir en los próximos procesos electorales. Rechazó tajantemente el mandato del INE por cancelar las mañaneras. Arguye se le censura y se le impide comunicarse con el pueblo en épocas de crisis.

A nadie le conviene que el árbitro electoral sea deslegitimado porque los procesos no podrían realizarse con certeza y legalidad. La independencia del órgano autónomo es condición indispensable para que funcione la democracia mexicana. No es un problema de dinero, ni de falta de neutralidad, es obligación del INE el cumplimiento de la norma constitucional. El artículo 134 es claro: “Los servidores públicos de la Federación, los estados y los municipios, así como la Cd. de México y sus alcaldías”, tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos.

AMLO se ha posicionado con la “mañanera”, la usa para atacar a empresarios, partidos políticos, periodistas, coaliciones electorales, organizaciones civiles, para hablar de Morena y sus conflictos, entre otros temas. De ahí la reflexión del INE.

No se trata de un acto de censura, ni de coartar la libertad de expresión, se busca la imparcialidad de autoridades en la contienda electoral, propuesta en la cual insistió el propio AMLO cuando estaba en la oposición. Este tema y la autonomía del órgano electoral fueron banderas para las reformas políticas en un largo proceso de acuerdos.

Sin duda existe una preocupación sobre el control de las redes por los dueños de las plataformas, vieja discusión, que incita a legislar en la materia, pero como se compromete la libertad de expresión al explorar los medios, no se ha avanzado ni en México, ni en otros países. Son los contratos con las empresas las que regulan el uso de las redes y ahí se establecen reglas.

AMLO dijo que llevará el tema al G-20, sin duda es un asunto de interés internacional. Pero el problema es la credibilidad del Presidente en ese ámbito. La falta de reconocimiento del triunfo de Joe Biden, el rezo de las estampitas para frenar el Covid, la falta de cumplimiento de contratos internacionales y la reciente carta de EEUU sobre energías limpias y la violación al T-MEC, la adjudicación directa de contratos, la falta de transparencia, minan su posición.

Los desafíos que enfrentará Joe Biden este 2021, dice Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos, son “endiablados” y como bien lo sabemos, repercuten retos y respuestas, en prácticamente todo el mundo.

En México no sólo nos afecta lo que vaya a hacer Biden en asuntos globales, como el cambio climático, bien dijo el secretario Herrera de Hacienda que “la recuperación económica de México está ligada a la de Estados Unidos” y ésta dependerá de varios asuntos domésticos a cual más de difícil.

A nadie le conviene que el árbitro electoral sea deslegitimado porque los procesos no podrían realizarse con certeza y legalidad. La independencia del órgano autónomo es condición indispensable para que funcione la democracia mexicana. No es un problema de dinero, ni de falta de neutralidad, es obligación del INE el cumplimiento de la norma constitucional.

Vivimos hoy una realidad en la que es muy fácil perder la objetividad. De mal en peor va la imagen de los políticos mexicanos; si no son escándalos personales, lo son por corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, violencia intrafamiliar, vínculos con la delincuencia organizada y un sinfín de acciones y hechos que ponen en entredicho una de las labores y quehaceres que pueden ejercer las personas: la política, la búsqueda del bien común, del servicio y de la entrega a los demás.

Y no estoy hablando de utopías o sueños guajiros o irreales, ni tampoco de una visión rosa de la acción política, la que por otra parte al ser desempeñada por personas no está exenta de las fallas y los errores de la naturaleza humana.

Sin embargo, la acción política desde la antigüedad está establecida como el espacio de servicio a las personas.

Sorprendió al mundo que AMLO no condenase el violento asalto al Capitolio en Estados Unidos. Su discurso se centró más bien en la crítica de Twiter y Facebook por cerrar las cuentas de su amigo Donald Trump, ya que se incitaba a la violencia. Lo consideró un acto de censura. Como dice el dicho, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.

De tal suerte que ahora AMLO propone crear una red social del gobierno para no correr el riesgo de quedar incomunicado por redes sociales. Intriga un poco qué piensa decir en los próximos procesos electorales. Rechazó tajantemente el mandato del INE por cancelar las mañaneras. Arguye se le censura y se le impide comunicarse con el pueblo en épocas de crisis.

A nadie le conviene que el árbitro electoral sea deslegitimado porque los procesos no podrían realizarse con certeza y legalidad. La independencia del órgano autónomo es condición indispensable para que funcione la democracia mexicana. No es un problema de dinero, ni de falta de neutralidad, es obligación del INE el cumplimiento de la norma constitucional. El artículo 134 es claro: “Los servidores públicos de la Federación, los estados y los municipios, así como la Cd. de México y sus alcaldías”, tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos.

AMLO se ha posicionado con la “mañanera”, la usa para atacar a empresarios, partidos políticos, periodistas, coaliciones electorales, organizaciones civiles, para hablar de Morena y sus conflictos, entre otros temas. De ahí la reflexión del INE.

No se trata de un acto de censura, ni de coartar la libertad de expresión, se busca la imparcialidad de autoridades en la contienda electoral, propuesta en la cual insistió el propio AMLO cuando estaba en la oposición. Este tema y la autonomía del órgano electoral fueron banderas para las reformas políticas en un largo proceso de acuerdos.

Sin duda existe una preocupación sobre el control de las redes por los dueños de las plataformas, vieja discusión, que incita a legislar en la materia, pero como se compromete la libertad de expresión al explorar los medios, no se ha avanzado ni en México, ni en otros países. Son los contratos con las empresas las que regulan el uso de las redes y ahí se establecen reglas.

AMLO dijo que llevará el tema al G-20, sin duda es un asunto de interés internacional. Pero el problema es la credibilidad del Presidente en ese ámbito. La falta de reconocimiento del triunfo de Joe Biden, el rezo de las estampitas para frenar el Covid, la falta de cumplimiento de contratos internacionales y la reciente carta de EEUU sobre energías limpias y la violación al T-MEC, la adjudicación directa de contratos, la falta de transparencia, minan su posición.

Los desafíos que enfrentará Joe Biden este 2021, dice Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos, son “endiablados” y como bien lo sabemos, repercuten retos y respuestas, en prácticamente todo el mundo.

En México no sólo nos afecta lo que vaya a hacer Biden en asuntos globales, como el cambio climático, bien dijo el secretario Herrera de Hacienda que “la recuperación económica de México está ligada a la de Estados Unidos” y ésta dependerá de varios asuntos domésticos a cual más de difícil.

A nadie le conviene que el árbitro electoral sea deslegitimado porque los procesos no podrían realizarse con certeza y legalidad. La independencia del órgano autónomo es condición indispensable para que funcione la democracia mexicana. No es un problema de dinero, ni de falta de neutralidad, es obligación del INE el cumplimiento de la norma constitucional.