/ jueves 17 de enero de 2019

Veracruz: 20 años de huachicol

Fue en el sexenio del ex gobernador priista Miguel Alemán Velasco (1998-2004) que en Veracruz comenzó y cobró auge el robo y la venta clandestina de gasolina.

Y es que ahora que el ex presidente Vicente Fox le exigió al mandatario Andrés Manuel López Obrador que presente pruebas de que en su sexenio (2000-2006) solapó a grupos criminales denominados “huachicoleros”, ha resurgido la historia del “empresario” veracruzano Martín Rojas López, quien de ser un modesto chofer pasó a convertirse, entre 1999 y 2005, en el zar del robo de combustible a Pemex, cuyas pérdidas en el nivel nacional por este delito durante dicho lapso impactaron a la Secretaría de Hacienda, calculándose la evasión de impuestos en más de 27 mil millones de dólares.

En menos de seis años, Rojas amasó una inmensa fortuna. Le detectaron depósitos clandestinos en los estados de Veracruz, Hidalgo, Querétaro, Puebla y Tamaulipas. Constituyó también varias empresas, entre ellas Aditivos y Combustibles S.A. (ACISA) y Energéticos Alternos del Norte que utilizaba para almacenar gasolina robada, la que adulteraba con sustancias tóxicas. Poseía 40 gasolinerías, empresas de transporte, pavimentadoras, farmacias, hoteles y hasta casas para vestir novias.

Esta información era publicada frecuentemente por el diario La Opinión de Poza Rica, cuyo director Raúl Gibb fue ejecutado de 13 balazos la noche del 8 de abril de 2005 durante una emboscada cuando arribaba a su residencia. El crimen ocurrió un año después de que emisarios de Rojas visitaron al editor en las instalaciones del periódico pozarricense para ofrecerle compartir ganancias por el robo de gasolina a Pemex a cambio de que dejara de publicar la serie de reportajes sobre el jugoso negocio ilícito.

Gibb rechazó la propuesta de los enviados de Rojas, a los que corrió de su oficina.

Tras el atentado, el diario Crónica, de la Ciudad de México, dio a conocer el 24 de abril de 2005 parte de un informe de la PGR que señalaba a Rojas como el principal sospechoso del homicidio de Gibb, cuyo crimen jamás fue esclarecido pese a que su gran amigo Miguel Ángel Yunes Linares, con quien frecuentemente navegaba en altamar, era, en ese entonces, subsecretario de Seguridad Pública Federal con el presidente Fox.

Después del sexenio de Alemán Velasco, el robo de combustible continuó en Veracruz con los ex gobernadores Fidel Herrera –cuyos aliados políticos fueron los principales empresarios gasolineros–, Javier Duarte y Yunes Linares, quien poseía expendios de gasolina. En 2018, el último año de la corta administración panista, Pemex reportó pérdidas en el país por 66 mil 300 millones de pesos, buena parte generada en nuestra entidad.

Fue en el sexenio del ex gobernador priista Miguel Alemán Velasco (1998-2004) que en Veracruz comenzó y cobró auge el robo y la venta clandestina de gasolina.

Y es que ahora que el ex presidente Vicente Fox le exigió al mandatario Andrés Manuel López Obrador que presente pruebas de que en su sexenio (2000-2006) solapó a grupos criminales denominados “huachicoleros”, ha resurgido la historia del “empresario” veracruzano Martín Rojas López, quien de ser un modesto chofer pasó a convertirse, entre 1999 y 2005, en el zar del robo de combustible a Pemex, cuyas pérdidas en el nivel nacional por este delito durante dicho lapso impactaron a la Secretaría de Hacienda, calculándose la evasión de impuestos en más de 27 mil millones de dólares.

En menos de seis años, Rojas amasó una inmensa fortuna. Le detectaron depósitos clandestinos en los estados de Veracruz, Hidalgo, Querétaro, Puebla y Tamaulipas. Constituyó también varias empresas, entre ellas Aditivos y Combustibles S.A. (ACISA) y Energéticos Alternos del Norte que utilizaba para almacenar gasolina robada, la que adulteraba con sustancias tóxicas. Poseía 40 gasolinerías, empresas de transporte, pavimentadoras, farmacias, hoteles y hasta casas para vestir novias.

Esta información era publicada frecuentemente por el diario La Opinión de Poza Rica, cuyo director Raúl Gibb fue ejecutado de 13 balazos la noche del 8 de abril de 2005 durante una emboscada cuando arribaba a su residencia. El crimen ocurrió un año después de que emisarios de Rojas visitaron al editor en las instalaciones del periódico pozarricense para ofrecerle compartir ganancias por el robo de gasolina a Pemex a cambio de que dejara de publicar la serie de reportajes sobre el jugoso negocio ilícito.

Gibb rechazó la propuesta de los enviados de Rojas, a los que corrió de su oficina.

Tras el atentado, el diario Crónica, de la Ciudad de México, dio a conocer el 24 de abril de 2005 parte de un informe de la PGR que señalaba a Rojas como el principal sospechoso del homicidio de Gibb, cuyo crimen jamás fue esclarecido pese a que su gran amigo Miguel Ángel Yunes Linares, con quien frecuentemente navegaba en altamar, era, en ese entonces, subsecretario de Seguridad Pública Federal con el presidente Fox.

Después del sexenio de Alemán Velasco, el robo de combustible continuó en Veracruz con los ex gobernadores Fidel Herrera –cuyos aliados políticos fueron los principales empresarios gasolineros–, Javier Duarte y Yunes Linares, quien poseía expendios de gasolina. En 2018, el último año de la corta administración panista, Pemex reportó pérdidas en el país por 66 mil 300 millones de pesos, buena parte generada en nuestra entidad.

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