/ lunes 24 de junio de 2019

Variables educativas

Hacer llegar el conocimiento hasta el último rincón de la geografía del país, no sólo es un reto de variables impredecibles, además se constituye como el único garante social de cambios y estabilidades públicas.

Hace unas cuantas décadas, cuando la población de México oscilaba entre los 80 a 85 millones de habitantes, algunos expertos y políticos (vaticinaron) que sobrepasando los 100 millones de mexicanos acreditados, sería imposible gobernar al país; hoy y en poco tiempo llegaremos a ser 130 millones de habitantes con personalidad legal de ciudadanos.

El sentido que tome nuestro enorme sistema educativo y sus variables es imprescindible, ya que las nuevas tecnologías crean híbridos educativos, ni humanistas ni máquinas, sólo una creación intermedia entre el homo sapiens y el homo ciberneticus. Educar en la variabilidad es hacerlo en pro de la libertad, y sin creer en lo absoluto que siendo educador se podrá alcanzar una posición de millonario; el educador consciente vive en la medianía presupuestal, en la austeridad republicana.

El exceso de libertinaje político-sindical se transfiere en una disgregación (disolución) y falta de poder negociador del gremio magisterial; el sindicalismo multiplicador sólo es divisor y en el extremo destructor.

Se educa desde la familia, propiciadora de actitudes, valores o antivalores, avances o retrocesos; no sólo es la escuela y los catedráticos, también lo es la alimentación, la salud pública-asistencial, el apoyo a becarios y más.

Nunca habrá un producto final (terminado) sólo se cumplen ciclos escolares, así hasta egresar del nivel superior correspondiente. Ahí continúa la educación y la práctica, la especialidad para otros tantos, y la migración hacia otros países buscando oportunidades y mayor expansión; muchos técnicos de nivel superior (ingenieros) mexicanos son contratados en EU, Canadá u otros países, y su segundo requisito es hablar inglés. México produce jóvenes brillantes y emprendedores, y ahora que la juventud no quiere colocar sus expectativas en la política, sino mejor en la productividad (es cuando) se posibilita dar un salto cuántico rumbo al desarrollo científico e industrial.

Ahora es el tiempo de incluir, de dar oportunidad laboral, por modesto que resulte el primer empleo en un país sobrepoblado. Retomando la realidad social del pueblo, y sus necesidades básicas de desarrollo; evitando tanto pragmatismo desdeñante.

Hacer llegar el conocimiento hasta el último rincón de la geografía del país, no sólo es un reto de variables impredecibles, además se constituye como el único garante social de cambios y estabilidades públicas.

Hace unas cuantas décadas, cuando la población de México oscilaba entre los 80 a 85 millones de habitantes, algunos expertos y políticos (vaticinaron) que sobrepasando los 100 millones de mexicanos acreditados, sería imposible gobernar al país; hoy y en poco tiempo llegaremos a ser 130 millones de habitantes con personalidad legal de ciudadanos.

El sentido que tome nuestro enorme sistema educativo y sus variables es imprescindible, ya que las nuevas tecnologías crean híbridos educativos, ni humanistas ni máquinas, sólo una creación intermedia entre el homo sapiens y el homo ciberneticus. Educar en la variabilidad es hacerlo en pro de la libertad, y sin creer en lo absoluto que siendo educador se podrá alcanzar una posición de millonario; el educador consciente vive en la medianía presupuestal, en la austeridad republicana.

El exceso de libertinaje político-sindical se transfiere en una disgregación (disolución) y falta de poder negociador del gremio magisterial; el sindicalismo multiplicador sólo es divisor y en el extremo destructor.

Se educa desde la familia, propiciadora de actitudes, valores o antivalores, avances o retrocesos; no sólo es la escuela y los catedráticos, también lo es la alimentación, la salud pública-asistencial, el apoyo a becarios y más.

Nunca habrá un producto final (terminado) sólo se cumplen ciclos escolares, así hasta egresar del nivel superior correspondiente. Ahí continúa la educación y la práctica, la especialidad para otros tantos, y la migración hacia otros países buscando oportunidades y mayor expansión; muchos técnicos de nivel superior (ingenieros) mexicanos son contratados en EU, Canadá u otros países, y su segundo requisito es hablar inglés. México produce jóvenes brillantes y emprendedores, y ahora que la juventud no quiere colocar sus expectativas en la política, sino mejor en la productividad (es cuando) se posibilita dar un salto cuántico rumbo al desarrollo científico e industrial.

Ahora es el tiempo de incluir, de dar oportunidad laboral, por modesto que resulte el primer empleo en un país sobrepoblado. Retomando la realidad social del pueblo, y sus necesidades básicas de desarrollo; evitando tanto pragmatismo desdeñante.