/ sábado 25 de noviembre de 2017

Veracruz: competitividad (sectores de la economía)

En las cuatro últimas colaboraciones se analizaron los sectores que componen la economía del estado de Veracruz. El sector primario, que está integrado por las actividades de la agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza. Como ya se dijo, por decisión del gobierno neoliberal del expresidente Salinas (1988-1994) se convirtió en el patito feo del gobierno federal, el cual liquidó casi la totalidad de apoyos que recibían los que se dedicaban a esta noble labor, con el agravante de que a partir del año 1999, las últimas tres administraciones del gobierno del estado (Alemán, Fidel y Duarte) se dedicaron a malversar el exiguo recurso que la Federación etiquetaba para su sobrevivencia; son una vergüenza.

Es de dominio público que la principal razón de este desaguisado fue la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que fue firmado a finales del año 1992, para entrar en vigor a partir de 1994. Las ganadores fueron las corporaciones agroindustriales y uniones de granjeros del vecino país, altamente subsidiadas por su gobierno. Entre otros efectos, México se convirtió en dependiente de las importaciones de alimentos (maíz, sorgo y arroz, entre otros). Ahora se repite la misma historia 23 años después: junto con el gobierno federal, la iniciativa privada en la renegociación del TLCAN está representada por 24 presidentes y directores de diversos organismos de alto calibre (empresarios, asesores, banqueros y líderes empresariales). Pues de todos ellos, hay un solo empresario que defiende al sector en comento: Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA-Monsanto), este personaje sólo se dedicará a defender a los grandes corporativos agropecuarios nacionales. Por lo tanto, la clase campesina veracruzana seguirá en el abandono federal; para variar no hay apoyos de origen estatal, con el agravante de que la población sobrante del campo no tiene una válvula de escape en la actualidad: la migración a Estados Unidos de América (USA, por sus siglas en inglés)., ahora es muy difícil y con alto costo. En las ciudades y en otros estados no hay oportunidades decentes de trabajo. Existe mano de obra disponible para el crimen organizado.

En cuanto al sector secundario, mejor conocido por industrial, como ya se dijo, no somos competitivos, basta decir que no tenemos vías de comunicación de primer mundo para la frontera con USA, principal país receptor de nuestras exportaciones, donde las entidades federativas del altiplano y norte son las principales beneficiarias del TLCAN, su economía ha crecido al doble que el estado. Para completar el cuadro, Veracruz. En los últimos cinco años el valor real de su producción experimenta una caída pronunciada (2013-2017). La minería observa un derrumbe total, con el inconveniente de que junto con industria eléctrica sus empleos generados proporcionan prestaciones sociales a sus trabajadores (ENOE tercer trimestre del 2017) de 96%. Quiere decir que las plazas que se están perdiendo en estas actividades son los mejores, en cuanto a salarios y derechos laborales. Las manufactureras y construcción, sólo proporcionan prestaciones a sus empleados aproximadamente en 41% y 18% respectivamente. Por cierto, el único empresario que defiende los intereses de Veracruz en las renegociaciones del TLCAN es Guillermo Vogel, de Tenaris Tamsa, empresa que recientemente enfrenta problemas sindicales-electorales, situación totalmente absurda.

Por último, tenemos al sector terciario (comercio y servicios), actividad que más peso tiene en la economía veracruzana, representa el 57.7% del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE), el cual está afectado por el clima de inseguridad, que se recrudeció en el presente. Podemos concluir que el año 2017 representa la tormenta perfecta: falta de obra pública estatal, política económica federal equivocada, atraso en la competitividad de Veracruz y un azote galopante del crimen organizado. La inseguridad y la economía serán el tema electoral para el 2018.

En las cuatro últimas colaboraciones se analizaron los sectores que componen la economía del estado de Veracruz. El sector primario, que está integrado por las actividades de la agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza. Como ya se dijo, por decisión del gobierno neoliberal del expresidente Salinas (1988-1994) se convirtió en el patito feo del gobierno federal, el cual liquidó casi la totalidad de apoyos que recibían los que se dedicaban a esta noble labor, con el agravante de que a partir del año 1999, las últimas tres administraciones del gobierno del estado (Alemán, Fidel y Duarte) se dedicaron a malversar el exiguo recurso que la Federación etiquetaba para su sobrevivencia; son una vergüenza.

Es de dominio público que la principal razón de este desaguisado fue la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que fue firmado a finales del año 1992, para entrar en vigor a partir de 1994. Las ganadores fueron las corporaciones agroindustriales y uniones de granjeros del vecino país, altamente subsidiadas por su gobierno. Entre otros efectos, México se convirtió en dependiente de las importaciones de alimentos (maíz, sorgo y arroz, entre otros). Ahora se repite la misma historia 23 años después: junto con el gobierno federal, la iniciativa privada en la renegociación del TLCAN está representada por 24 presidentes y directores de diversos organismos de alto calibre (empresarios, asesores, banqueros y líderes empresariales). Pues de todos ellos, hay un solo empresario que defiende al sector en comento: Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA-Monsanto), este personaje sólo se dedicará a defender a los grandes corporativos agropecuarios nacionales. Por lo tanto, la clase campesina veracruzana seguirá en el abandono federal; para variar no hay apoyos de origen estatal, con el agravante de que la población sobrante del campo no tiene una válvula de escape en la actualidad: la migración a Estados Unidos de América (USA, por sus siglas en inglés)., ahora es muy difícil y con alto costo. En las ciudades y en otros estados no hay oportunidades decentes de trabajo. Existe mano de obra disponible para el crimen organizado.

En cuanto al sector secundario, mejor conocido por industrial, como ya se dijo, no somos competitivos, basta decir que no tenemos vías de comunicación de primer mundo para la frontera con USA, principal país receptor de nuestras exportaciones, donde las entidades federativas del altiplano y norte son las principales beneficiarias del TLCAN, su economía ha crecido al doble que el estado. Para completar el cuadro, Veracruz. En los últimos cinco años el valor real de su producción experimenta una caída pronunciada (2013-2017). La minería observa un derrumbe total, con el inconveniente de que junto con industria eléctrica sus empleos generados proporcionan prestaciones sociales a sus trabajadores (ENOE tercer trimestre del 2017) de 96%. Quiere decir que las plazas que se están perdiendo en estas actividades son los mejores, en cuanto a salarios y derechos laborales. Las manufactureras y construcción, sólo proporcionan prestaciones a sus empleados aproximadamente en 41% y 18% respectivamente. Por cierto, el único empresario que defiende los intereses de Veracruz en las renegociaciones del TLCAN es Guillermo Vogel, de Tenaris Tamsa, empresa que recientemente enfrenta problemas sindicales-electorales, situación totalmente absurda.

Por último, tenemos al sector terciario (comercio y servicios), actividad que más peso tiene en la economía veracruzana, representa el 57.7% del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE), el cual está afectado por el clima de inseguridad, que se recrudeció en el presente. Podemos concluir que el año 2017 representa la tormenta perfecta: falta de obra pública estatal, política económica federal equivocada, atraso en la competitividad de Veracruz y un azote galopante del crimen organizado. La inseguridad y la economía serán el tema electoral para el 2018.